Hablamos con Guillermo de Oliveira sobre "Desenterrando Sad Hill", documental sobre rastros del espagueti western en España
- por © Héctor Ortega-NOTICINE.com
"Desenterrando Sad Hill", es el largometraje documental creado y dirigido por el director vigués Guillermo de Oliveira. Se trata de un trabajo en el que se explora el empeño de la Asociación Cultural Sad Hill y de los fans por recuperar una de las localizaciones más emblemáticas de la historia del cine, el cementerio de Sad Hill. En ese ugar en el que se rodaron varias escenas de la película "El bueno, el feo y el malo / Il buono, il brutto, il cattivo" (1966), protagonizada por Clint Eastwood y dirigida por Sergio Leone. En la cinta aparecen varios de los profesionales que intervinieron en esta película, llamada a permanecer siempre en el tiempo. NOTICINE.COM ha podido hablar en exclusiva con Oliveira.
- ¿Cómo surgió la idea de realizar "Desenterrando Sad Hill"?
La idea surge porque yo soy muy fan de toda la mitomanía de las localizaciones de cine. A mí me encanta viajar y llevar fotogramas de mis películas favoritas en el móvil. Por ejemplo, irme al acantilado donde se tiraban Telma y Luis con el coche, o a las escaleras de Rocky en Philadelphia. Entonces, un día me entero de que el cementerio de "El bueno, el feo y el malo" de la mítica escena del duelo final entre Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, todavía existe. Está cubierto bajo 15 centímetros de manto vegetal, pero después de 48 años de olvido, sigue ahí. Simplemente, está en un valle abandonado, en un sitio por dónde nada más que pasan vacas, y hay una asociación en Burgos que quiere desenterrarlo y reconstruirlo para dejarlo como estaba en 1966. Entonces, a mí me parece que hay una idea muy poética y muy hermosa que sean los fans quienes medio siglo después quieren devolver el cementerio a la vida. A mí ahí me parece que hay una historia y no imagino que vaya a ser un largo documental. Tampoco puedo imaginar que vayan a conseguir reconstruir el cementerio. Y mi idea es hacer un corto sobre sus motivaciones.
- ¿Fue una de las mayores dificultades, contar con las personalidades que aparecen?
Algunos de los que aparecen, como es el caso de Eugenio Alabiso, Sergio Salvati, Carlo Leva que eran técnicos que participaban en la película, son gente en su mayoría que están jubilados y son un poco más accesibles. Pero, en el caso de Clint Eastwood o Ennio Morricone que además de ser leyendas y estar muy protegidos por los círculos de la gente que les rodea, son gente que sigue trabajando, siguen al pie del cañón y que hacen su película al año. Entonces, no son viejas glorias que les guste vivir de recordar sus rodajes pasados ni de que les hagan homenajes. En muchos de esos casos, el proceso nos llevó nueve o diez meses para conseguir romper las barreras para poder llevarles a contar esta historia y que nos dieran las entrevistas.
- ¿Qué testimonio le costó más conseguir?
El que más me ha costado conseguir es el que no he conseguido, y que es Quentin Tarantino. Con él estuvimos intentándolo aun con el documental ya editado, porque es una persona que en todas las entrevistas que ha dado en 30 años dice que su película preferida de todos los tiempos es "El bueno, el feo y el malo". Estoy convencido de que el día que vea el documental dirá: ‘Pero, ¿por qué no me llamaron?’ Con él, no conseguimos romper esas barreras de gentes. De los que salen en el documental, posiblemente el más difícil fuera Clint Eastwood. De hecho, es el único con el que no estuvimos en persona. Finalmente, nos dijeron: ‘Ok, mandadnos las preguntas, las grabaremos nosotros y así nos dejáis en paz de una vez’.
- ¿Es España un país que esté lleno de reliquias de rodajes?
Absolutamente, sobre todo a partir de los años 60. Aquí, es cuando Franco con la idea de dar una imagen de aperturismo, empieza a traer grandes producciones internacionales. Les empieza a dar facilidades para que vengan a rodar aquí. España tiene una variedad paisajística acojonante. En la misma época del año puedes estar en un desierto o en una montaña nevada. Y si te vas a Canarias puedes tener diferentes paisajes tropicales. Entonces, esa flexibilidad de tener tanta variedad en un terreno tan concentrado, es una golosina. Y por si fuera poco, haciendo buen tiempo para una producción cinematográfica. Es verdad que Almería, el desierto de Tabernas, acogió desde "Lawrence de Arabia" a todos estos espagueti western. También, "Indiana Jones", "Juego de Tronos" más recientemente. Pero, el resto de la geografía ha ido atrayendo grandes películas. Por ejemplo, alguna de mis favoritas es "Conan, el bárbaro" y está rodada en Ávila, en Valsaín (Segovia), y en la Ciudad Encantada de Cuenca. Cada vez va a más el fenómeno del turismo cinematográfico.
- ¿Hay voluntad por parte de las autoridades en preservar todos esos restos?
En cierto modo, se puede decir que la asociación cultural de Sad Hill que es la que ha desenterrado el cementerio, ha hecho el trabajo sucio y la parte más
difícil. Era primero acordarse de ese cementerio cuando ya estaba condenado a la desaparición, y luego reconstruirlo. De algún modo, deberían ser ahora las autoridades quienes recojan ese testigo. Por ello, están trabajando desde hace meses en que se declare BIC (Bien de Interés Cultural). Se trataría de la primera localización en España que recibe esa garantía de protección por sus atributos cinematográficos. Sería la primera y esperemos que no sea la última. En muchos casos, estamos hablando de un legado cultural. "El bueno, el feo y el malo" es una película que perdurará y que se seguirá viendo dentro de 200 años. Ha pasado medio siglo y es tiempo suficiente para darte cuenta de que hay ciertas películas que son las que están llamadas a permanecer.
- ¿Qué trayectoria está teniendo el documental? ¿O cuál es el que espera?
Cuando empecé, esperaba hacer un corto documental. Un género que no tiene cabida en cines ni en Internet, y apenas en algunos festivales. Entonces, todo lo que está sucediendo para nosotros es un auténtico sueño. Primero, estrenamos en el Festival Internacional de Cine de Tokio, uno de los tres festivales clase A que hay en toda Asia, con una acogida brillante. Vendimos los derechos y la película se estrena en cines allí. Después, hemos estado en EEUU y en Buenos Aires. En España, nos ha costado un poquito más llegar. Pero, ahora se nos ha juntado todo. Hemos estado en Sitges donde hemos ganado el premio a mejor película de la sección en la que competíamos. Hemos estado en el Almería Western Film Festival, donde también nos han premiado con la mejor contribución técnico-artística al género Western. Y ahora sólo una semana después, estrenamos en cines. Cosa que solamente con un documental es una auténtica quijotada, estrenar una película con estas características y viendo lo bien que ha ido.
- ¿Con qué sentido utiliza el concierto de Metallica durante el transcurso del documental?
El documental empieza y termina con Metallica. A lo largo del documental, aparecen otros dos clips que de algún modo te recuerdan que hay algo ahí que no sabes porque está. Hay muchos fans de Metallica que saben el por qué. Pero, para el espectador que solamente quiere ver el documental porque le ha atraído la historia o porque le gusta el spaghetti western, va a ser una sorpresa. Fue una de las primeras decisiones que tome a la hora de dar estructura al montaje, que quería terminar con Metallica. Con eso que sucede en los conciertos de Metallica sobre "El bueno, el feo y el malo". De algún modo, quería sembrar esa semilla muy al principio.
- ¿De qué forma se ha sentido identificado con los protagonistas del documental?
No dejo de ser en el fondo, uno más de ellos. Lo que pasa que yo en lugar de cavar, grababa. Creía que podía aportar más a la causa, grabando. De hecho, ha sido una retroalimentación constante, la del proyecto con su trabajo. Para nosotros el que cada vez fuera más gente, nos animaba a seguir cubriendo el proceso. Y cuando nosotros conseguíamos a Morricone, ellos se venían arriba. Esto llamaba a que viniesen más voluntarios a cavar.
- En el final del documental, los protagonistas se llevan la sorpresa de las palabras de agradecimiento que les dedica Clint Eastwood. ¿Tenía planificado guardarse ese testimonio hasta el final?
Claro, sólo lo sabía yo. Cinco o seis días antes de esa celebración del 50 aniversario, es cuando la productora nos manda las imágenes de la entrevista con Clint Eastwood. Entonces, en lugar de decirles que me habían llegado, me callé y les dije que teníamos una sorpresa, el testimonio de James Hetfield, vocalista de Metallica. Y les pedí que no se lo dijesen a nadie. Ellos pensaban que sabían la sorpresa.
- ¿Qué busca despertar en los espectadores con "Desenterrando Sad Hill"?
No he hecho un documental pensando en el espectador, lo he hecho pensando en mí. Pensando en el documental que a mí me gustaría ver sobre este tema. Y por fortuna, creo que coincido con lo que al espectador le pueda gustar. Una historia no deja de ser algo que te entretenga, que te emocione y que durante 85 minutos te lleve a un viaje, y te hagan participes de una experiencia.
- ¿Qué le ha aportado como director la realización de este documental?
No sé si nunca me hubiera atrevido a dirigir una película, sino es porque esta historia se me cruzó y no me dejó más remedio que hacerla. A mí me imponía muchísimo la idea de hacer un largometraje, de ser capaz de manejar una narrativa en 80 o 90 minutos. Siempre había hecho cortos y sabía de lo difícil que es hacer un corto que te entretenga durante 10 minutos. Por lo tanto, hacer un largo me parecía imposible. Gracias a esto, he conseguido el valor para hacer una película. Ahora, el paso natural será hacer un largometraje de ficción. Que si esto me ha parecido difícil, imagínate un largo de ficción donde hay un mayor presupuesto y un manejo más complejo de los tiempos que en un documental.
- Y por último, ¿Cuál va a ser su próximo proyecto?
Puedo comunicarte que ahora mismo estoy escribiendo el guión del largometraje de ficción. Tiene algo de western, está basado en hechos reales y transcurre a finales del siglo XIX. Y hasta ahí puedo leer.
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- ¿Cómo surgió la idea de realizar "Desenterrando Sad Hill"?
La idea surge porque yo soy muy fan de toda la mitomanía de las localizaciones de cine. A mí me encanta viajar y llevar fotogramas de mis películas favoritas en el móvil. Por ejemplo, irme al acantilado donde se tiraban Telma y Luis con el coche, o a las escaleras de Rocky en Philadelphia. Entonces, un día me entero de que el cementerio de "El bueno, el feo y el malo" de la mítica escena del duelo final entre Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, todavía existe. Está cubierto bajo 15 centímetros de manto vegetal, pero después de 48 años de olvido, sigue ahí. Simplemente, está en un valle abandonado, en un sitio por dónde nada más que pasan vacas, y hay una asociación en Burgos que quiere desenterrarlo y reconstruirlo para dejarlo como estaba en 1966. Entonces, a mí me parece que hay una idea muy poética y muy hermosa que sean los fans quienes medio siglo después quieren devolver el cementerio a la vida. A mí ahí me parece que hay una historia y no imagino que vaya a ser un largo documental. Tampoco puedo imaginar que vayan a conseguir reconstruir el cementerio. Y mi idea es hacer un corto sobre sus motivaciones.
- ¿Fue una de las mayores dificultades, contar con las personalidades que aparecen?
Algunos de los que aparecen, como es el caso de Eugenio Alabiso, Sergio Salvati, Carlo Leva que eran técnicos que participaban en la película, son gente en su mayoría que están jubilados y son un poco más accesibles. Pero, en el caso de Clint Eastwood o Ennio Morricone que además de ser leyendas y estar muy protegidos por los círculos de la gente que les rodea, son gente que sigue trabajando, siguen al pie del cañón y que hacen su película al año. Entonces, no son viejas glorias que les guste vivir de recordar sus rodajes pasados ni de que les hagan homenajes. En muchos de esos casos, el proceso nos llevó nueve o diez meses para conseguir romper las barreras para poder llevarles a contar esta historia y que nos dieran las entrevistas.
- ¿Qué testimonio le costó más conseguir?
El que más me ha costado conseguir es el que no he conseguido, y que es Quentin Tarantino. Con él estuvimos intentándolo aun con el documental ya editado, porque es una persona que en todas las entrevistas que ha dado en 30 años dice que su película preferida de todos los tiempos es "El bueno, el feo y el malo". Estoy convencido de que el día que vea el documental dirá: ‘Pero, ¿por qué no me llamaron?’ Con él, no conseguimos romper esas barreras de gentes. De los que salen en el documental, posiblemente el más difícil fuera Clint Eastwood. De hecho, es el único con el que no estuvimos en persona. Finalmente, nos dijeron: ‘Ok, mandadnos las preguntas, las grabaremos nosotros y así nos dejáis en paz de una vez’.
- ¿Es España un país que esté lleno de reliquias de rodajes?
Absolutamente, sobre todo a partir de los años 60. Aquí, es cuando Franco con la idea de dar una imagen de aperturismo, empieza a traer grandes producciones internacionales. Les empieza a dar facilidades para que vengan a rodar aquí. España tiene una variedad paisajística acojonante. En la misma época del año puedes estar en un desierto o en una montaña nevada. Y si te vas a Canarias puedes tener diferentes paisajes tropicales. Entonces, esa flexibilidad de tener tanta variedad en un terreno tan concentrado, es una golosina. Y por si fuera poco, haciendo buen tiempo para una producción cinematográfica. Es verdad que Almería, el desierto de Tabernas, acogió desde "Lawrence de Arabia" a todos estos espagueti western. También, "Indiana Jones", "Juego de Tronos" más recientemente. Pero, el resto de la geografía ha ido atrayendo grandes películas. Por ejemplo, alguna de mis favoritas es "Conan, el bárbaro" y está rodada en Ávila, en Valsaín (Segovia), y en la Ciudad Encantada de Cuenca. Cada vez va a más el fenómeno del turismo cinematográfico.
- ¿Hay voluntad por parte de las autoridades en preservar todos esos restos?
En cierto modo, se puede decir que la asociación cultural de Sad Hill que es la que ha desenterrado el cementerio, ha hecho el trabajo sucio y la parte más
difícil. Era primero acordarse de ese cementerio cuando ya estaba condenado a la desaparición, y luego reconstruirlo. De algún modo, deberían ser ahora las autoridades quienes recojan ese testigo. Por ello, están trabajando desde hace meses en que se declare BIC (Bien de Interés Cultural). Se trataría de la primera localización en España que recibe esa garantía de protección por sus atributos cinematográficos. Sería la primera y esperemos que no sea la última. En muchos casos, estamos hablando de un legado cultural. "El bueno, el feo y el malo" es una película que perdurará y que se seguirá viendo dentro de 200 años. Ha pasado medio siglo y es tiempo suficiente para darte cuenta de que hay ciertas películas que son las que están llamadas a permanecer.
- ¿Qué trayectoria está teniendo el documental? ¿O cuál es el que espera?
Cuando empecé, esperaba hacer un corto documental. Un género que no tiene cabida en cines ni en Internet, y apenas en algunos festivales. Entonces, todo lo que está sucediendo para nosotros es un auténtico sueño. Primero, estrenamos en el Festival Internacional de Cine de Tokio, uno de los tres festivales clase A que hay en toda Asia, con una acogida brillante. Vendimos los derechos y la película se estrena en cines allí. Después, hemos estado en EEUU y en Buenos Aires. En España, nos ha costado un poquito más llegar. Pero, ahora se nos ha juntado todo. Hemos estado en Sitges donde hemos ganado el premio a mejor película de la sección en la que competíamos. Hemos estado en el Almería Western Film Festival, donde también nos han premiado con la mejor contribución técnico-artística al género Western. Y ahora sólo una semana después, estrenamos en cines. Cosa que solamente con un documental es una auténtica quijotada, estrenar una película con estas características y viendo lo bien que ha ido.
- ¿Con qué sentido utiliza el concierto de Metallica durante el transcurso del documental?
El documental empieza y termina con Metallica. A lo largo del documental, aparecen otros dos clips que de algún modo te recuerdan que hay algo ahí que no sabes porque está. Hay muchos fans de Metallica que saben el por qué. Pero, para el espectador que solamente quiere ver el documental porque le ha atraído la historia o porque le gusta el spaghetti western, va a ser una sorpresa. Fue una de las primeras decisiones que tome a la hora de dar estructura al montaje, que quería terminar con Metallica. Con eso que sucede en los conciertos de Metallica sobre "El bueno, el feo y el malo". De algún modo, quería sembrar esa semilla muy al principio.
- ¿De qué forma se ha sentido identificado con los protagonistas del documental?
No dejo de ser en el fondo, uno más de ellos. Lo que pasa que yo en lugar de cavar, grababa. Creía que podía aportar más a la causa, grabando. De hecho, ha sido una retroalimentación constante, la del proyecto con su trabajo. Para nosotros el que cada vez fuera más gente, nos animaba a seguir cubriendo el proceso. Y cuando nosotros conseguíamos a Morricone, ellos se venían arriba. Esto llamaba a que viniesen más voluntarios a cavar.
- En el final del documental, los protagonistas se llevan la sorpresa de las palabras de agradecimiento que les dedica Clint Eastwood. ¿Tenía planificado guardarse ese testimonio hasta el final?
Claro, sólo lo sabía yo. Cinco o seis días antes de esa celebración del 50 aniversario, es cuando la productora nos manda las imágenes de la entrevista con Clint Eastwood. Entonces, en lugar de decirles que me habían llegado, me callé y les dije que teníamos una sorpresa, el testimonio de James Hetfield, vocalista de Metallica. Y les pedí que no se lo dijesen a nadie. Ellos pensaban que sabían la sorpresa.
- ¿Qué busca despertar en los espectadores con "Desenterrando Sad Hill"?
No he hecho un documental pensando en el espectador, lo he hecho pensando en mí. Pensando en el documental que a mí me gustaría ver sobre este tema. Y por fortuna, creo que coincido con lo que al espectador le pueda gustar. Una historia no deja de ser algo que te entretenga, que te emocione y que durante 85 minutos te lleve a un viaje, y te hagan participes de una experiencia.
- ¿Qué le ha aportado como director la realización de este documental?
No sé si nunca me hubiera atrevido a dirigir una película, sino es porque esta historia se me cruzó y no me dejó más remedio que hacerla. A mí me imponía muchísimo la idea de hacer un largometraje, de ser capaz de manejar una narrativa en 80 o 90 minutos. Siempre había hecho cortos y sabía de lo difícil que es hacer un corto que te entretenga durante 10 minutos. Por lo tanto, hacer un largo me parecía imposible. Gracias a esto, he conseguido el valor para hacer una película. Ahora, el paso natural será hacer un largometraje de ficción. Que si esto me ha parecido difícil, imagínate un largo de ficción donde hay un mayor presupuesto y un manejo más complejo de los tiempos que en un documental.
- Y por último, ¿Cuál va a ser su próximo proyecto?
Puedo comunicarte que ahora mismo estoy escribiendo el guión del largometraje de ficción. Tiene algo de western, está basado en hechos reales y transcurre a finales del siglo XIX. Y hasta ahí puedo leer.
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