Rodrigo Sorogoyen, Antonio de la Torre y Roberto Alamo llegan a los cines con "Que Dios nos perdone"
- por © Lucía Villalón Serrano-NOTICINE.com
Dos policías con dificultades de comunicación, un asesino en serie, y un Madrid abarrotado hasta los topes. Con estos elementos da comienzo "Que Dios nos perdone", tercer largometraje de Rodrigo Sorogoyen, en pantallas a partir del 28 de octubre, que tras pasar exitosamente por el Festival de Sebastian se enfrenta al público español. Escrito por él mismo y por Isabel Peña, con quien también escribió "Stockholm", está protagonizado por Antonio de la torre y Roberto Alamo.
El thriller está ambientado en el centro de Madrid durante el verano de 2011. La crisis económica, el Movimiento 15-M y un millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa, conviven en un Madrid más caluroso y caótico que nunca. En este contexto, los policías Alfaro y Velarde deben encontrar a lo que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. "La película es thriller policiaco, con buen ritmo y bastante trepidante, yo creo. Clásico por un lado, por ser la búsqueda de un asesino por dos policías; pero muy especial y original, con un punto diferenciador por otro, que sería el costumbrismo, el naturalismo y el realismo que hay en la peli; y la humanidad que tiene, también", comentaba Sorogoyen durante la presentación de su película.
Velarde, interpretado por Antonio de la Torre, es una persona pulcra y extremadamente introvertida, cuya tartamudez le impide pronunciar palabra salvo necesidad imperante. Sin embargo, es meticuloso en su trabajo, que ocupa el centro de su vida. Roberto Alamo da vida a su compañero Alfaro, un personaje macarra, violento y bocazas, perpetuamente sudado y mal vestido, que tiene problemas con su familia y trabajo debido a su actitud. Unidos por un asesino en serie y por sus dificultades en la sociailización, ambos recorrerán la capital española en busca de un deshumanizado asesino, que va por la ciudad violando a ancianas y acabando con sus vidas. Sobre la relación entre ambos personajes, Roberto Alamo considera que al comienzo del film son personajes antagónicos, "pero a lo largo de la película descubres que lo que los une es más de lo que les separa, y lo que les une es lo importante en la vida. Los dos tienen una grave incomunicación a la hora de mostrar sus emociones o afectos a los demás. No pueden, no tienen armas para mostrarlos; y eso les une más que los separa".
Los personajes resultaron ser un reto para ambos actores, debido a la tartamudez de Velarde y la violencia de Alfaro. Antonio de la Torre se puso en contacto con la Fundación Española de la Tartamudez, y recibió la ayuda de su portavoz, Isidoro Ruiz, para ensayar el personaje. "Isidoro se vino a Madrid, y estuvimos conviviendo, lo que me ayudó mucho. La verdad es que hoy es ya un amigo mío, me sentí muy seguro con él. Fue una experiencia muy bonita, sin él no podría haberlo hecho", comentaba Antonio de la Torre sobre la preparación de Velarde. En cuanto a Roberto, admitió haberse sentido desafiado a encontrar un punto de empatía entre el espectador y el personaje, por el salvajismo del último, "me da mucho morbo interpretar a un personaje tosco, para refinarlo y que tenga matices. Es paradójico, porque es un personaje muy rico, y no quería dar vida a un animal de bellota, sino refinarlo".
Antonio de la Torre es ya un actor consagrado en el cine español actual. Ha trabajado con los mejores: Almodóvar, Álex de la Iglesia, Martín Cuenca, Sánchez Arévalo –en la reciente "Tarde para la ira"-… Nervioso y vital, resulta curioso imaginárselo en sus últimos papeles, en los que da vida a personajes peculiares y reservados. "Yo creo que sentí especial preocupación en "Grupo 7", que fue quizás el primer papel que hice de un personaje que hablaba poco. Tenía miedo de no transmitir. Es verdad que gracias a aquella experiencia, y al papel en "Caníbal" o en "Tarde para la ira", he aprendido a confiar más en mi mismo, y me ha dado un crecimiento como actor".
Trabajar con dos actores profesionales como son los protagonistas de "Que Dios nos perdone", facilitó mucho las cosas a Sorogoyen. "A mi me daba mucha tranquilidad, porque sabía que me podía ocupar de otras cosas. He convivido y he trabajado mucho con dos actores muy buenos, muy distintos, que han hecho dos personajes muy grandes, y muy potentes. Ha sido un lujo poder aprender y guiarles hacia el camino que yo creía que tenían que seguir", comentaba el director, a propósito del proceso de rodaje.
El joven madrileño se estrenó en la gran pantalla dirigiendo el film "8 citas", que contaba con las interpretaciones de actores como Fernando Tejero o Raúl Arévalo. Escribió su segundo título, "Stockholm", junto a Isabel Peña –coguionista de "Que Dios nos perdone"-. Con esta película, estrenada en 2013 y financiada a través de crowdfunding, , ganó varios premios, entre los que se encuentran el premio Goya al mejor actor revelación (para Javier Pereira), el premio al mejor director revelación en el Festival de Málaga o el premio a la mejor película de drama en los Premios Feroz. Actualmente, mientras digiere los éxitos de "Que Dios nos perdone", Rodrigo Sorogoyen planea un nuevo guión junto a Isabel Peña: "estamos trabajando en una peli sobre un político corrupto. Será también en clave de thriller, un thriller político en este caso, ambientado en la España de 2007".
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El thriller está ambientado en el centro de Madrid durante el verano de 2011. La crisis económica, el Movimiento 15-M y un millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa, conviven en un Madrid más caluroso y caótico que nunca. En este contexto, los policías Alfaro y Velarde deben encontrar a lo que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. "La película es thriller policiaco, con buen ritmo y bastante trepidante, yo creo. Clásico por un lado, por ser la búsqueda de un asesino por dos policías; pero muy especial y original, con un punto diferenciador por otro, que sería el costumbrismo, el naturalismo y el realismo que hay en la peli; y la humanidad que tiene, también", comentaba Sorogoyen durante la presentación de su película.
Velarde, interpretado por Antonio de la Torre, es una persona pulcra y extremadamente introvertida, cuya tartamudez le impide pronunciar palabra salvo necesidad imperante. Sin embargo, es meticuloso en su trabajo, que ocupa el centro de su vida. Roberto Alamo da vida a su compañero Alfaro, un personaje macarra, violento y bocazas, perpetuamente sudado y mal vestido, que tiene problemas con su familia y trabajo debido a su actitud. Unidos por un asesino en serie y por sus dificultades en la sociailización, ambos recorrerán la capital española en busca de un deshumanizado asesino, que va por la ciudad violando a ancianas y acabando con sus vidas. Sobre la relación entre ambos personajes, Roberto Alamo considera que al comienzo del film son personajes antagónicos, "pero a lo largo de la película descubres que lo que los une es más de lo que les separa, y lo que les une es lo importante en la vida. Los dos tienen una grave incomunicación a la hora de mostrar sus emociones o afectos a los demás. No pueden, no tienen armas para mostrarlos; y eso les une más que los separa".
Los personajes resultaron ser un reto para ambos actores, debido a la tartamudez de Velarde y la violencia de Alfaro. Antonio de la Torre se puso en contacto con la Fundación Española de la Tartamudez, y recibió la ayuda de su portavoz, Isidoro Ruiz, para ensayar el personaje. "Isidoro se vino a Madrid, y estuvimos conviviendo, lo que me ayudó mucho. La verdad es que hoy es ya un amigo mío, me sentí muy seguro con él. Fue una experiencia muy bonita, sin él no podría haberlo hecho", comentaba Antonio de la Torre sobre la preparación de Velarde. En cuanto a Roberto, admitió haberse sentido desafiado a encontrar un punto de empatía entre el espectador y el personaje, por el salvajismo del último, "me da mucho morbo interpretar a un personaje tosco, para refinarlo y que tenga matices. Es paradójico, porque es un personaje muy rico, y no quería dar vida a un animal de bellota, sino refinarlo".
Antonio de la Torre es ya un actor consagrado en el cine español actual. Ha trabajado con los mejores: Almodóvar, Álex de la Iglesia, Martín Cuenca, Sánchez Arévalo –en la reciente "Tarde para la ira"-… Nervioso y vital, resulta curioso imaginárselo en sus últimos papeles, en los que da vida a personajes peculiares y reservados. "Yo creo que sentí especial preocupación en "Grupo 7", que fue quizás el primer papel que hice de un personaje que hablaba poco. Tenía miedo de no transmitir. Es verdad que gracias a aquella experiencia, y al papel en "Caníbal" o en "Tarde para la ira", he aprendido a confiar más en mi mismo, y me ha dado un crecimiento como actor".
Trabajar con dos actores profesionales como son los protagonistas de "Que Dios nos perdone", facilitó mucho las cosas a Sorogoyen. "A mi me daba mucha tranquilidad, porque sabía que me podía ocupar de otras cosas. He convivido y he trabajado mucho con dos actores muy buenos, muy distintos, que han hecho dos personajes muy grandes, y muy potentes. Ha sido un lujo poder aprender y guiarles hacia el camino que yo creía que tenían que seguir", comentaba el director, a propósito del proceso de rodaje.
El joven madrileño se estrenó en la gran pantalla dirigiendo el film "8 citas", que contaba con las interpretaciones de actores como Fernando Tejero o Raúl Arévalo. Escribió su segundo título, "Stockholm", junto a Isabel Peña –coguionista de "Que Dios nos perdone"-. Con esta película, estrenada en 2013 y financiada a través de crowdfunding, , ganó varios premios, entre los que se encuentran el premio Goya al mejor actor revelación (para Javier Pereira), el premio al mejor director revelación en el Festival de Málaga o el premio a la mejor película de drama en los Premios Feroz. Actualmente, mientras digiere los éxitos de "Que Dios nos perdone", Rodrigo Sorogoyen planea un nuevo guión junto a Isabel Peña: "estamos trabajando en una peli sobre un político corrupto. Será también en clave de thriller, un thriller político en este caso, ambientado en la España de 2007".
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