Hablamos con Pablo Briones sobre "Baracoa", la película que nació en la Escuela de San Antonio de los Baños
- por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
El argentino Pablo Briones acudió a un taller dirigido por el desaparecido cineasta Abbas Kiarostami en la cubana Escuela de San Antonio de los Baños (EICTV) y allí se encontró con un par de jóvenes estadounidenses, cineastas en ciernes como el, y algunos niños que rondaban la escuela y servían de improvisados actores en los cortos que allí se filmaban. Todo juntos crearon "Baracoa", una cinta recientemente estrenada en la Berlinale. NOTICINE.com habló en exclusiva con Briones sobre cómo se desarrollo paso a paso este peculiar proyecto pleno de espontaneidad.
- ¿Cómo empezó todo?
En aquel curso con Kiarostami en Cuba. Allí encontré a mis niños protagonistas y también me encontré con Jace, que fue el cámara de "Baracoa" y mi colega de dirección, junto con su amigo Sean Clark, formando una pareja artística llamada The Moving Picture Boys. Y como que ahí vimos que había potencial. Hicimos un corto juntos, que presentamos en Locarno y que después estuvo de gira por festivales, y después surgió la película.
- ¿Cómo conoció a los niños?
En el pueblo textil que está cerquita de la escuela de cine, yo estaba buscando a un protagonista para una historia que tenía en mente y encontré, algo así como diez niños en poco tiempo, que estaban conmigo y después de dos horas andando por el pueblo me encontré a estos dos, Leonel Aguilera y Antuán Alemán, que vinieron como a pedirme explicaciones a ver qué estaba haciendo yo ahí. Se veía que eran más dueños del lugar, en cierta manera, por una cuestión de personalidad, y me pidieron que les explicara de qué se trataba la película, qué pasaba y cuando les expliqué de qué se trataba, que en sí mi argumento básicamente era un niño que perdía su gato y que tenía que salir a buscarlo, entonces el más pequeñito de los dos me dijo: "Bueno, si estamos de a dos, lo vamos a encontrar mucho más rápido al gato". Me encantó que empezara directo a negociar el guion, y, bueno, me olvidé de mi historia con el gato y escribí un guion en base a su vida cotidiana para ese primer cortometraje. Y nos fue tan bien, fue tan lindo lo que pasó ahí, que estábamos convencidos de intentar un proyecto más ambicioso, y volvimos seis meses después. En esos seis meses escribí el guion que nos sirvió como guía de rodaje, y volvimos seis meses después en una colaboración un poco particular que montamos junto con, son tres empresas de producción, una basada en Barcelona, una basada en Nashville y una basada en Ginebra, donde vivo yo, como productor mayoritario. Y a nivel de la dirección también hubo algo muy especial porque fue un poco lo que me pasó con los niños, en el sentido de que yo buscaba un niño y encontré uno que me propuso venir de a dos, y me pasó lo mismo con Jace, mi colega del cortometraje, el me propuso coproducir, pero me propuso también codirigir con la especificidad de que él, todos sus trabajos como director son en dúo junto con su amigo Sean. Así que bueno, era un poco un experimento, decir, bueno, vamos a lograr trabajar juntos, como va a ir todo... y bueno, fue una cosa así de sentir que había una línea de energía y tener confianza en los demás.
- ¿Cómo se coordinaron?
Se fue viendo sobre la marcha. Tuvimos una idea de cómo nos queríamos coordinar antes del rodaje, y cuando empezamos a filmar nos dimos cuenta de que quizás no era la mejor idea, el mejor funcionamiento en el cual era una especie de triple codirección, y de repente como que no funcionaba tres direcciones al mismo tiempo, ¿no? como que no íbamos a hacer ninguna... Pero bastante rápido encontramos un equilibrio de colaboración en el cual yo me concentraba en la dirección de actores y en la improvisación del guion en el momento, por una cuestión lingüística, y también una cuestión de relación con los niños.
- ¿Sus codirectores no hablan español?
No, no, y ellos, por eso mismo, estaban concentrados en ocuparse de la cuestión formal, de las imágenes y el sonido, ocupándose de las acciones y de los diálogos, como si fuese un documental en cierta manera.
- ¿Decidieron rodar donde vivían los niños?
Sí, filmamos en el pueblo textil, que es el lugar en el que viven, las abuelas que salen en la película son sus abuelas, es realmente su vida. Entonces es una cuestión de perspectiva, si es más documental o más ficción, pero de nuestra parte, realmente no nos preocupamos por dónde está esa frontera.
- ¿Por qué en su opinión no es necesariamente un documental?
No, es decir, lo puede ser, pero para mí también "Titanic" puede ser un documental, sobre la industria hollywoodense, como funciona, lo bien que está hecha la luz en el lugar, como se hace un decorado... en ese sentido las cuestiones sobre qué es un documental, qué es ficción son complejas y nosotros decidimos trabajar sin limitarnos a una cosa o la otra.
- ¿Les resultó complejo rodar en Cuba?
Estuvo muy bien organizado. Tuvimos una excelente jefa de producción en colaboración con la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, así que fue en ese sentido fue fácil organizar el rodaje porque teníamos gente muy capacitada y muy buena, haciendo muy buen trabajo en Cuba, para preparar el rodaje y también para improvisar cuestiones de producción durante todo el rodaje porque había mucha improvisación del lado artístico, y la producción seguía muy bien. La escuela como institución apoyó el proyecto, nos alojamos en la escuela, hay un par de localizaciones que son en la escuela, como la piscina vacía, el carro de noche vacío también es la escuela de cine... Sí tuvimos una colaboración muy extensa con ellos.
- ¿Cómo ha visto a esta nueva generación cubana que representan estos niños que imagino ya serán adolescentes?
Yo realmente tengo una muy linda relación con Cuba, es un país que me gusta mucho, me gusta mucho su gente. La cuestión política digamos que es compleja porque es una cuestión de punto de vista. A mí me suena muy exagerado hablar de dictadura, un poco fácil hablar de eso, ese es el debate. En todo caso, la película no se ocupa de ese tipo de cuestiones, pero, en relación a tu pregunta sobre la juventud, me gustó mucho que en realidad me parece entender... como que estar muy bien en su piel, me viene un poco del francés la expresión porque es mi lengua de todos los días, pero parecen estar como muy bien en su cuerpo, como estar bien con quienes son... Me parecen más atrevidos que los jóvenes de otros lugares.
- Muchos de esos jóvenes sueñan con salir del país…
Sí, eso es un poco la imagen del cubano que quiere salir, y creo que es una realidad también, porque, es normal, ¿no? En el momento en el que se pone un límite, prácticamente las cosas consisten en pasar ese límite. Luego, creo que las cosas están demasiado focalizadas en esa realidad, cuando uno está ahí, si tienes la sensibilidad también para eso, hay gente también muy linda, que vive bien ahí. Luego, puedo entender, quizás desde una perspectiva un poco romántica de alguien que vive fuera, pero a mí lo que me gusta es que la gente es muy noble, muy buena, muy generosa. Eso es algo que en muchos otros lugares no se encuentra fácil, sitios donde las libertades son aparentemente mucho más grandes, pero se es prisionero de otra manera, o los límites vienen por otra parte. Por ejemplo, yo vivo en Ginebra y Suiza es realmente a nivel económico o legal, una sociedad que tiene todas las facilidades del mundo, sin embargo, a nivel humano la gente es mucho más reservada, menos generosa... y lo entiendo, ¿eh? Con todas sus motivaciones, pero a nivel humano de repente prefiero encontrarme con jóvenes cubanos, porque te dan todo e hicieron posible una película como "Baracoa".
- ¿Han pensado en el futuro volver a colaborar usted y los Moving Picture Boys?
Claro, lo pensamos más de una vez, pero ahora, en estos días que estábamos presentando la película en Berlín, compartiéndola con el público, que logramos traer a los protagonistas para presentar la película aquí, de repente las ganas de volver a hacer una colaboración volvieron a subir. Los chicos tienen ganas de filmar de nuevo y con mis colegas de The Moving Pictures Boys, estamos hablando de eso, que estaría lindo lanzarnos en un nuevo proyecto, en una etapa más avanzada de la vida de los dos protagonistas. Ahora su familia se ha trasladado a La Habana, y un poquito más tarde, cuando ambos ya sean definitivamente adolescentes, con la perspectiva de tener que empezar a pensar en la vida de adultos, en hacer decisiones que ya se ponen un poquito más serias, sería muy interesante.
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- ¿Cómo empezó todo?
En aquel curso con Kiarostami en Cuba. Allí encontré a mis niños protagonistas y también me encontré con Jace, que fue el cámara de "Baracoa" y mi colega de dirección, junto con su amigo Sean Clark, formando una pareja artística llamada The Moving Picture Boys. Y como que ahí vimos que había potencial. Hicimos un corto juntos, que presentamos en Locarno y que después estuvo de gira por festivales, y después surgió la película.
- ¿Cómo conoció a los niños?
En el pueblo textil que está cerquita de la escuela de cine, yo estaba buscando a un protagonista para una historia que tenía en mente y encontré, algo así como diez niños en poco tiempo, que estaban conmigo y después de dos horas andando por el pueblo me encontré a estos dos, Leonel Aguilera y Antuán Alemán, que vinieron como a pedirme explicaciones a ver qué estaba haciendo yo ahí. Se veía que eran más dueños del lugar, en cierta manera, por una cuestión de personalidad, y me pidieron que les explicara de qué se trataba la película, qué pasaba y cuando les expliqué de qué se trataba, que en sí mi argumento básicamente era un niño que perdía su gato y que tenía que salir a buscarlo, entonces el más pequeñito de los dos me dijo: "Bueno, si estamos de a dos, lo vamos a encontrar mucho más rápido al gato". Me encantó que empezara directo a negociar el guion, y, bueno, me olvidé de mi historia con el gato y escribí un guion en base a su vida cotidiana para ese primer cortometraje. Y nos fue tan bien, fue tan lindo lo que pasó ahí, que estábamos convencidos de intentar un proyecto más ambicioso, y volvimos seis meses después. En esos seis meses escribí el guion que nos sirvió como guía de rodaje, y volvimos seis meses después en una colaboración un poco particular que montamos junto con, son tres empresas de producción, una basada en Barcelona, una basada en Nashville y una basada en Ginebra, donde vivo yo, como productor mayoritario. Y a nivel de la dirección también hubo algo muy especial porque fue un poco lo que me pasó con los niños, en el sentido de que yo buscaba un niño y encontré uno que me propuso venir de a dos, y me pasó lo mismo con Jace, mi colega del cortometraje, el me propuso coproducir, pero me propuso también codirigir con la especificidad de que él, todos sus trabajos como director son en dúo junto con su amigo Sean. Así que bueno, era un poco un experimento, decir, bueno, vamos a lograr trabajar juntos, como va a ir todo... y bueno, fue una cosa así de sentir que había una línea de energía y tener confianza en los demás.
- ¿Cómo se coordinaron?
Se fue viendo sobre la marcha. Tuvimos una idea de cómo nos queríamos coordinar antes del rodaje, y cuando empezamos a filmar nos dimos cuenta de que quizás no era la mejor idea, el mejor funcionamiento en el cual era una especie de triple codirección, y de repente como que no funcionaba tres direcciones al mismo tiempo, ¿no? como que no íbamos a hacer ninguna... Pero bastante rápido encontramos un equilibrio de colaboración en el cual yo me concentraba en la dirección de actores y en la improvisación del guion en el momento, por una cuestión lingüística, y también una cuestión de relación con los niños.
- ¿Sus codirectores no hablan español?
No, no, y ellos, por eso mismo, estaban concentrados en ocuparse de la cuestión formal, de las imágenes y el sonido, ocupándose de las acciones y de los diálogos, como si fuese un documental en cierta manera.
- ¿Decidieron rodar donde vivían los niños?
Sí, filmamos en el pueblo textil, que es el lugar en el que viven, las abuelas que salen en la película son sus abuelas, es realmente su vida. Entonces es una cuestión de perspectiva, si es más documental o más ficción, pero de nuestra parte, realmente no nos preocupamos por dónde está esa frontera.
- ¿Por qué en su opinión no es necesariamente un documental?
No, es decir, lo puede ser, pero para mí también "Titanic" puede ser un documental, sobre la industria hollywoodense, como funciona, lo bien que está hecha la luz en el lugar, como se hace un decorado... en ese sentido las cuestiones sobre qué es un documental, qué es ficción son complejas y nosotros decidimos trabajar sin limitarnos a una cosa o la otra.
- ¿Les resultó complejo rodar en Cuba?
Estuvo muy bien organizado. Tuvimos una excelente jefa de producción en colaboración con la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, así que fue en ese sentido fue fácil organizar el rodaje porque teníamos gente muy capacitada y muy buena, haciendo muy buen trabajo en Cuba, para preparar el rodaje y también para improvisar cuestiones de producción durante todo el rodaje porque había mucha improvisación del lado artístico, y la producción seguía muy bien. La escuela como institución apoyó el proyecto, nos alojamos en la escuela, hay un par de localizaciones que son en la escuela, como la piscina vacía, el carro de noche vacío también es la escuela de cine... Sí tuvimos una colaboración muy extensa con ellos.
- ¿Cómo ha visto a esta nueva generación cubana que representan estos niños que imagino ya serán adolescentes?
Yo realmente tengo una muy linda relación con Cuba, es un país que me gusta mucho, me gusta mucho su gente. La cuestión política digamos que es compleja porque es una cuestión de punto de vista. A mí me suena muy exagerado hablar de dictadura, un poco fácil hablar de eso, ese es el debate. En todo caso, la película no se ocupa de ese tipo de cuestiones, pero, en relación a tu pregunta sobre la juventud, me gustó mucho que en realidad me parece entender... como que estar muy bien en su piel, me viene un poco del francés la expresión porque es mi lengua de todos los días, pero parecen estar como muy bien en su cuerpo, como estar bien con quienes son... Me parecen más atrevidos que los jóvenes de otros lugares.
- Muchos de esos jóvenes sueñan con salir del país…
Sí, eso es un poco la imagen del cubano que quiere salir, y creo que es una realidad también, porque, es normal, ¿no? En el momento en el que se pone un límite, prácticamente las cosas consisten en pasar ese límite. Luego, creo que las cosas están demasiado focalizadas en esa realidad, cuando uno está ahí, si tienes la sensibilidad también para eso, hay gente también muy linda, que vive bien ahí. Luego, puedo entender, quizás desde una perspectiva un poco romántica de alguien que vive fuera, pero a mí lo que me gusta es que la gente es muy noble, muy buena, muy generosa. Eso es algo que en muchos otros lugares no se encuentra fácil, sitios donde las libertades son aparentemente mucho más grandes, pero se es prisionero de otra manera, o los límites vienen por otra parte. Por ejemplo, yo vivo en Ginebra y Suiza es realmente a nivel económico o legal, una sociedad que tiene todas las facilidades del mundo, sin embargo, a nivel humano la gente es mucho más reservada, menos generosa... y lo entiendo, ¿eh? Con todas sus motivaciones, pero a nivel humano de repente prefiero encontrarme con jóvenes cubanos, porque te dan todo e hicieron posible una película como "Baracoa".
- ¿Han pensado en el futuro volver a colaborar usted y los Moving Picture Boys?
Claro, lo pensamos más de una vez, pero ahora, en estos días que estábamos presentando la película en Berlín, compartiéndola con el público, que logramos traer a los protagonistas para presentar la película aquí, de repente las ganas de volver a hacer una colaboración volvieron a subir. Los chicos tienen ganas de filmar de nuevo y con mis colegas de The Moving Pictures Boys, estamos hablando de eso, que estaría lindo lanzarnos en un nuevo proyecto, en una etapa más avanzada de la vida de los dos protagonistas. Ahora su familia se ha trasladado a La Habana, y un poquito más tarde, cuando ambos ya sean definitivamente adolescentes, con la perspectiva de tener que empezar a pensar en la vida de adultos, en hacer decisiones que ya se ponen un poquito más serias, sería muy interesante.
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