Reportaje: Castigo para un verdugo de película
- por © Alberto Duque-NOTICINE.com
18-XII-03
Es como si la película fuera puesta al revés. Primeros años 80. Estamos en La Habana durante el festival de cine en la gigantesca sala del teatro Karl Marx. Al lado de Fidel Castro, Alfredo Guevara, Gabriel García Márquez, Miguel Littin y otros notables, se encuentran dos ancianos tímidos que apenas responden a la ovación cerrada y calurosa que miles de asistentes les brindamos. Son los padres del periodista y documentalista norteamericano Charles Horman, asesinado por los militares chilenos golpistas en septiembre de 1973 sin motivo aparente. Su historia, convertida en película emocionante por el director Costa-Gavras, es uno de los elementos principales durante ese festival. Jack Lemmon, ganador en Cannes, lo mismo que la película, por interpretar al padre que llega a Santiago a seguir el rastro de las últimas horas de su hijo rebelde, también se encuentra en la sala.
La escena es insoportable. No es fácil contemplar a los padres del muchacho apresado, torturado y desaparecido, temblando de emoción porque la película "Missing" acaba de ser proyectada. Es una versión rabiosa del libro de Thomas Hauser quien, con la colaboración de la viuda (interpretada en la película por Sissy Spacek), reconstruye los sueños de una pareja de jóvenes informales que buscaban organizar su hogar en Santiago, al amparo de un mejor clima político y social, sueños destrozados por un oficial de inteligencia chileno.
La película puesta al revés, más de 20 años años después. Ese personaje, el coronel Rafael González, de 64 años, acaba de ser arrestado hace unos dias por órdenes del juez Jorge Cepeda quien, a tres décadas de la muerte del periodista, anunció que otros implicados serán detenidos en los pròximos días.
El itinerario de muerte ha sido reconstruido en todas las formas, analizado y repasado hasta concluir que el muchacho fue capturado por una patrulla miltar el 17 de septiembre de 1973, seis días después del sangriento derrocamiento del presidente Salvador Allende. Le llevaron al estadio de fútbol convertido en campo de concentración. Le interrogaron. Le torturaron. Le obligaron a decir lo que no era cierto. Algunos de sus compañeros de desgracia le contarían después al padre, la esposa y los funcionarios de la embajada americana, que lo oyeron gritar de dolor. Después, se lo llevaron a las instalaciones del servicio de inteligencia militar donde le ejecutaron. Su cuerpo, irreconocible, fue encontrado después en una funeraria.
Durante todos estos treinta años, Joyce, la viuda de Horman, no ha descansado. Con los servicios del abogado Sergio Corvalán quien representa a los familiares de otros desaparecidos, pudo establecer que el arresto y asesinato del periodista fueron conocidos de cerca por el secretario de estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, quien ha sido interrogado en distintas ocasiones sobre este y otros casos.
El arresto del coronel González es significativo pero para los familiares y el abogado lo más desagradable ha sido comprobar que la muerte del periodista pudo ser evitada si los funcionarios de la embajada americana, enterados de su arresto, como lo muestran el libro y la película, hubieran actuado con diligencia. Su negligencia en ese y otros casos tuvo efectos desastrosos. Tanto los funcionarios chilenos como los norteamericanos de entonces, detestaban a Horman por los informes periodísticos que enviaba desde Santiago, especialmente los que relacionaban a Washington con una conjura para derrocar a Allende y la presunta participación de ese gobierno en el asesinato de René Schneider, jefe del ejército chileno y simpatizante de Allende.
Mientras la investigación cobra así otro aire, queda la imagen de Jack Lemmon, mesurado, maniático y obsesivo, convertido en un personaje doloroso que pelea con la burocracia diplomática y militar, desconfìa de la nuera con su falda larga, sus sandalias, su pelo sin lavar y su aire de hippie pero a poco a poco, el amor de la muchacha por el marido desaparecido le convencen y enternecen. La película puede mirarse de nuevo y sigue fresca y actual, sobre todo por el personaje del padre, creyente de la Cienciología, quien poco a poco, enfrentado a la realidad brutal del Chile de entonces, despierta y descubre todas las mentiras que le rodean.
"Missing" es una de las mejores películas de Costa-Gavras, drama político contado como una historia de suspenso, sin excesiva demagogia y permitièndose una escena antológica: en la madrugada, cuando la muchacha sorprendida por el toque de queda, en medio de la niebla y los disparos lejanos, contempla la figura de ese caballo blanco que corre por las avenidas de Santiago, perseguido por los soldados del régimen. Aunque la película tuvo que ser filmada en Ciudad de México, la atmósfera de la capital chilena es evidente. El director había filmado "Estado de Sitio" en sus calles, durante el gobierno de Allende.
Es como si la película fuera puesta al revés. Primeros años 80. Estamos en La Habana durante el festival de cine en la gigantesca sala del teatro Karl Marx. Al lado de Fidel Castro, Alfredo Guevara, Gabriel García Márquez, Miguel Littin y otros notables, se encuentran dos ancianos tímidos que apenas responden a la ovación cerrada y calurosa que miles de asistentes les brindamos. Son los padres del periodista y documentalista norteamericano Charles Horman, asesinado por los militares chilenos golpistas en septiembre de 1973 sin motivo aparente. Su historia, convertida en película emocionante por el director Costa-Gavras, es uno de los elementos principales durante ese festival. Jack Lemmon, ganador en Cannes, lo mismo que la película, por interpretar al padre que llega a Santiago a seguir el rastro de las últimas horas de su hijo rebelde, también se encuentra en la sala.
La escena es insoportable. No es fácil contemplar a los padres del muchacho apresado, torturado y desaparecido, temblando de emoción porque la película "Missing" acaba de ser proyectada. Es una versión rabiosa del libro de Thomas Hauser quien, con la colaboración de la viuda (interpretada en la película por Sissy Spacek), reconstruye los sueños de una pareja de jóvenes informales que buscaban organizar su hogar en Santiago, al amparo de un mejor clima político y social, sueños destrozados por un oficial de inteligencia chileno.
La película puesta al revés, más de 20 años años después. Ese personaje, el coronel Rafael González, de 64 años, acaba de ser arrestado hace unos dias por órdenes del juez Jorge Cepeda quien, a tres décadas de la muerte del periodista, anunció que otros implicados serán detenidos en los pròximos días.
El itinerario de muerte ha sido reconstruido en todas las formas, analizado y repasado hasta concluir que el muchacho fue capturado por una patrulla miltar el 17 de septiembre de 1973, seis días después del sangriento derrocamiento del presidente Salvador Allende. Le llevaron al estadio de fútbol convertido en campo de concentración. Le interrogaron. Le torturaron. Le obligaron a decir lo que no era cierto. Algunos de sus compañeros de desgracia le contarían después al padre, la esposa y los funcionarios de la embajada americana, que lo oyeron gritar de dolor. Después, se lo llevaron a las instalaciones del servicio de inteligencia militar donde le ejecutaron. Su cuerpo, irreconocible, fue encontrado después en una funeraria.
Durante todos estos treinta años, Joyce, la viuda de Horman, no ha descansado. Con los servicios del abogado Sergio Corvalán quien representa a los familiares de otros desaparecidos, pudo establecer que el arresto y asesinato del periodista fueron conocidos de cerca por el secretario de estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, quien ha sido interrogado en distintas ocasiones sobre este y otros casos.
El arresto del coronel González es significativo pero para los familiares y el abogado lo más desagradable ha sido comprobar que la muerte del periodista pudo ser evitada si los funcionarios de la embajada americana, enterados de su arresto, como lo muestran el libro y la película, hubieran actuado con diligencia. Su negligencia en ese y otros casos tuvo efectos desastrosos. Tanto los funcionarios chilenos como los norteamericanos de entonces, detestaban a Horman por los informes periodísticos que enviaba desde Santiago, especialmente los que relacionaban a Washington con una conjura para derrocar a Allende y la presunta participación de ese gobierno en el asesinato de René Schneider, jefe del ejército chileno y simpatizante de Allende.
Mientras la investigación cobra así otro aire, queda la imagen de Jack Lemmon, mesurado, maniático y obsesivo, convertido en un personaje doloroso que pelea con la burocracia diplomática y militar, desconfìa de la nuera con su falda larga, sus sandalias, su pelo sin lavar y su aire de hippie pero a poco a poco, el amor de la muchacha por el marido desaparecido le convencen y enternecen. La película puede mirarse de nuevo y sigue fresca y actual, sobre todo por el personaje del padre, creyente de la Cienciología, quien poco a poco, enfrentado a la realidad brutal del Chile de entonces, despierta y descubre todas las mentiras que le rodean.
"Missing" es una de las mejores películas de Costa-Gavras, drama político contado como una historia de suspenso, sin excesiva demagogia y permitièndose una escena antológica: en la madrugada, cuando la muchacha sorprendida por el toque de queda, en medio de la niebla y los disparos lejanos, contempla la figura de ese caballo blanco que corre por las avenidas de Santiago, perseguido por los soldados del régimen. Aunque la película tuvo que ser filmada en Ciudad de México, la atmósfera de la capital chilena es evidente. El director había filmado "Estado de Sitio" en sus calles, durante el gobierno de Allende.