El argentino Matías Piñeiro habla sobre el estreno de "Hermia & Helena"
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Matías Piñeiro, director de "El hombre robado" (2007), "Todos mienten" (2009), "La princesa de Francia" (2011) y "Viola" (2014), presenta en el Malba y a partir de este jueves en la Sala Lugones su última película "Hermia & Helena" (2016), un nuevo cruce entre el cine y la obra shakesperiana que tuvo su estreno en el Festival de Locarno. "Cuando está la intención de lo puro y lo perfecto me da escalofríos", dice en charla con nuestros compañeros de EscribiendoCine.
- ¿Qué le genera Shakespeare? Es un caso singular, porque si bien hay muchos cruces con el cine, como por ejemplo en las transposiciones con actores famosos, no abundan los casos en las cinematografías más independientes.
Por un lado, surge de la lectura, de haberme acercado leyendo, queriendo leer todo. Y buscando una conexión con las actrices con las que quería trabajar. Me interesaban las comedias, a las que yo tenía medio tapadas. Las tragedias las tapan, y ahí están los hombres trágicos que les hacen sombra a las mujeres de las comedia. Me parece que está bueno iluminarlas. No hago adaptaciones las mías; son puntos de partidas. Es una materia prima. Esas comedias me ayudan a poner en funcionamiento una máquina de narración. Son, en principio, inspiraciones. Me resulta muy difícil que el cine haga algo desde la nada.
- La idea de traducción es muy importante en su obra. La asocio a la idea de "interpretación". Los personajes traducen, además de que aparecen otras intertextualidades como en el corto que ven en el cine, armado a partir de un material de archivo del Museo del Cine.
Para mí la traducción –que es algo que tuve que hacer, dado que estoy trabajando con Shakespeare- es una disciplina muy difícil y paradójica. Porque uno define algo, buscás una manera de traducir una palabra, intentás que mantenga algo del ritmo del idioma original y el sentido, pero sabés que siempre se pudo haber elegido otra palabra u otro orden. Uno lo escribe o lo fija, pero al mismo tiempo se puede cambiar. Me interesa de la traducción ese movimiento paradójico. Hay algo ahí que me seduce, que me abisma. Y me parece que con el sentido que uno le da a las imágenes pasa lo mismo. Utilizo muchos estímulos, como el cortometraje que cuenta una relación. Son maneras, pude haber usado un flash-backs. En la traducción hay algo de impuro que me gusta mucho. En cambio, cuando está la intención de lo puro y lo perfecto me da escalofríos.
- Se comparó su nuevo film con la filmografía de Woody Allen, en relación a que los personajes circulan por Nueva York.
Leí lo de Woody Allen. No lo había pensado mucho. Me parece que es porque Nueva York es muy fuerte como referente cinéfilo. Sus películas no son grandilocuentes, entonces –si bien sus películas están hechas con dinero pero no tanto- sus imágenes son sencillas, directas. En ese sentido, puede ser que mi película se parezca. No hay preciosismo. Después, no encuentro nada en común con el cine de Woody Allen. Es algo que forma parte del imaginario del que está mirando. La ciudad es muy fuerte, muy prepotente. No hace falta ir a Nueva York para conocerla. Para mí fue un desafío no mostrar postales. Traté de evitar esas imágenes, porque cuando uno vive ahí no ves el Central Park todos los días. Me gusta más esa intensidad y no querer una imagen general, sino una imagen intensa de una esquina, un parque o unos bancos.
- También es distintiva la personalidad de las mujeres en sus películas, son mujeres fuertes, que llevan las riendas de la trama. ¿De dónde proviene este universo de mujeres?
En principio, hay algo de esos personajes fuertes que viene de Shakespeare. Absorbemos esa energía. Me hago una pregunta psicológica, y creo que yo he tenido una presencia de mujeres fuertes en mi vida: mi tía, mi abuela y mi madre. Creo que he sido criado con unos referentes femeninos muy fuertes, entonces ni lo pensás porque es lo que fluye. Y quizás, haber reconocido eso en las obras, arma las coincidencias. A veces, decir "mujeres fuertes" me conflictúa un poco porque parecería que hay que ponerle el adjetivo "fuerte" al sustantivo "mujer", como si este último no fuera lo suficientemente fuerte. Quizás haya una manera mejor de referirse, en vez de como a mí me sale.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
- ¿Qué le genera Shakespeare? Es un caso singular, porque si bien hay muchos cruces con el cine, como por ejemplo en las transposiciones con actores famosos, no abundan los casos en las cinematografías más independientes.
Por un lado, surge de la lectura, de haberme acercado leyendo, queriendo leer todo. Y buscando una conexión con las actrices con las que quería trabajar. Me interesaban las comedias, a las que yo tenía medio tapadas. Las tragedias las tapan, y ahí están los hombres trágicos que les hacen sombra a las mujeres de las comedia. Me parece que está bueno iluminarlas. No hago adaptaciones las mías; son puntos de partidas. Es una materia prima. Esas comedias me ayudan a poner en funcionamiento una máquina de narración. Son, en principio, inspiraciones. Me resulta muy difícil que el cine haga algo desde la nada.
- La idea de traducción es muy importante en su obra. La asocio a la idea de "interpretación". Los personajes traducen, además de que aparecen otras intertextualidades como en el corto que ven en el cine, armado a partir de un material de archivo del Museo del Cine.
Para mí la traducción –que es algo que tuve que hacer, dado que estoy trabajando con Shakespeare- es una disciplina muy difícil y paradójica. Porque uno define algo, buscás una manera de traducir una palabra, intentás que mantenga algo del ritmo del idioma original y el sentido, pero sabés que siempre se pudo haber elegido otra palabra u otro orden. Uno lo escribe o lo fija, pero al mismo tiempo se puede cambiar. Me interesa de la traducción ese movimiento paradójico. Hay algo ahí que me seduce, que me abisma. Y me parece que con el sentido que uno le da a las imágenes pasa lo mismo. Utilizo muchos estímulos, como el cortometraje que cuenta una relación. Son maneras, pude haber usado un flash-backs. En la traducción hay algo de impuro que me gusta mucho. En cambio, cuando está la intención de lo puro y lo perfecto me da escalofríos.
- Se comparó su nuevo film con la filmografía de Woody Allen, en relación a que los personajes circulan por Nueva York.
Leí lo de Woody Allen. No lo había pensado mucho. Me parece que es porque Nueva York es muy fuerte como referente cinéfilo. Sus películas no son grandilocuentes, entonces –si bien sus películas están hechas con dinero pero no tanto- sus imágenes son sencillas, directas. En ese sentido, puede ser que mi película se parezca. No hay preciosismo. Después, no encuentro nada en común con el cine de Woody Allen. Es algo que forma parte del imaginario del que está mirando. La ciudad es muy fuerte, muy prepotente. No hace falta ir a Nueva York para conocerla. Para mí fue un desafío no mostrar postales. Traté de evitar esas imágenes, porque cuando uno vive ahí no ves el Central Park todos los días. Me gusta más esa intensidad y no querer una imagen general, sino una imagen intensa de una esquina, un parque o unos bancos.
- También es distintiva la personalidad de las mujeres en sus películas, son mujeres fuertes, que llevan las riendas de la trama. ¿De dónde proviene este universo de mujeres?
En principio, hay algo de esos personajes fuertes que viene de Shakespeare. Absorbemos esa energía. Me hago una pregunta psicológica, y creo que yo he tenido una presencia de mujeres fuertes en mi vida: mi tía, mi abuela y mi madre. Creo que he sido criado con unos referentes femeninos muy fuertes, entonces ni lo pensás porque es lo que fluye. Y quizás, haber reconocido eso en las obras, arma las coincidencias. A veces, decir "mujeres fuertes" me conflictúa un poco porque parecería que hay que ponerle el adjetivo "fuerte" al sustantivo "mujer", como si este último no fuera lo suficientemente fuerte. Quizás haya una manera mejor de referirse, en vez de como a mí me sale.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.