Operas primas en la habanera Semana de Cine Mexicano
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Aún cuando no pocas zonas en la capital (y el interior) del país continúan sin fluido eléctrico tras el paso del devastador huracán Ike, la Cinemateca de Cuba y la Embajada de México entre nosotros no suspendieron la Semana de cine de ese país inserta dentro de la Jornada de la cultura azteca que durante todo el mes se desarrollará aquí, y que abarca una amplia gama de manifestaciones (exposiciones, arte digital, teatro, música, ballet folclórico...).
Varias muestras fílmicas están previstas: el Cine Club Casa Benito Juárez de la Habana Vieja acogerá obras de realizadores emblemáticos de Nuevo León que han trabajado el tema regiomontano; el Hotel Comodoro, de Playa rendirá un homenaje a la vedette cubana Rosita Fornés, que tanto trabajó en México, con un ciclo titulado “La invasión rumbera en el cine mexicano” y donde habrá piezas de Juan Orol, Emilio “El Indio” Fernández, Ramón Pereda y otros nombres claves del viejo cine que la contrataron en su momento.
A manera de contraste, la semana que desde el jueves se presenta en la sala Chaplin del Vedado se estructura sobre la base de primeras obras: “El violín”(2005), la bien recibida cinta de Francisco Vargas que ha recibido más de 30 premios internacionales (entre ellos uno muy merecido en la sección “Un Certain Regard” de Cannes a su anciano protagonista, el recientemente fallecido Angel Távira) fue la elegida para descorrer las cortinas del evento, que contó con las palabras inaugurales del Agregado cultural de México en Cuba.
Minimalista, en un atinado “tono menor”, sin estridencias dramáticas que, favorablemente, van armando un crescendo hasta aterrizar en un contundente clímax, “El violín” muestra el enfrentamiento de rebeldes y ejército sin especificar época ni contexto, por lo cual el conflicto puede leerse como parabólico de toda realidad social de ese tipo: Don Plutarco, su hijo Genaro y su nieto Lucio llevan una doble vida; por una parte, son humildes músicos rurales y, por otra, apoyan activamente al movimiento guerrillero campesino contra el gobierno opresor: cuando el ejército invade el pueblo, los rebeldes deben huir y abandonar las municiones; haciendo valer su apariencia de inofensivo violinista, Don Plutarco tiene un plan: recuperar las municiones escondidas en su maizal…
Tras la apariencia de cinta de género, concretamente de contiendas armadas, la obra se concentra en las individualidades del viejo músico (tal y como lo fue, de condición autodidacta, Angel Távira en la vida real) y el jefe del ejército: entre los enemigos se establece cierta complicidad rota, claro, cuando se desencadenan los hechos, pero que dota a la cinta de una calidez humana encomiable.
El austero blanco y negro de la fotografía, la expresividad de planos que recogen mediante profundidades de campo y enfáticos encuadres lo agreste de la naturaleza que rodea a los personajes, el tempo deliberadamente lento pero que no hace perder (todo lo contrario) un ápice de interés al espectador, el inteligente montaje y las soberanas actuaciones (secundan muy bien a Távira, Gerardo Taracena (“De ida y vuelta”; Ariel a la mejor coactuación masculina), Dagoberto Gama, Fermín Martínez …).
Otra ópera prima que integra la muestra es “Temporada de patos” (2006) de Fernando Eimbcke. Ariel de Oro; premio FIPRESCI y otras 7 distinciones en el Festival de Guadalajara que sigue a dos adolescentes los cuales asumen el reto de pasar un domingo solos eludiendo del mejor modo posible el aburrimiento; sin embargo, los acompaña un vendedor de pizzas, al que rehúsan pagarle después de haberlo llamado, y la doméstica que se las pasa haciendo fracasadas tortas.
Típica muestra de los procedimientos desnarrativos del nuevo nuevo cine, bajo la aparente ausencia de argumento se pulsan temas como la libertad, el erotismo, la amistad, los entresijos del poder, su manipulación y sus juegos, algo que a nivel dramático se expone mediante rotaciones y alternancias de las parejas, lo cual tiene, claro, una primera lectura interpersonal, pero que puede, a nivel metafórico, tocar contextos mayores. Momentos de interés junto a otros absolutamente supérfluos, entrega esta “Temporada…” que dará paso a sus colegas “Párpados azules” (2006), de Ernesto Comberas, “Déficit” (Gael García Bernal), “Las lloronas” (Lorena Villareal), ambos del año pasado, y el documental “Los últimos héroes de la península” (José Manuel Cravioto) de este mismo 2008.
Varias muestras fílmicas están previstas: el Cine Club Casa Benito Juárez de la Habana Vieja acogerá obras de realizadores emblemáticos de Nuevo León que han trabajado el tema regiomontano; el Hotel Comodoro, de Playa rendirá un homenaje a la vedette cubana Rosita Fornés, que tanto trabajó en México, con un ciclo titulado “La invasión rumbera en el cine mexicano” y donde habrá piezas de Juan Orol, Emilio “El Indio” Fernández, Ramón Pereda y otros nombres claves del viejo cine que la contrataron en su momento.
A manera de contraste, la semana que desde el jueves se presenta en la sala Chaplin del Vedado se estructura sobre la base de primeras obras: “El violín”(2005), la bien recibida cinta de Francisco Vargas que ha recibido más de 30 premios internacionales (entre ellos uno muy merecido en la sección “Un Certain Regard” de Cannes a su anciano protagonista, el recientemente fallecido Angel Távira) fue la elegida para descorrer las cortinas del evento, que contó con las palabras inaugurales del Agregado cultural de México en Cuba.
Minimalista, en un atinado “tono menor”, sin estridencias dramáticas que, favorablemente, van armando un crescendo hasta aterrizar en un contundente clímax, “El violín” muestra el enfrentamiento de rebeldes y ejército sin especificar época ni contexto, por lo cual el conflicto puede leerse como parabólico de toda realidad social de ese tipo: Don Plutarco, su hijo Genaro y su nieto Lucio llevan una doble vida; por una parte, son humildes músicos rurales y, por otra, apoyan activamente al movimiento guerrillero campesino contra el gobierno opresor: cuando el ejército invade el pueblo, los rebeldes deben huir y abandonar las municiones; haciendo valer su apariencia de inofensivo violinista, Don Plutarco tiene un plan: recuperar las municiones escondidas en su maizal…
Tras la apariencia de cinta de género, concretamente de contiendas armadas, la obra se concentra en las individualidades del viejo músico (tal y como lo fue, de condición autodidacta, Angel Távira en la vida real) y el jefe del ejército: entre los enemigos se establece cierta complicidad rota, claro, cuando se desencadenan los hechos, pero que dota a la cinta de una calidez humana encomiable.
El austero blanco y negro de la fotografía, la expresividad de planos que recogen mediante profundidades de campo y enfáticos encuadres lo agreste de la naturaleza que rodea a los personajes, el tempo deliberadamente lento pero que no hace perder (todo lo contrario) un ápice de interés al espectador, el inteligente montaje y las soberanas actuaciones (secundan muy bien a Távira, Gerardo Taracena (“De ida y vuelta”; Ariel a la mejor coactuación masculina), Dagoberto Gama, Fermín Martínez …).
Otra ópera prima que integra la muestra es “Temporada de patos” (2006) de Fernando Eimbcke. Ariel de Oro; premio FIPRESCI y otras 7 distinciones en el Festival de Guadalajara que sigue a dos adolescentes los cuales asumen el reto de pasar un domingo solos eludiendo del mejor modo posible el aburrimiento; sin embargo, los acompaña un vendedor de pizzas, al que rehúsan pagarle después de haberlo llamado, y la doméstica que se las pasa haciendo fracasadas tortas.
Típica muestra de los procedimientos desnarrativos del nuevo nuevo cine, bajo la aparente ausencia de argumento se pulsan temas como la libertad, el erotismo, la amistad, los entresijos del poder, su manipulación y sus juegos, algo que a nivel dramático se expone mediante rotaciones y alternancias de las parejas, lo cual tiene, claro, una primera lectura interpersonal, pero que puede, a nivel metafórico, tocar contextos mayores. Momentos de interés junto a otros absolutamente supérfluos, entrega esta “Temporada…” que dará paso a sus colegas “Párpados azules” (2006), de Ernesto Comberas, “Déficit” (Gael García Bernal), “Las lloronas” (Lorena Villareal), ambos del año pasado, y el documental “Los últimos héroes de la península” (José Manuel Cravioto) de este mismo 2008.