Joaquín Furriel estrena en España la coproducción "Enterrados"

por © Covadonga Díaz -NOTICINE.com
El astro de moda en Argentina, Joaquín Furriel, estrena este fin de semana en cines españoles la coproducción hispano argentina con la que debuta el director y guionista asturiano Luis Trapiello, "Enterrados". Coprotagonizado por Paula Prendes, Manuel Pizarro, Candela Peña y José Antonio Lobato, este drama minero refleja una metáfora visual en la que el aislamiento y la oscuridad de una mina de carbón iluminan la condición humana a través de cinco personajes que, atrapados en una galería a 600 metros de profundidad, caminan por la compleja telaraña de las relaciones que se establecen en las situaciones límites.

Un grupo de personas, cuatro mineros y un técnico de sondeos y excavaciones, quedan atrapados en el interior de la mina. A partir de ahí se desencadena lo que es "la verdadera historia, que tiene dos planos de comprensión", explicó su director durante el rodaje.

Joaquín Furriel, conocido por películas como "El faro de las orcas" o "Cien años de perdón", encarna en "Enterrados" a un técnico de explotaciones que, pese a estar acostumbrado al trabajo de oficina, baja al pozo como excepción y queda aislado junto a otros cuatro mineros con experiencia en los trabajos de interior. En él, se verá reflejado un "cóctel explosivo" que hace aflorar tensiones y conflictos, según adelantó Trapiello.

El actor argentino ha desarrollado en los últimos años diversos proyectos a uno y otro lado del océano. En España, este año, además de "Enterrados" ha lanzado en el Festival de Málaga la comedia "Taxi a Gibraltar", que en tierras ibéricas dirigió su compatriota Alejo Flah. Mientras, en Argentina, tiene en los cines desde la semana pasada el drama "El hijo". Otras cintas recientes de Furriel, de casi 45 años, han sido "Las grietas de Jara", "El árbol de la sangre" (esta también en España) y "La quietud", de Pablo Trapero.

El rodaje de "Enterrados" requirió al porteño un notable esfuerzo físico, ya que durante varias semanas estuvieron en minas reales, como los pozos San Luis, en Ciaño, y Sotón, en San Martín del Rey Aurelio, ambos convertidos en museos tras el cierre de las explotaciones.

"Podría darse esta situación de aislamiento en cualquier otro lugar. Pero soy de Mieres y mi padre y mi abuelo fueron mineros. Me apetecía asistir al último momento de la minería, las Cuencas son un lugar con un gran potencial para ser escenario de buenas historias", detalló Trapiello, el director.

Agregó que las condiciones de rodaje fueron "extremas", con altos grados de humedad, frío y penumbra. Con ello, Trapiello ha pretendido "dejar un testimonio de la actividad minera en un momento en el que parece destinada a caer".


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