Sebastián Borensztein habla sobre "Koblic", lo nuevo de Ricardo Darín

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Borenzstein (de espaldas) dirige a Darín y Martínez
Con "Koblic" (2016), que este semana se estrenó en la Argentina, el realizador local Sebastián Borensztein ("Un cuento chino") vuelve al cine con una película que seguramente abrirá la polémica por el trabajo que realiza sobre la dictadura y cómo ésta marcaba las relaciones en el interior del país. En el derrotero del exmilitar Koblic (Ricardo Darín) y su intento de escaparse de un pasado que lo agobia y acecha, Borensztein termina por construir una épica película con fuertes reminiscencias de western y film noir que además, revisita la etapa más oscura de la dictadura cívico militar. “El tema actoral fue el foco para mí, porque si no funcionaba algo ahí todo capotaba”, afirma el guionista y realizador en esta entrevista con nuestros compañeros de EscribiendoCine.

- ¿Cómo fue empezar a escribir esta historia tan densa y oscura?
Te miento si te digo que yo tenía una estrategia detrás de todo esto, no me quiero subir a ningún caballo, ha sido todo más intuitivo, siempre me manejo así sobre si me atrae o no una historia. Kóblic nace de mis ganas de filmar una película en un entorno de campo, me gustaba eso, también la imagen de un aero fumigador, y la historia de una persona, de qué se escapa, qué hace, llegando a la historia de los vuelos de la muerte, con algo de western y siempre pensé que tenía que ser thriller en un contexto histórico reconocible, con un personaje que sale hacia otro lado con una carga de conciencia necesaria que la lleva donde vaya.

- ¿Cómo aparecen los arquetipos del film?
Me reuní con Alejandro Ocón, le cuento en dos hojitas mi intención del film, el qué y el por qué, pero no el cómo, y empiezan a aparecer las cosas, quién lo busca, cómo lo busca, y aparece un policía que descubre a un milico y quiere saber por qué lo plantaron, y todo eso llega tratando de contar una historia de un tipo que va escapando y con peripecias una atrás de la otra.

- ¿Siempre pensó en sugerir más que en mostrar de manera evidente los vuelos de la muerte?
La idea era construir una pesadilla, por eso se lo trabajó como un flashback, si él tenía un problema de conciencia, así había que hacerlo, convirtiéndolo en el motor emocional de la historia, porque es un tipo que no se banca lo que hizo.

- "Koblic" tiene muchas capas, ¿cómo van surgiendo en la escritura del guión?
La realidad es que, como vos decís, son capas, y a mí me viene a la cabeza la idea de un arqueólogo descubriendo algo, despacio. Eduardo Mignona me enseñó que nadie conoce su guión a menos que lo haya escrito varias veces. Hacerlo te va llevando a fundar capas, casi sin pensarlo, uno descubre en el proceso de escritura las cosas. Si vos ves la versión uno y la 28 vas viendo la evolución, es imposible conocer a los personajes en profundidad a menos que los pienses varias veces. Lo más difícil es plasmarle a cada uno su particularidad.

- Hay un gran trabajo sobre el lenguaje y las palabras de la época, ¿cómo fue el proceso de investigación?
Hay cierta forma de hablar antigua que se desprende de que con Alejandro Ocón somos grandes lectores, pero uno sabe cómo sería más o menos, el comisario te imaginas el modelo masculino que tendría, cómo hablaba, cómo escuchó, ves películas de los 40 y te imaginas. Hay algo en "Koblic" que en cine se llama especificidad.

- Ese es uno de los rasgos más notorios del film, su especificidad…
Qué suerte que se vea, para mí esto es una gran revelación, y si bien el gran público no la ha visto aún, la prensa y aquellos que ya la vieron me ha dado la idea de lo que hemos hecho. Hasta ahora era muy de entre casa todo.

- En "Koblic" hay mucho espacio abierto y paisajes que remiten al western…
Quise hacer eso del hombre chiquito en la naturaleza enorme, y eso viene de mis ganas de hacer algo en el campo, y me quedé con ganas de hacer planos más grandes, pero no se pudo. El entorno, el campo, los pájaros son importantes para las analogías que se plantean. Es un atractivo, y la fotografía de Rolo Pulpeiro es increíble y tuvimos el clima necesario para lograr y transmitir los ánimos de los personajes. El entorno es así, hermoso.

- ¿Dejó mucho afuera de esas imágenes que rodó?
No, yo fui muy cuidadoso en ese sentido, no quise cosas de más, no quise el regodeo en el horror, es tan horroroso en sí que dejarlo al natural estuvo ok, dejé afuera la puesta en marcha del operativo militar, es decir, por ejemplo indicaciones del copiloto, la previa del vuelo, toda una preparación que cuando montamos el film desinflaba la acción no construía la pesadilla y era algo tan real que chocaba con lo onírico y decidimos dejar aquello que en la retina y la cabeza de Koblic queda. Dejamos eso y pensamos en construir una pesadilla a lo largo de la historia que sea el ancla que lo detiene.

- ¿Vió desde el inicio la película con Ricardo Darín y Oscar Martínez?
Si, con Ricardo la vi y me dijo "te podés ir muy contento", y Oscar vio otra versión y la vio junto a ustedes ahora y con los ojos humedecidos me dijo que gran película hiciste, tenés que estar con el pecho lleno, y ese fue mi primer feedback real, y pude redimensionar todo, voy con calma, pero la devolución es muy buena.

- Permite múltiples lecturas y además ofrece otro nivel actoral de ambos...
Eso quería, a Ricardo le dije que le tocaba un personaje complicado porque no declara, todo es su gestualidad y sus pesadillas, no tenés piruetas, en cambio Oscar Martínez tiene más cosas, y Ricardo la tenía más difícil.

- ¿Cómo fue el trabajo con los actores para evitar caer en el ridículo o la exageración, como por ejemplo la interpretación de Oscar Martínez?
Cuando le dí el guion lo primero que me preguntó era por qué se lo daba a él si no era para él, y yo le dije que era para él por aquello que tenía en mi cabeza, y me preguntó qué tenía, y le dije, que era alguien sucio, maloliente, arquetípicamente malo, y como yo lo he visto en situaciones en las que no interpreta a personajes urbanos, más de imitar, le pedí que aprovechara eso, yo veía un bicho, un puerco espín, hicimos pruebas, con el pelo, los dientes, las manchas de la piel y como director lo ayude para que no desbarranca.

- Con Inma Cuesta también hay un gran trabajo, ya que siempre ella es más explosiva…
Yo le dije que iba a trabajar mucho con su rostro y que iba a utilizar un lente anamórfico y que el mínimo gesto explotaría, eso sumado al gran trabajo que hizo con el acento, se estudió su texto como un músico que estudia su partitura, me lo confesó, y cuando le quería cambiar algo me decía "no me cambies por favor", y repetíamos algunas frases y en seguida comprendió todo y venía y me preguntaba si estaba bien. Hizo un trabajo formidable. Es una gran compañera de trabajo.

- ¿Qué feedback de la película recibió de Inma Cuesta?
Inma la vio conmigo un día antes que la vea con Ricardo, la llamé y me dio una buena devolución, le dije que era una andaluza exagerada y ella me dijo no, e intentó encontrar errores, y yo le dije que estaba muy bien, Se tomó un impase de 20 días de "Julieta", la película de Pedro Almodóvar, y vino y estuvo en un motorhome en medio de la nada, con barro, arriba de un caballo y yo la bromeaba, diciéndole qué hacía acá.

- ¿Cómo ensambló el elenco protagonista y secundario?
El tema actoral fue el foco para mí, porque si no funcionaba algo ahí todo capotaba. Yo no me creo cuando hay actores que no van, para mí la aportación de rostro y otros temas hacen al verosímil. Hicimos un casting muy preciso, de gente que sea muy solvente en pocas intervenciones, porque debe en pocas pinceladas generar un gran trabajo. Como director fui muy claro qué necesitaba.

- ¿Le costó encontrar las locaciones?
Tenía muy en claro qué quería, no pequeños espacios, y me mostraban material de archivo y en seguida apareció Solís para construir Colonia Elena.

- Y la reconstrucción?
Fue un gran trabajo del área de arte, pensando más allá como por ejemplo qué auto tendría una persona que se quería pavonear, y tiene un Torino, y así. Cuando sabés bien qué querés aparecen las cosas. Todo fue pensado con esa lógica, y funcionó porque hubo un equipo de gente enfocado.

- ¿El rodaje en exteriores se complicó?
Todo está filmado, no hay un solo 3D, el Skyban, es real, traído del a República Checa, le agregamos cámaras en la cola, está filmado real, las fumigaciones fueron filmadas, las tomas aéreas son así. Cuando hacemos la escena del avión aterrizando en la ruta lo hace.

- Justamente, esta escena ¿fue difícil de rodar?
Yo la pensé como la escena en la que cambia el punto de vista. De Koblic a el comisario. Las escenas de ese nivel de complejidad fueron rigurosamente dibujadas, no podías ir a la locación e improvisar, para que todos supiéramos cuál sería el plan. Son escenas con capas, y necesitamos hacerlo así para evitar dudas. Trabajé en varios momentos en secuencia, para evitar el artificio del plano y plano

- ¿Hubo intención de estrenar "Koblic" al cumplirse los 40 años del golpe?
El dios del cine quiso que así fuera. Las películas no se filman solo cuando se filman, con la plata que aparece, ni se estrenan siempre a voluntad. No me imaginé la coincidencia, no lo veo ni bueno ni malo, es lo que es.

- ¿Cuáles son sus expectativas ante el estreno de "Koblic"?
Te voy a ser franco, mis expectativas reales terminan cuando ya no tengo ningún tipo de poder sobre lo que estoy haciendo, cuando filmo, edito, pongo música, tengo expectativas, pero cuando ya terminé, y no tengo control sobre aquello que pasará, no tengo expectativas, tengo expectativas cuando tomo decisiones, sí mi deseo es que la vea la mayor cantidad de gente y que mis productores tengan ganancia para que me sigan produciendo y que quede una película en la filmoteca argentina y que sea sacada más de una vez y vuelta a ver.


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