Llega a las salas adaptación USA de la novela de José Luis Sampedro "La sonrisa etrusca"
- por © Paloma Guardia-NOTICINE.com
La obra del español José Luis Sampedro "La sonrisa etrusca", considerada por el diario El Mundo como una de las 100 mejores novelas en nuestro idioma en el siglo XX, adaptada al cine por primera vez por el cine independiente estadounidense, ha llegado este fin de semana a salas norteamericanas, aunque en algunos mercados -como el español- ya había sido lanzada hace unos meses en plataformas digitales. Protagonizada por conocidos actores como Brian Cox, Thora Birch, JJ Feild, Rosanna Arquette, Tim Matheson, Peter Coyote y Treat Williams, ha sido adaptada a la pantalla por Michael McGowan, Michal Lali Kagan y Sarah Bellwood, y dirigida por los israelíes Oded Binnun y Mihal Brezis.
La historia original se desarrolla en Milán donde el viejo cascarrabias y tozudo, Salvatore Roncone, extraordinariamente apegado a la tierra calabresa donde nació, es trasladado por su hijo Renato para tratar su enfermedad terminal. En la ciudad tiene que encarar el choque de dos mundos: el de su hijo y su esposa que, junto a su nieto de 13 meses forman una familia burguesa y urbana, con rancias costumbres machistas y rencillas familiares. El pequeño nieto, Bruno, nombre que recibía Salvatore en la clandestinidad partisana, establece con el abuelo una relación muy especial. Salvatore vuelca su ternura en él, e intenta transmitirle su amor de por vida. Hasta tal punto llega su afán de demostrar que aún es capaz de llevar los hechos lo más normalmente posible, que vuelve a enamorarse de nuevo, demostrándonos que nunca es tarde.
Aunque la trama se mantiene en esta versión fílmica, no así la nacionalidad de sus personajes y la ambientación, ya que se desarrolla en San Francisco y el veterano personaje central es ahora un escocés.
La película, "The Etruscan Smile", proyectada por primera vez en 2018, ya se estrenó en algunas plataformas digitales de España hace apenas un par de meses, pero es este viernes cuando se estrena en Estados Unidos. Y a pesar de ser una obra de la literatura española, la única traza ibérica en el proyecto la puso el director de fotografía, Xabier Aguirresarobe, con ya una amplia carrera internacional.
La transición de la literatura al cine conlleva ligeras modificaciones y licencias propias para adaptar así el formato al público, pero siempre debe permanecer la esencia de la historia original. José Luís Sampedro escribió una novela llena de realidad, habló de infinitos valores humanos, desde de la humildad y certeza con la que hablan los abuelos. Narró el choque generacional con diferentes clases, contó cosas a cerca de la vida, la muerte, el honor y el amor.
Los directores israelíes, Oded Binnun y Mihal Brezis, han tomado licencia para adaptar la universalidad de esta novela costumbrista de 1983 de la mejor manera posible. En la versión cinematográfica han introducido sustanciales cambios que no ensucian, sino que homenajean esta conmovedora historia. En el largometraje el viejo, en este caso llamado Rory MacNeil es escocés, y el lugar al que viaja para curar su enfermedad en este caso no es Milán, como en la obra original, sino que se traslada a San Francisco. Lo más complicado de todo es que tenían que ajustar el metraje a dos horas, con la infinidad de matices y personajes complejos que tiene la historia, y aunque se precipita en determinados aspectos, se hace fuerte en los momentos más bellos y puros, y consigue ser una película reflexiva y acogedora, donde es inevitable que se escape alguna lágrima.
Esta vez lo esencial no es el montaje, la música o la fotografía, en este tipo de cintas prima el sentimiento que consigue despertar al público. Pues, al final se demuestra que también se puede morir con una sonrisa, de la misma manera que los etruscos representaban a sus muertos.
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La historia original se desarrolla en Milán donde el viejo cascarrabias y tozudo, Salvatore Roncone, extraordinariamente apegado a la tierra calabresa donde nació, es trasladado por su hijo Renato para tratar su enfermedad terminal. En la ciudad tiene que encarar el choque de dos mundos: el de su hijo y su esposa que, junto a su nieto de 13 meses forman una familia burguesa y urbana, con rancias costumbres machistas y rencillas familiares. El pequeño nieto, Bruno, nombre que recibía Salvatore en la clandestinidad partisana, establece con el abuelo una relación muy especial. Salvatore vuelca su ternura en él, e intenta transmitirle su amor de por vida. Hasta tal punto llega su afán de demostrar que aún es capaz de llevar los hechos lo más normalmente posible, que vuelve a enamorarse de nuevo, demostrándonos que nunca es tarde.
Aunque la trama se mantiene en esta versión fílmica, no así la nacionalidad de sus personajes y la ambientación, ya que se desarrolla en San Francisco y el veterano personaje central es ahora un escocés.
La película, "The Etruscan Smile", proyectada por primera vez en 2018, ya se estrenó en algunas plataformas digitales de España hace apenas un par de meses, pero es este viernes cuando se estrena en Estados Unidos. Y a pesar de ser una obra de la literatura española, la única traza ibérica en el proyecto la puso el director de fotografía, Xabier Aguirresarobe, con ya una amplia carrera internacional.
La transición de la literatura al cine conlleva ligeras modificaciones y licencias propias para adaptar así el formato al público, pero siempre debe permanecer la esencia de la historia original. José Luís Sampedro escribió una novela llena de realidad, habló de infinitos valores humanos, desde de la humildad y certeza con la que hablan los abuelos. Narró el choque generacional con diferentes clases, contó cosas a cerca de la vida, la muerte, el honor y el amor.
Los directores israelíes, Oded Binnun y Mihal Brezis, han tomado licencia para adaptar la universalidad de esta novela costumbrista de 1983 de la mejor manera posible. En la versión cinematográfica han introducido sustanciales cambios que no ensucian, sino que homenajean esta conmovedora historia. En el largometraje el viejo, en este caso llamado Rory MacNeil es escocés, y el lugar al que viaja para curar su enfermedad en este caso no es Milán, como en la obra original, sino que se traslada a San Francisco. Lo más complicado de todo es que tenían que ajustar el metraje a dos horas, con la infinidad de matices y personajes complejos que tiene la historia, y aunque se precipita en determinados aspectos, se hace fuerte en los momentos más bellos y puros, y consigue ser una película reflexiva y acogedora, donde es inevitable que se escape alguna lágrima.
Esta vez lo esencial no es el montaje, la música o la fotografía, en este tipo de cintas prima el sentimiento que consigue despertar al público. Pues, al final se demuestra que también se puede morir con una sonrisa, de la misma manera que los etruscos representaban a sus muertos.
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