“Zapata”: Una “Matriz” a la mexicana, con tintes esotéricos
- por © Víctor Uribe-NOTICINE.com
30-IV-04
Después de varios retrasos (algo que presagiaba lo que nos esperaba) finalmente se estrenó este viernes en México “Zapata”, la novena cinta dirigida por Alfonso Arau, cuya gestación le tomó siete años a su creador. Bajo la distribución de Videocine, ha llegado con 430 copias que se exhibirán en 650 salas en toda la República. Antes del estreno comercial ya se ganado los comentarios negativos no sólo de la prensa especializada, sino también de algunos espectadores que la vieron en el Auditorio Nacional.
Entre otras cosas se ha criticado por las licencias históricas en el guión. El actor y cineasta se defiende diciendo que no es un historiador sino un contador de historias. “Mucha gente aquí en México espera que esta película sea un documental histórico, o una telenovela histórica como “El carruaje” o “Senda de gloria”; y luego define a su película como “una fábula, una metáfora, no tiene porque ser exacta con la historia. Más que la exactitud a mí me preocupa la verosimilitud de la fábula”.
En una de las declaraciones que ocuparon diversos espacios en los medios comunicación, Arau confiesa: “Es verdad que de alguna manera hemos violado la historia oficial, yo digo ok, la violé pero hice un hijo muy bonito”. La premisa de la cinta propone que Emiliano Zapata es una reencarnación del dios Quetzatcóalt y de Cuauhtémoc. Bajo el supuesto realismo mágico y las realidades paralelas pone al héroe revolucionario como un hombre predestinado a defender a su pueblo.
El cineasta hace una de tantas defensas sobre su obra. En este caso cuenta que durante sus investigaciones los chamanes de Morelos le dijeron que Zapata no fue simplemente un líder revolucionario. Por cierto, Arturo Beristain no sólo actúa en la película, en los créditos finales aparece como uno de los asesores históricos. Y si bien su trabajo histriónico es uno de los más mesurados del film, también es cierto que en el plano histórico no se nota su asesoría.
UNA TRAGEDIA QUE SE CONFUNDE CON LA COMEDIA
La cinta ha sido definida por su realizador como una obra dramática con una estructura clásica. Su guión fue escrito pensando en la globalización, que mezcla aspectos locales con elementos universales como lo hizo en “Como agua para chocolate”. El problema entonces está en el tratamiento, porque la supuesta tragedia está llena de humor involuntario. Hay secuencias que remiten a Matrix. Ahora Zapata sustituye a Neo y Morpheus es ahora una chamana que desde niño lo adiestra para cumplir con su cometido. La mujer, que también es un nahual (un ser humano capaz de transformarse en animal; hay benéficos y maléficos), le enseña a utilizar sus diferentes poderes como la teletransportación (por desgracia le falla y va a dar a Tulum), así como la telepatía que le permite comunicarse con los animales. Las chamanas tienen el poder de desparecer a su voluntad, con efectos especiales y coreografías dignos de la peor película de serie B. Además de los errores de continuidad, Victoriano Huerta (Jesús Ochoa) nunca envejece por ejemplo, también ocasiona risa la participación de extras de figuras como Ángel Isidoro Rodríguez "El Divino", Jaime Camil padre y Lucero León (madre de Lucero). En otra escena memorable, Zapata canta, quizá aprovechando que Alejandro Fernández se dedica a esa profesión. El resultado recuerda más a Tizoc, aquel personaje indígena interpretado por Pedro Infante. Alejandro Fernández difícilmente ganará el Oso de Plata en Berlín.
EL REPARTO, ¿ACIERTO O EL MEJOR EJEMPLO DEL “MISCAST”?
Desde el rodaje en Apatlaco (Morelos) su director ha justificado la elección del reparto, excepto quizá a Jesús Ochoa o a Jaime Camil, quienes salen mejor librados entre los protagonistas por su previa experiencia. Ya concluida la cinta ha declarado que está satisfecho por la labor de Alejandro Fernández en el estelar. Dice que le dio vida a un Zapata de “carne y hueso” en lugar del héroe acartonado que nos ha presentado la historia oficial. Ha dicho del “Potrillo” (como se conoce al cantante) que es “dedicado”, “obediente”, una “estrella de cine internacional”, entre otros epítetos que ha utilizado para halagarlo. A las actrices Patricia Velásquez y Lucero las ha defendido a capa y espada.
Velásquez, de origen venezolano, “no es mexicana pero sí indígena (etnia Wayu), y los indígenas de todo el continente son lo mismo”, dijo Arau ante la pregunta explicita de porqué no eligió a una actriz mexicana. Por su parte, el papel de Lucero sería interpretado por una actriz española, finalmente la mexicana entró al quite. Por desgracia, pese a su experiencia en cine y televisión, a la actriz se le olvida de pronto el acento, a ratos habla como española y por momentos como ella misma. Su personaje hace un desnudo... aunque en realidad es el cuerpo de otra mujer el que vemos en pantalla. ¡Vaya fiasco!
EL APOYO DE LA PRENSA
El lunes pasado la película tenía anunciada su función de prensa, pero la proyección se postergó casi 24 horas. Arau negó que el cambió estabiera relacionado con la absolución de Ángel Isidoro Díaz “El Divino”, el ex banquero acusado de malos manejos financieros que ejerce como coproductor de la película. El director de “El aguila descalza” y “Como agua para chocolate” argumentó que habían tenido problemas con el subtitulado del náhuatl. Por eso habían tenido que trabajar a marchas forzadas para corregir el problema, aunque se les olvidó componer el desfase en algunos diálogos. Y luego durante la rueda de prensa pidió el apoyo de los periodistas: “La crítica del cine mexicano ha estado siempre divorciada de la industria del cine mexicano. En otras industrias los críticos son parte de la industria. Todos somos parte de la industria”.
De esta forma exhortó a los críticos a apoyar el cine mexicano, o mejor dicho a su película. Porque aunque a ninguno de los columnistas les gustó su trabajo, él se encuentra satisfecho con lo que hizo, incluso resultó “mejor de lo que esperaba, yo soñaba en un sueño muy alto, pero como se dieron las cosas, gracias al equipo que pude reunir, el resultado es mejor de lo que esperaba”.
LA METÁFORA
Otra de las justificaciones de Alfonso Arau es que se trata de una metáfora, por esa razón decidió no utilizar sangre en su cinta; “la cuestión sangrienta en el cine, yo creo es un recurso barato. Además esta es una fábula mística, todo es simbólico. Incluso ustedes habrán observado que este héroe no dispara nunca, ni mata a nadie”. Y por esa misma metáfora utilizó la misma locación, presentando ruinas para representar lugares de gran importancia en la historia nacional. El chiste es que el presupuesto de diez millones de dólares del que dispuso en teoría no se ve por ninguna parte. O tal vez todo se fue en el sueldo de Vittorio Storaro (fotógrafo) y Eugenio Zanetti (diseño de producción), cuyo trabajo pasa desapercibido ante tanta inconsistencia.
En fin, la cinta saldrá a la venta internacional en el mercado del Festival de Cannes y aún no cuenta con distribución en Estados Unidos. Ni siquiera le han otorgado la clasificación en RTC, pero Arau confía que será para todo público.
Después de varios retrasos (algo que presagiaba lo que nos esperaba) finalmente se estrenó este viernes en México “Zapata”, la novena cinta dirigida por Alfonso Arau, cuya gestación le tomó siete años a su creador. Bajo la distribución de Videocine, ha llegado con 430 copias que se exhibirán en 650 salas en toda la República. Antes del estreno comercial ya se ganado los comentarios negativos no sólo de la prensa especializada, sino también de algunos espectadores que la vieron en el Auditorio Nacional.
Entre otras cosas se ha criticado por las licencias históricas en el guión. El actor y cineasta se defiende diciendo que no es un historiador sino un contador de historias. “Mucha gente aquí en México espera que esta película sea un documental histórico, o una telenovela histórica como “El carruaje” o “Senda de gloria”; y luego define a su película como “una fábula, una metáfora, no tiene porque ser exacta con la historia. Más que la exactitud a mí me preocupa la verosimilitud de la fábula”.
En una de las declaraciones que ocuparon diversos espacios en los medios comunicación, Arau confiesa: “Es verdad que de alguna manera hemos violado la historia oficial, yo digo ok, la violé pero hice un hijo muy bonito”. La premisa de la cinta propone que Emiliano Zapata es una reencarnación del dios Quetzatcóalt y de Cuauhtémoc. Bajo el supuesto realismo mágico y las realidades paralelas pone al héroe revolucionario como un hombre predestinado a defender a su pueblo.
El cineasta hace una de tantas defensas sobre su obra. En este caso cuenta que durante sus investigaciones los chamanes de Morelos le dijeron que Zapata no fue simplemente un líder revolucionario. Por cierto, Arturo Beristain no sólo actúa en la película, en los créditos finales aparece como uno de los asesores históricos. Y si bien su trabajo histriónico es uno de los más mesurados del film, también es cierto que en el plano histórico no se nota su asesoría.
UNA TRAGEDIA QUE SE CONFUNDE CON LA COMEDIA
La cinta ha sido definida por su realizador como una obra dramática con una estructura clásica. Su guión fue escrito pensando en la globalización, que mezcla aspectos locales con elementos universales como lo hizo en “Como agua para chocolate”. El problema entonces está en el tratamiento, porque la supuesta tragedia está llena de humor involuntario. Hay secuencias que remiten a Matrix. Ahora Zapata sustituye a Neo y Morpheus es ahora una chamana que desde niño lo adiestra para cumplir con su cometido. La mujer, que también es un nahual (un ser humano capaz de transformarse en animal; hay benéficos y maléficos), le enseña a utilizar sus diferentes poderes como la teletransportación (por desgracia le falla y va a dar a Tulum), así como la telepatía que le permite comunicarse con los animales. Las chamanas tienen el poder de desparecer a su voluntad, con efectos especiales y coreografías dignos de la peor película de serie B. Además de los errores de continuidad, Victoriano Huerta (Jesús Ochoa) nunca envejece por ejemplo, también ocasiona risa la participación de extras de figuras como Ángel Isidoro Rodríguez "El Divino", Jaime Camil padre y Lucero León (madre de Lucero). En otra escena memorable, Zapata canta, quizá aprovechando que Alejandro Fernández se dedica a esa profesión. El resultado recuerda más a Tizoc, aquel personaje indígena interpretado por Pedro Infante. Alejandro Fernández difícilmente ganará el Oso de Plata en Berlín.
EL REPARTO, ¿ACIERTO O EL MEJOR EJEMPLO DEL “MISCAST”?
Desde el rodaje en Apatlaco (Morelos) su director ha justificado la elección del reparto, excepto quizá a Jesús Ochoa o a Jaime Camil, quienes salen mejor librados entre los protagonistas por su previa experiencia. Ya concluida la cinta ha declarado que está satisfecho por la labor de Alejandro Fernández en el estelar. Dice que le dio vida a un Zapata de “carne y hueso” en lugar del héroe acartonado que nos ha presentado la historia oficial. Ha dicho del “Potrillo” (como se conoce al cantante) que es “dedicado”, “obediente”, una “estrella de cine internacional”, entre otros epítetos que ha utilizado para halagarlo. A las actrices Patricia Velásquez y Lucero las ha defendido a capa y espada.
Velásquez, de origen venezolano, “no es mexicana pero sí indígena (etnia Wayu), y los indígenas de todo el continente son lo mismo”, dijo Arau ante la pregunta explicita de porqué no eligió a una actriz mexicana. Por su parte, el papel de Lucero sería interpretado por una actriz española, finalmente la mexicana entró al quite. Por desgracia, pese a su experiencia en cine y televisión, a la actriz se le olvida de pronto el acento, a ratos habla como española y por momentos como ella misma. Su personaje hace un desnudo... aunque en realidad es el cuerpo de otra mujer el que vemos en pantalla. ¡Vaya fiasco!
EL APOYO DE LA PRENSA
El lunes pasado la película tenía anunciada su función de prensa, pero la proyección se postergó casi 24 horas. Arau negó que el cambió estabiera relacionado con la absolución de Ángel Isidoro Díaz “El Divino”, el ex banquero acusado de malos manejos financieros que ejerce como coproductor de la película. El director de “El aguila descalza” y “Como agua para chocolate” argumentó que habían tenido problemas con el subtitulado del náhuatl. Por eso habían tenido que trabajar a marchas forzadas para corregir el problema, aunque se les olvidó componer el desfase en algunos diálogos. Y luego durante la rueda de prensa pidió el apoyo de los periodistas: “La crítica del cine mexicano ha estado siempre divorciada de la industria del cine mexicano. En otras industrias los críticos son parte de la industria. Todos somos parte de la industria”.
De esta forma exhortó a los críticos a apoyar el cine mexicano, o mejor dicho a su película. Porque aunque a ninguno de los columnistas les gustó su trabajo, él se encuentra satisfecho con lo que hizo, incluso resultó “mejor de lo que esperaba, yo soñaba en un sueño muy alto, pero como se dieron las cosas, gracias al equipo que pude reunir, el resultado es mejor de lo que esperaba”.
LA METÁFORA
Otra de las justificaciones de Alfonso Arau es que se trata de una metáfora, por esa razón decidió no utilizar sangre en su cinta; “la cuestión sangrienta en el cine, yo creo es un recurso barato. Además esta es una fábula mística, todo es simbólico. Incluso ustedes habrán observado que este héroe no dispara nunca, ni mata a nadie”. Y por esa misma metáfora utilizó la misma locación, presentando ruinas para representar lugares de gran importancia en la historia nacional. El chiste es que el presupuesto de diez millones de dólares del que dispuso en teoría no se ve por ninguna parte. O tal vez todo se fue en el sueldo de Vittorio Storaro (fotógrafo) y Eugenio Zanetti (diseño de producción), cuyo trabajo pasa desapercibido ante tanta inconsistencia.
En fin, la cinta saldrá a la venta internacional en el mercado del Festival de Cannes y aún no cuenta con distribución en Estados Unidos. Ni siquiera le han otorgado la clasificación en RTC, pero Arau confía que será para todo público.