Federico Veiroj habla sobre "Así habló el cambista", candidata uruguaya al Oscar
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
En "Así habló el cambista" (2019), película elegida para representar al Uruguay en la competencia por el Oscar Internacional, Federico Veiroj adapta una novela que gira en torno al personaje al que alude el título, un inescrupuloso empleado de una casa de cambio. Ambientada entre la década del 50 y los 70 en Uruguay y Argentina, su quinta película ahonda en un tema recurrente de nuestra historia. En una charla con nuestros compañeros de EscribiendoCine, cuenta cómo encaró el proceso de adaptar el material y una producción con actores profesionales.
- Es la primera vez que adapta una novela...
Desde que conocí la novela en el 2012 supe que ahí había una película. Cosa que me pudo haber pasado con otros libros pero, en este caso, al ser de un autor uruguayo y con un personaje muy atractivo independientemente de la valoración moral me dije a mí mismo que la filmaría. Al día siguiente llegué a Montevideo y llamé a un amigo que me conectó con la familia de Juan Enrique Gruber porque pensé que tal vez los conocía y efectivamente era así: conocía a uno de los hijos.
- ¿Cómo fue el trabajo de adaptación?
Hay algo de apropiación del material. Cuando decido llevarlo a cabo, me apropio de la novela desde lo personal y también desde lo grupal porque fue un trabajo en conjunto con Arauco Hernández que además es el fotógrafo de la película y con Martín Mauregui. Siempre desde un lugar respetuoso hacia la novela. A la hora de dirigir es fundamental tener una relación cercana con el material que trabajo, no por sentirme parecido o lejano, tiene que haber algún tipo de atracción y este personaje lo tenía y eso estaba en la novela.
- Se puede decir que también fue la primera vez que afrontó una producción grande...
Desde que encontré la novela supe que tenía que hacer una película con todo el despliegue y determinados movimientos de cámara. Además, la época que recreamos le iba a dar su propio valor de producción. Por ejemplo yo nunca había trabajado con un protagonista que fuera un actor profesional, siempre lo hice con actores naturales o de ocasión con los que trabajé muy bien, pero el hecho de trabajar con un actor profesional sitúa la relación desde otro lado y le saqué mucho partido. Y no sólo hablo de Daniel Hendler, sino de Dolores Fonzi, Luis Machín, Germán de Silva, Benjamín Vicuña y Paulo Betis, un reconocido actor de televisión en Brasil.
- ¿Esto modificó su modo de trabajo?
A la hora de dirigir hablo de la misma manera, no tengo un método distinto para actores profesionales y no profesionales. Me dejo llevar por la intuición y por lo que me gusta ver, escuchar y todo lo que va pasando frente a la cámara.
- ¿Cuál es la principal motivación del protagonista?
El tipo es un gobernado por algo desconocido que le hace llevar a cabo ciertas cosas. Su motivación es afirmarse y darle rienda suelta a sus fantasías y delirios que tienen que ver con el acaudalar dinero pero también esconde una carencia emocional que lo hace distinto a cualquier otra persona.
- En "Belmonte", tu película anterior, escribió pensando en Gonzalo Delgado, el pintor que terminó siendo el protagonista. ¿En "Así habló el cambista" le pasó lo mismo?
No, no tenía una cara en particular pero sí una impronta, un sentimiento. No pensé en Daniel Hendler en un primer momento pero como es un amigo sabía que estaba encarando este proyecto y siempre se interesó y decantó en que sea interpretado por él.
- La película se estrena en un momento donde nuevamente la Argentina atraviesa una profunda crisis. ¿Piensa que la coyuntura puede jugarle en contra o a favor?
El libro, que es de fines de los setenta, habla de un momento concreto, recrea el Rodrigazo sin nombrarlo. El autor habla de los vaivenes de la economía argentina y cuarenta años después tiene actualidad pero la tuvo también hace diez años. Los argentinos están más acostumbrados a las crisis que nosotros los uruguayos, más allá de las consecuencias que pueda haber en la vecina orilla. Espero que no sea en demérito de que la película sea vista. Es una historia de nuestros tiempos con personajes reconocibles más allá del misterio que rodea al protagonista.
- Y llegó la preselección para los Oscar.
Es espectacular. Pasó lo mismo con "La vida útil" y para mí todo lo que suceda luego de haber hecho la película y que acerca al espectador para que la vea es sensacional. Yo lo que quiero es que mi película se vea y que la gente pueda conmoverse por un rato.
© ViendoMovies-NOTICINE.com
- Es la primera vez que adapta una novela...
Desde que conocí la novela en el 2012 supe que ahí había una película. Cosa que me pudo haber pasado con otros libros pero, en este caso, al ser de un autor uruguayo y con un personaje muy atractivo independientemente de la valoración moral me dije a mí mismo que la filmaría. Al día siguiente llegué a Montevideo y llamé a un amigo que me conectó con la familia de Juan Enrique Gruber porque pensé que tal vez los conocía y efectivamente era así: conocía a uno de los hijos.
- ¿Cómo fue el trabajo de adaptación?
Hay algo de apropiación del material. Cuando decido llevarlo a cabo, me apropio de la novela desde lo personal y también desde lo grupal porque fue un trabajo en conjunto con Arauco Hernández que además es el fotógrafo de la película y con Martín Mauregui. Siempre desde un lugar respetuoso hacia la novela. A la hora de dirigir es fundamental tener una relación cercana con el material que trabajo, no por sentirme parecido o lejano, tiene que haber algún tipo de atracción y este personaje lo tenía y eso estaba en la novela.
- Se puede decir que también fue la primera vez que afrontó una producción grande...
Desde que encontré la novela supe que tenía que hacer una película con todo el despliegue y determinados movimientos de cámara. Además, la época que recreamos le iba a dar su propio valor de producción. Por ejemplo yo nunca había trabajado con un protagonista que fuera un actor profesional, siempre lo hice con actores naturales o de ocasión con los que trabajé muy bien, pero el hecho de trabajar con un actor profesional sitúa la relación desde otro lado y le saqué mucho partido. Y no sólo hablo de Daniel Hendler, sino de Dolores Fonzi, Luis Machín, Germán de Silva, Benjamín Vicuña y Paulo Betis, un reconocido actor de televisión en Brasil.
- ¿Esto modificó su modo de trabajo?
A la hora de dirigir hablo de la misma manera, no tengo un método distinto para actores profesionales y no profesionales. Me dejo llevar por la intuición y por lo que me gusta ver, escuchar y todo lo que va pasando frente a la cámara.
- ¿Cuál es la principal motivación del protagonista?
El tipo es un gobernado por algo desconocido que le hace llevar a cabo ciertas cosas. Su motivación es afirmarse y darle rienda suelta a sus fantasías y delirios que tienen que ver con el acaudalar dinero pero también esconde una carencia emocional que lo hace distinto a cualquier otra persona.
- En "Belmonte", tu película anterior, escribió pensando en Gonzalo Delgado, el pintor que terminó siendo el protagonista. ¿En "Así habló el cambista" le pasó lo mismo?
No, no tenía una cara en particular pero sí una impronta, un sentimiento. No pensé en Daniel Hendler en un primer momento pero como es un amigo sabía que estaba encarando este proyecto y siempre se interesó y decantó en que sea interpretado por él.
- La película se estrena en un momento donde nuevamente la Argentina atraviesa una profunda crisis. ¿Piensa que la coyuntura puede jugarle en contra o a favor?
El libro, que es de fines de los setenta, habla de un momento concreto, recrea el Rodrigazo sin nombrarlo. El autor habla de los vaivenes de la economía argentina y cuarenta años después tiene actualidad pero la tuvo también hace diez años. Los argentinos están más acostumbrados a las crisis que nosotros los uruguayos, más allá de las consecuencias que pueda haber en la vecina orilla. Espero que no sea en demérito de que la película sea vista. Es una historia de nuestros tiempos con personajes reconocibles más allá del misterio que rodea al protagonista.
- Y llegó la preselección para los Oscar.
Es espectacular. Pasó lo mismo con "La vida útil" y para mí todo lo que suceda luego de haber hecho la película y que acerca al espectador para que la vea es sensacional. Yo lo que quiero es que mi película se vea y que la gente pueda conmoverse por un rato.
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