OPINION ARIELES: Una gala sosa para una Academia surrealista

por © Perla Ciuk (México)-NOTICINE.com
Lupita Tovar
Lupita Tovar
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El gran escenario del teatro mexicano de Bellas Artes, lució austero, oscuro y deslavado en una ceremonia que se caracterizó por la falta de imaginación y creatividad del director teatral y escenógrafo Philippe Amand, quien de acuerdo al financiamiento otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, A.C., se mostró corto de ideas.

La surrealista "Nueva Academia", constituida desde 1998 por 16 miembros activos, este año aumentó a la fabulosa cantidad de 23 integrantes, de cuya decisión dependen las nominaciones y por supuesto los ganadores. Conducida por la "rococonovia" de México, la actriz y cantante, Angélica María y el actor Fernando Luján ("El coronel no tiene quien le escriba").

La participación femenina en el cine nacional fue el tema que enmarcó la entrega de premios, en la que entre terna y terna, se incluyeron aburridas y largas ediciones de las mujeres que hicieron, hacen y harán nuestro cine, imágenes en las que desfilaron actrices, directoras, editoras, maquillistas, asistentes, productoras, en fin: todas. En cada segmento daba lo mismo si la secuencia era dramática o chusca, ya que la música o canción de fondo, siempre amelcochada o en la voz de Agustín Lara, se aplicó al parejo, restando impacto a las divas en pantalla.

El Ariel de Oro se otorgó a Lupita Tovar, actriz de la segunda versión de "Santa", cinta sonora, dirigida en 1931 por Antonio Moreno; por el lado masculino lo recibió el gran cineasta Rubén Gámez, realizador de la innovadora cinta "La fórmula secreta" ganadora del primer lugar en el I Concurso de Cine Experimental, en 1964, film cuyas impactantes imágenes, verdaderamente innovadoras y contundentes, proyectadas en el bello recinto, resultaron, sin duda, el momento más emotivo de la noche.