ENTREVISTA: Julio Rojas, el doctor de las películas

por © Tatiana Gajardo (Chile)-NOTICINE.com
Mi mejor enemigo, En la cama
Mi mejor enemigo, En la cama
Mi mejor enemigo, En la cama29-XI-05

El guionista más importante del cine chileno no es ni escritor ni cineasta ni dramaturgo, es nada más y nada menos que un dentista. Sólo este año se han estrenado cinco películas suyas: “Secuestro”, de Gonzalo Lira; “Mi mejor enemigo”, de Alex Bowen; “El roto”, de Alberto Daiber , “El Huésped”, de Coke Hidalgo, y “En la cama”, de Matías Bize.

La relación de este dentista con el cine viene desde cuando era niño y casi por una anécdota como en las películas. El padre de Julio Rojas (40) tenía una pequeña fábrica textil a la cual iba seguido, cierto día y de curioso echó a perder una de las máquinas. Entonces su padre habló con el dueño del Cinelandia (sala céntrica de Santiago que ya no existe) que estaba cerca, y le pidió que lo dejara entrar gratis para mantenerlo alejado de sus máquinas. Así fue que desde niño pudo ver todo tipo de cintas.

Y esa misma curiosidad fue lo que lo llevó a interesarse en esto de las películas, más allá del impulso cinéfilo, centrando su atención en el trabajo de guionista. Empezó a leer libros sobre el tema y a sistematizar sus conocimientos en el área. Todo de una manera muy autodidacta. Una cosa llevó a la otra y vinieron las casualidades. Sin casi darse Julio terminó haciendo clases en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, de eso hace ya 8 años.

Su trabajo como guionista partió en la TV con capítulos para series de telefilmes como “Cuentos de mujeres”, “Cuentos de la Ciudad” y “Cuentos Chilenos” hasta que llegó a buscarlo Andrés Waissbluth para que escribiera su primera película: “Los debutantes”, luego vendría el primer trabajo de Matías Bize: “Sábado”. Desde ahí que no ha parado.


- Has estado involucrado en proyectos cinematográficos muy disímiles, desde el terror hasta historias más intimistas; ¿Hay algunos de ellos que te sean mas personales?
- “En la cama” es sin duda la más personal, el guión era exactamente así y “Sábado” también. Lo que pasa es que yo sabía que tenía algo en contra y es que no era del medio y siempre con esa inseguridad de no saber, me preguntaba ¿es así esto? Y eso me llevó a un periodo donde no me podía permitir rechazar nada, entonces escribía de todo. Pero ahora ya tengo una postura, sobre que cosas me quedan cómodas y sobre otras que no tengo habilidad para escribir. En “Secuestro” por ejemplo aprendí mucho como se escribe una película de acción. Cada trabajo ha sido un aprendizaje.

- ¿Por donde va tu búsqueda como guionista, como creador de historias?
- Yo siempre he creído que el cine latinoamericano tiene que ser un triángulo. Hay una cosa que es el límite narrativo: un fin de semana, una noche, una locación, etc. Lo segundo, es la apropiación del director, que la historia sea tan apropiada que hay un punto de vista con respecto a eso, que no sea algo genérico. Y lo tercero es la identidad: tiene que ser una historia representativa del país. Entonces identidad, límite y apropiación, son las claves de la búsqueda que estoy tratando de hacer con mi trabajo.

- ¿Cómo es tu relación con los directores al momento de entregarles un guión?
- En primer lugar creo que para ser director hay que tener mucho coraje, es como lanzarse contra el enemigo, como en “El Señor de los anillos”, donde toman su espada y se lanzan nomás. Y eso yo no lo voy a hacer jamás, yo soy el que está atrás, y por eso escribo. Admiro esa valentía de los directores de defender lo indefendible y respeto ese ego, esa fuerza que tienen. Si en alguna oportunidad tenemos un problema o conflicto sobre alguna escena, yo les voy a decir porque no me gustaría que esa escena no se hiciera, pero si el director dice que no se hace yo acato sin problemas. Sé que es difícil luchar contra eso. Es más creo que un director tiene que apropiarse del guión, hacerlo completamente suyo, si no lo hace es un mal director.

- Siempre hemos escuchado que el punto débil del cine chileno son las historias. Que no hay buenos guiones, ¿qué opinas tu del estado actual de los guionistas en Chile?
- A comienzos de los 90 el tema de la crisis de los guionistas tocó fondo en Chile, y creo que ya no había posibilidad de contar con muchos buenos guionistas en el país para hacer películas. Entonces las escuelas de cine empezaron a reaccionar y sacaron diplomados en cine, en escritura de guión, y en tres o cuatro años vamos a ver los resultados de este proceso porque están saliendo muchos estudiantes con especialidad en guión. Al cine ya llegó una especie de meseta de calidad técnica, donde lo que está faltando es el tema del guión. No es posible que en un país como Chile hayan tan pocos guionistas reconocidos, deberían haber cientos. Y ahí el esfuerzo de las escuelas de Chile. La crisis ya tocó fondo pero están empezando a salir nuevos guionistas, gente nueva con mucho talento.

- Se habla de una especie de “nueva ola” dentro del cine chileno, nuevas temáticas, un cine más de personajes. ¿Te sientes parte de este nuevo movimiento?
- Me siento como un invitado. Si bien mi rango de edad no me permite ser parte de este nuevo cine chileno porque soy de una generación anterior a eso, he tenido la suerte de estar presente en la mayoría de las películas de este período; y directa o indirectamente, con mis alumnos o con las películas y lo que siento es esa nueva fuerza que viene. Ya al salir de la transición política, tener la posibilidad sin culpas de contar cine que no tenga que justificar eventos históricos y empezar a dejar atrás el pasado y comenzar a hacer cine personal, cine de personajes, urbano, sin ninguna especie de carga social anterior.

- De lo que has observado ¿Cuáles crees tú que son los temas que andan dando vueltas, las historias que quieren ser contadas?
- Son los mismos grandes temas que siempre nos han movilizado. La explicación del tema de la pareja como función y la sexualidad, como función de la pareja. El cómo me integro yo a un sistema, soy sistémico, anti-sistema, lo destruyo, etc. Y el viejísimo tema de cómo un hombre común, un loser, el que siempre pierde, se ve sometido a un evento extraordinario; el tema del perdedor sometido a eventos extraordinarios esta presente en todo el cine chileno. Si te fijas no hay ningún winner en nuestra filmografía. Y si lo eres es al final por las circunstancias, pero es un loser en el fondo. Y el cine es de los perdedores porque los ganadores están jugando rugby y los perdedores están viendo películas, y ellos son los que están dando vuelta la máquina.

- ¿Sus próximos proyectos?
- Entre las películas que ya ha escrito y que deberíamos ver el próximo año en la pantalla están “El tallarín de Shangai”, un proyecto muy curioso: un thriller muy fuerte, un drama con elementos sobrenaturales escrito en chino y con actores chinos. “La noche”, que son tres historias que ocurren durante la noche de un viernes y le ocurren a hombres de distintas edades: un adolescente, un adulto y un hombre mayor. “Santiago centro”, su proyecto más personal a la fecha, será dirigida por Marcelo Ferrari (“Subterra”). De corte autobiográfico, es la historia de un hombre que tiene su vida armada, pero debe encargarse de cerrar el negocio de su padre. Entra en crisis y decide defender la fábrica de quienes quieren echarlo del barrio. “Divine”, que dirigirá Cristián Castro, está basada en hechos reales y trata sobre el incendio intencional de una famosa discoteque gay de la ciudad de Valparaíso. Y “All inclusive”, es la historia de una pareja que obliga a sus hijos adolescentes a pasar un último veraneo con ellos y se van a un hotel todo incluido. Son siete días que pasan encerrados por un huracán. Posiblemente se haga en La Habana y será dirigida por Rodrigo Ortúzar (“Mujeres Infieles”).