Semana de Cine Mexicano en La Habana: Deficiente “Déficit” y notable mirada “azul”
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
La muestra de óperas primas dentro de la Jornada de la Cultura Mexicana en Cuba prosigue en la sala Chaplin con sorpresas más o menos gratas. “Déficit”, el debut tras las cámaras del astro tapatío Gael García Bernal dividió al público entre rechiflas y un silencio vergonzante, pero casi puedo asegurar que no hubo una persona en la sala que saliera complacida tras el ambicioso (y hueco) proyecto emprendido por el “Che” de “Diarios de motocicleta” en su primera experiencia directriz.
Aunque no soy muy dado a valorar los films por su huella en los festivales (algo, bien se sabe, engañoso y coyuntural) la indiferencia con que ha sido recibido “Déficit” en Cannes, Miami, Morellia, Gotemburgo y la propia Habana (durante su pase en diciembre) pese a la nada desechable simpatía de su actor y director, es algo a tener en cuenta, porque esta crónica de una fiesta a la que convoca en su residencia campestre Cris, joven de clase alta rodeada de sus amigos y los de su hermana (una yonqui desorientada y frívola), con el objetivo de radiografiar las frustraciones y vacíos de una clase, padece de anemia perniciosa en su decursar narrativo y dramático.
García Bernal quiso llenar demasiado la mano: rastrear la irresponsable vida amorosa del protagonista, sus falencias universitarias, la relación distante con los padres (político corrupto y en crisis, todo indica, su progenitor), el abismo que se abre con la propia hermana, las colisiones de clase (con la servidumbre), las que tienen lugar con los propios amigos y como si fuera poco, lanzar una mirada al deteriorado panorama sociopolítico del México contemporáneo. La avaricia rompe el saco, reza el dicho, pero también lo quiebra la impericia cinematográfica.
Con frecuencia estas reuniones y fiestas amistosas y/o familiares resultan caldo de cultivo ideal para emprender tales estudios (sin ir más lejos, recordemos la reciente cinta chilena “Fiestapatria”) pero debe tenerse para ello un pulso y precisión tales que el motivo pre-textual sirva para calar hondo en las complejidades humanas y sociales llamadas a cuenta, lo cual, ni con mucho, es el caso.
Gael pierde tiempo (y metraje) en dejar correr su cámara tras anécdotas más o menos significativas desde el punto de vista diegético, sin la profundidad ni la puntería suficientes para que ellas apunten a algo más allá que a una narrativa superficial e inconsistente; los pasajes relacionados con los criados, las propias amarguras ante la negativa de Harvard o las aparentes euforias que sólo esconden negatividad y frustración en el protagonista, resultan bastante forzadas y casi nada convincentes en lo dramatúrgico, mientras el resto de los personajes se le escapa a la hora de diseñarlos mínimamente y situarlos en pantalla.
Luego, quien como actor, ha ofrecido más de una muestra de contención y ductilidad (“La mala educación”, “Amores perros”…) se muestra aquí generalmente sobreactuado e inseguro.
Fin del cuento: una película que en el saldo final hace perfecto honor a su título.
Mucho mejor resulta “Párpados azules”, de Ernesto Conteras, que une dos soledades: una joven empleada que ha ganado un viaje a una playa con acompañante, y un viejo compañero de estudio a quien no reconoce, y ahora (soltero, sin compromisos y a punto de comprar un piso por el que no se decide) se cruza en su camino.
Ganadora de un Ariel a la mejor ópera prima el pasado año, con reconocimientos en Guadalajara , San Sebastián, Lleida y Miami, en ella el joven cineasta plasma con ironía y economía de recursos el drama de estos seres no sólo solitarios sino algo más triste: incapaces de establecer una relación cálida y enriquecedora.
Aunque la simetría con la historia de la anciana propietaria del negocio donde trabaja la joven (oportunidad para disfrutar de una siempre extraordinaria Ana Ofelia Murgía) incluyendo el pajarito que titula el film se antoja algo violenta y por tanto supérflua (la fuerza de la historia bastaba por sí sola), esta mirada a la incomunicación y la abulia desde tan expresivos “Párpados azules” resulta notablemente escrita y mejor plasmada escénicamente, mismo los desempeños de Cecilia Suárez y Andrés Montiel como la pareja dispareja.
Este martes a las 5:00 p.m habrá otra función de la magistral cinta que sirvió de première a la semana: “El violín”, con la presencia de su director Francisco Vargas, quien se encuentra en la Habana invitado especialmente para la ocasión.
Aunque no soy muy dado a valorar los films por su huella en los festivales (algo, bien se sabe, engañoso y coyuntural) la indiferencia con que ha sido recibido “Déficit” en Cannes, Miami, Morellia, Gotemburgo y la propia Habana (durante su pase en diciembre) pese a la nada desechable simpatía de su actor y director, es algo a tener en cuenta, porque esta crónica de una fiesta a la que convoca en su residencia campestre Cris, joven de clase alta rodeada de sus amigos y los de su hermana (una yonqui desorientada y frívola), con el objetivo de radiografiar las frustraciones y vacíos de una clase, padece de anemia perniciosa en su decursar narrativo y dramático.
García Bernal quiso llenar demasiado la mano: rastrear la irresponsable vida amorosa del protagonista, sus falencias universitarias, la relación distante con los padres (político corrupto y en crisis, todo indica, su progenitor), el abismo que se abre con la propia hermana, las colisiones de clase (con la servidumbre), las que tienen lugar con los propios amigos y como si fuera poco, lanzar una mirada al deteriorado panorama sociopolítico del México contemporáneo. La avaricia rompe el saco, reza el dicho, pero también lo quiebra la impericia cinematográfica.
Con frecuencia estas reuniones y fiestas amistosas y/o familiares resultan caldo de cultivo ideal para emprender tales estudios (sin ir más lejos, recordemos la reciente cinta chilena “Fiestapatria”) pero debe tenerse para ello un pulso y precisión tales que el motivo pre-textual sirva para calar hondo en las complejidades humanas y sociales llamadas a cuenta, lo cual, ni con mucho, es el caso.
Gael pierde tiempo (y metraje) en dejar correr su cámara tras anécdotas más o menos significativas desde el punto de vista diegético, sin la profundidad ni la puntería suficientes para que ellas apunten a algo más allá que a una narrativa superficial e inconsistente; los pasajes relacionados con los criados, las propias amarguras ante la negativa de Harvard o las aparentes euforias que sólo esconden negatividad y frustración en el protagonista, resultan bastante forzadas y casi nada convincentes en lo dramatúrgico, mientras el resto de los personajes se le escapa a la hora de diseñarlos mínimamente y situarlos en pantalla.
Luego, quien como actor, ha ofrecido más de una muestra de contención y ductilidad (“La mala educación”, “Amores perros”…) se muestra aquí generalmente sobreactuado e inseguro.
Fin del cuento: una película que en el saldo final hace perfecto honor a su título.
Mucho mejor resulta “Párpados azules”, de Ernesto Conteras, que une dos soledades: una joven empleada que ha ganado un viaje a una playa con acompañante, y un viejo compañero de estudio a quien no reconoce, y ahora (soltero, sin compromisos y a punto de comprar un piso por el que no se decide) se cruza en su camino.
Ganadora de un Ariel a la mejor ópera prima el pasado año, con reconocimientos en Guadalajara , San Sebastián, Lleida y Miami, en ella el joven cineasta plasma con ironía y economía de recursos el drama de estos seres no sólo solitarios sino algo más triste: incapaces de establecer una relación cálida y enriquecedora.
Aunque la simetría con la historia de la anciana propietaria del negocio donde trabaja la joven (oportunidad para disfrutar de una siempre extraordinaria Ana Ofelia Murgía) incluyendo el pajarito que titula el film se antoja algo violenta y por tanto supérflua (la fuerza de la historia bastaba por sí sola), esta mirada a la incomunicación y la abulia desde tan expresivos “Párpados azules” resulta notablemente escrita y mejor plasmada escénicamente, mismo los desempeños de Cecilia Suárez y Andrés Montiel como la pareja dispareja.
Este martes a las 5:00 p.m habrá otra función de la magistral cinta que sirvió de première a la semana: “El violín”, con la presencia de su director Francisco Vargas, quien se encuentra en la Habana invitado especialmente para la ocasión.