Colaboración: El 5º Oscar que se le escapó a Guillermo del Toro

por © NOTICINE.com
Guillermo del Toro

Por Sergio Berrocal   

Desde la invención del cine, los actores han sido siempre los protagonistas de todas las películas, empezando por “La salida de la fábrica” de los Hermanos Lumière que causaron sensación cuando los obreros de sus propias fábricas, entre ellos muchas mujeres, salieron casi de estampida de los talleres, creando sensación en los cines de París.

Entonces, en el año1895, ya quedaba claro que sin protagonista o protagonistas una historia de cine no podía ser contada con propiedad. Alguien tenía que dar la cara aunque fuese sin hablar. Y las obreras y obreros de los Hermanos Lumière todavía no habían sido dotados del don de la palabra. Eran actores sin saberlo de alguna forma de agua.

El mexicano Guillermo del Toro arrancó días pasados los dos Oscars más importantes que concede la Academia de Hollywood (dirección y película) más dos secundarios (banda sonora y diseño de producción). Pero le ha faltado el quinto y definitivo, el que se llevó Frances Dormand (mejor actriz) o Gary Oldman (mejor actor).

Porque una película, ya ha quedado demostrado, está atada de pies y manos por la interpretación y en “La forma del agua / The Shape of Water” los dos actores principales son mudos o de un habla ininteligible, Sally Hawkins, que interpreta el papel principal y definitivo de la pobre Elisa Esposito, que parece una huerfanita salida de la pluma de Víctor Hugo, y Doug Jones, la criatura desconocida, mitad pez mitad hombre o algo parecido.

Toda la trama gira alrededor de ellos. La criatura ha sido pescada en una lejana y profunda ciénaga de Brasil por una especie de malévolo agente secreto que la lleva hasta un laboratorio secreto espacial de los Estados Unidos. Es alguien diferente, desconocido, que ni siquiera habla inglés, luego, en principio, un enemigo en potencia, algo o alguien que podría causar problemas al Estado, que en aquel laboratorio siniestro tratan de combatir.

Un emigrante sin tarjeta verde de residencia. Un clandestino que se expresa en algo que nadie entiende.

La criatura llena de escamas emite gruñidos que nadie comprende, que nadie quiere entender porque a nadie interesa. Solo una encargada de la limpieza, Elisa Espósito, otra vagabunda de la sociedad, muda para más inri, se interesa por la criatura, tan aislada en su mundo –está metida en un habitáculo lleno de agua y cargada de cadenas-- pero ella es la única que lo hace, aunque poco a poco ganará a su causa a una compañera, una negra limpiadora, paria como ella, y a un dibujante de talento pero tan raro como la criatura a los ojos de la sociedad que solo le juzga apto a condición de que permanezca en un rincón.

Lisa se enamora de la criatura. La criatura se enamora de Lisa. Ellos son los únicos que se entienden, que se hablan, que se consuelan. Hasta que Lisa decide salvarle antes que los científicos lo abran en canal para saber que tiene dentro de su cuerpo esa especie de pez extraño.

Y toda la película gira alrededor de ellos, en formas de agua que les permiten vivir, amarse, desarrollarse como personas, como amantes.

Elisa es la actriz inglesa Sally Hawkins, una deliciosa mujer de unos 40 años que se deja maquillar hasta convertirse en alguien raro, por la que ningún hombre podría sentirse atraído. Pero, ¿qué es la criatura? ¿Un pez monstruoso o un hombre que nadie comprende, que nadie quiere ni necesita entender?

Los dos emigrantes, casi extraterrestres en un mundo que les rechaza, vivirán, amarán. Y…

Ese es el quinto eslabón que se le ha escapado a Guillermo del Toro. El quinto Oscar que falta en su palmarés.

Lisa-Sally Hawkins jugaba por el premio a la mejor actriz, pero el jurado prefirió a la particular France McDormand, la excelente intérprete de los hermanos Coen.

La criatura habría podido cargar con el premio de honor y su intérprete, Doug Jones, que ni siquiera estuvo nominado, terminar la velada llevándose el premio al mejor actor, que también se le escapó en favor de Gary Oldman.

En estas circunstancias, está claro que el juego fue falseado. ¿Cómo diablos no premiar a por lo menos uno de los dos protagonistas de una película, “La forma del agua”, que se lleva los dos principales Oscars, los más codiciados, los que más significado tienen? Ello es negar la importancia de las dos criaturas (la muda y el pez cavernario) que desde el primer segundo de la película hasta los títulos finales nos apretujan el corazón.

Hubo un error esa noche en Hollywood: el quinto Oscar que no le dieron a Guillermo del Toro.

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