Crítica: "Tierra firme", después de la tempestad…
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Por Eduardo Larrocha
Carlos Marques-Marcet, el director de "10.000 Km" (2014) construye su segundo largometraje a partir de un relato de Matilde Asensi, el primero de la trilogía "La vida extraordinaria". Los dos protagonistas de aquella opera prima vuelven a primer plano en "Tierra Firme / Anchor and Hope" (2017).
Puede que el espectador no sienta empatía desde el principio con los personajes de Eva, Kat y Roger. Según va discurriendo la aventura emocional y gracias al relato intimista se produce la comprensión hacia estos jóvenes "milenials" a los que dan vida Oona Chaplin, Natalia Tena y David Verdaguer. A ellos se une en varias secuencias, narrativamente no irrelevantes, Geraldine Chaplin, madre de Oona en la realidad, y también de Eva en "Tierra Firme". Hay complicidad en los vértices del triángulo que conforman la pareja lésbica y Roger, el amigo español que viaja de Barcelona a un Londres de aguas turbulentas, aunque de apariencia tranquila.
"Tierra Firme" cuenta la historia de una pareja de chicas que en un punto de su relación debe afrontar el deseo de una de ellas de ser madre. Tras presentar sus relaciones casi ingenuas de amor y amistad, la maternidad se convierte en el nudo gordiano del que se deriva el conflicto y la posibilidad de crecer. Viven en un barco anclado en muelles fluviales que se desplaza de vez en cuando por los canales del Támesis. La fotografía es tan entrañable como llegan a ser los personajes de "Tierra Firme". De nuevo el director se acerca al planeta de los jóvenes que, obligados o no por su situación económica, se plantean vivir su vida fuera de España y entran en contacto con otras realidades. Recordamos que en "10.000 Km" el problema lo plantea la distancia, ya que él se queda a vivir en Barcelona, mientras ella se instala en Los Ángeles.
Por su encanto y planteamiento más recuerda "Tierra Firme / Anchor and Hope" a la muy lejana en el tiempo "Por quoi pas?" (1977) -aquella encantadora historia de amor de Coline Serrau- que a la más reciente "La Vie d’Adèle" (2013), de Abdellatif Kechiche, que entraba de lleno y explícitamente en el entorno de las relaciones lésbicas.
"Tierra Firme" se ha estrenado este mes de Noviembre en el Festival de cine europeo de Sevilla con buena acogida de crítica y público y ahora llega a las salas comerciales para disfrute de un público que busque emociones intensas y a la vez sencillas. La versión original es en inglés y español, bilingüe como sus personajes.
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Carlos Marques-Marcet, el director de "10.000 Km" (2014) construye su segundo largometraje a partir de un relato de Matilde Asensi, el primero de la trilogía "La vida extraordinaria". Los dos protagonistas de aquella opera prima vuelven a primer plano en "Tierra Firme / Anchor and Hope" (2017).
Puede que el espectador no sienta empatía desde el principio con los personajes de Eva, Kat y Roger. Según va discurriendo la aventura emocional y gracias al relato intimista se produce la comprensión hacia estos jóvenes "milenials" a los que dan vida Oona Chaplin, Natalia Tena y David Verdaguer. A ellos se une en varias secuencias, narrativamente no irrelevantes, Geraldine Chaplin, madre de Oona en la realidad, y también de Eva en "Tierra Firme". Hay complicidad en los vértices del triángulo que conforman la pareja lésbica y Roger, el amigo español que viaja de Barcelona a un Londres de aguas turbulentas, aunque de apariencia tranquila.
"Tierra Firme" cuenta la historia de una pareja de chicas que en un punto de su relación debe afrontar el deseo de una de ellas de ser madre. Tras presentar sus relaciones casi ingenuas de amor y amistad, la maternidad se convierte en el nudo gordiano del que se deriva el conflicto y la posibilidad de crecer. Viven en un barco anclado en muelles fluviales que se desplaza de vez en cuando por los canales del Támesis. La fotografía es tan entrañable como llegan a ser los personajes de "Tierra Firme". De nuevo el director se acerca al planeta de los jóvenes que, obligados o no por su situación económica, se plantean vivir su vida fuera de España y entran en contacto con otras realidades. Recordamos que en "10.000 Km" el problema lo plantea la distancia, ya que él se queda a vivir en Barcelona, mientras ella se instala en Los Ángeles.
Por su encanto y planteamiento más recuerda "Tierra Firme / Anchor and Hope" a la muy lejana en el tiempo "Por quoi pas?" (1977) -aquella encantadora historia de amor de Coline Serrau- que a la más reciente "La Vie d’Adèle" (2013), de Abdellatif Kechiche, que entraba de lleno y explícitamente en el entorno de las relaciones lésbicas.
"Tierra Firme" se ha estrenado este mes de Noviembre en el Festival de cine europeo de Sevilla con buena acogida de crítica y público y ahora llega a las salas comerciales para disfrute de un público que busque emociones intensas y a la vez sencillas. La versión original es en inglés y español, bilingüe como sus personajes.
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