Escalofríos contra el calor habanero, en el ciclo de Cine Negro y de suspense de la Cinemateca cubana

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
La dalia negra
La dalia negra
La dalia negra19-VII-07

Parece que la Cinemateca de Cuba ha decidido que lo mejor para el calor es asustarse un poco, y aunque la excelentemente refrigerada sala Chaplin siempre genera un agradable clima, ese tipo de películas donde el miedo, la intriga policíaca y el crimen constituyen ingredientes esenciales, señorea durante lo más fuerte del verano aquí: al ciclo "Ayer y hoy del cine negro", que desde los primeros días de julio se presenta mediante las tres habituales tandas en la céntrica localidad de 23 y 12, seguirá "El thriller en todos sus estilos", en agosto.

Pero de ese hablaremos más adelante, cuando se acerque la fecha, pues quiero referirme ahora al también llamado "noir" que en el mes corriente está permitiendo revisitar (y a veces apreciar por primera vez) títulos significativos de tan importante tendencia fílmica.

Como se sabe, la llamada "serie negra" en la literatura y el "expresionismo alemán" en cine, pero sobre todo el ambiente de frustración y desengaño que la Primera Guerra Mundial sembró en no pocos sectores sociales (fundamentalmente, pequeña burguesía y proletariado), generó una clase de filme a mediados de los años 40 donde lo turbio de las relaciones humanas, los lados más oscuros y hasta siniestros del hombre (y claro, la mujer) ofrecen la médula de sus relatos, casi siempre marcados por el crimen y por ende, una intriga policíaca.

Sin embargo, no por ello debe confundirse, como hacen algunos, el mero suspense o el llamado thriller (de ahí lo útil de separar ambos ciclos) con el cine negro (bautizado por los franceses como "noir" en 1946); tampoco, aunque el esplendor del género tuvo lugar en los años 40 y se filmó en blanco y negro, debe pensarse, por supuesto, que todo el cine registrado en estas cromas clasifica dentro de aquel: incluso, mucho de lo conocido como "posnoir" o "neonoir" y que algunos extienden a hoy mismo (algo bastante discutible) es realizado, como se sabe, en colores.

"El cine negro –escribe el colega Rufo Caballero en su significativo ensayo sobre el tema - es todo el tiempo un cine cifrado, un lenguaje doblemente figurado que apela a la tropología en cada gesto de elaboración, por más que no siempre provenga del manejo consciente de un repertorio de ascendencias (...) Si la expectativa se contenta con reflejos directos en la textura misma de los mismos, el negro pareciera un cine de evasión que más que referir, opone alternativas al conflicto bélico y social de los 40"

El abarcador y muy completo ciclo que ahora ofrece la Cinemateca habanera, permite acercarse a la amplitud del espectro: precursores, clásicos, epígonos, modernos, posmodernos...al punto de que se pudiera incluso polemizar acerca de si tal o más cual título integraría realmente el canon.

Estamos hablando, entonces, de los padres (John Huston, Howard Hawks, Orson Welles, el germano Fritz Lang), los no menos imprescindibles continuadores (Elia Kazan, Raoul Walsh, Robert Siodmak, Anatole Litvak, Otto Preminger, Michael Curtiz, William Dieterle , Charles Vidor...) y esos más cercanos en el tiempo (de fines de los 60 a este instante) que, a mi juicio, representan ya un "noir" estilizado (y no precisamente porque usen el color) pero que sin lugar a dudas, re-semantizan, reelaboran, procesan claves y códigos del género, con los que juegan o dialogan: Siegel, Polanski, Altman, Benton, Rafelson, De Palma...

De modo que en el panorama que finalizará justo el último día de julio, se están viendo y podrá seguirse haciendo títulos como "El Halcón Maltés" (John Huston, 1941), el cual conserva impecable la salud a más de 60 años, no sólo desde esa tan respetable impronta fundacional, sino por la multiplicidad de lecturas y la vigencia de sus propuestas ideoestéticas, o la muy reciente y gratuitamente enrevesada "La Dalia negra", de un Brian de Palma que quizá heredó la exuberancia visual del género, pero extravió indefectiblemente su encantadora sencillez escritural.

En medio de esos extremos temporales y estilísticos, repasar, repensar (y a veces, como decía, hasta descubrir) "Un alma torturada" (1942, Frank Tuttle), "Pacto de sangre" (1944, Billy Wilder), "Laura" (1944, Otto Preminger), "Gilda" (1946, Charles Vidor), "El cartero siempre llama dos veces" (1946, Ray Garnett), "Pasión diabólica" (1946, Roy William Neill, uno de esos "estrenos" considerado hoy cine de culto) , "Poseída (1947, Curtis Bernhardt) o "La dama de Shangai" (1948, Orson Welles) entre otros muchos, es asistir, por otra parte, a estilos de dirección y actuación que sentaron cátedra, y sembraron semillas que después germinaron en piezas como "Secreto oculto en el mar" (1975, Arthur Penn), "Cuerpos ardientes" (1981, Laurence Kasdan), "Cabo del miedo" (1991, Martin Scorsese, remake del original, 1962) y "Sospechosos habituales" (1995, Bryan Singer).

Cine negro, espeso, denso y alimenticio, que regala Cinemateca de Cuba para el mes más caluroso (que según los meteorólogos, no es agosto como afirma la tradición popular, sino julio) del verano.