Entrevista exclusiva: Edgar Ramírez y la fascinación por interpretar a un espía que actúa
- por © Mónica Uriel-NOTICINE.com
Pocos actores iberoamericanos disponen de tantas oportunidades internacionales ahora mismo como el venezolano Edgar Ramírez, quien este mes de junio estrenará dos películas en la plataforma Netflix, "Los últimos días del crimen / The Last Days of American Crime" y "Red Avispa / Wasp Network", cinta ésta última que ha pasado por varios festivales y marcó su reencuentro con el francés Olivier Assayas tras el film-miniserie "Carlos", que le lanzó a la fama. Al lado de Penélope Cruz, Gael García Bernal y Ana de Armas, el astro venezolano es uno de los "Cinco", agentes cubanos infiltrados en los grupos anticastristas para prevenir atentados en Cuba. De su personaje y el film habló en exclusiva NOTICINE.com con Edgar Ramírez.
- ¿Qué le llamó la atención de este proyecto para aceptar un papel de reparto?
Principalmente, la oportunidad de volver a trabajar con Olivier Assayas, que es una persona muy importante en mi vida tanto a nivel profesional como personal. Nosotros hicimos una película muy importante en mi carrera que se llama "Carlos", hace una década, y desde entonces habíamos querido volver a trabajar juntos. Hemos estado intentado encontrar la historia precisa para poder reencontrarnos y cuando este proyecto llegó a sus manos, escribió el guión y me lo envió. Estuvimos muy contentos de poder compartir un proyecto juntos otra vez y de nuevo de la misma forma en la que nos aproximamos a "Carlos". Encontramos una historia y unos personajes que llegan a situaciones extremas dentro de contextos que fueron reales, basados en personajes y eventos reales, pero que explora la dimensión humana de esos personajes que atraviesan estos eventos y las decisiones tan duras que debieron tomar en sus vidas. La película sucede dentro de eventos geopolíticos complicados, controversiales y bastantes complejos, pero el foco de la historia y el foco de Olivier, como director, está en la dimensión humana de estos personajes y qué pasa dentro de ellos, en la trayectoria de atravesar estas experiencias y de tomar estas decisiones. Eso es lo que me atrajo y lo que me emocionó hacer un personaje como este.
- Háblenos entonces de su personaje...
Mi personaje se llama René González y es un soldado comprometido con la causa de su país, con su ideología, que decide dejarlo todo atrás para intentar defender aquello en lo que cree y tratar de defender a su país de lo que él considera que son ataques a la infraestructura y soberanía de su país. Se lanza, junto con otros personajes, a una infiltración en las filas enemigas para intentar prevenir estos ataques, pero el coste emocional es muy alto y se convierte en un desertor que es clasificado como traidor. Lo que me pareció interesante es que alguien decida vivir una vida en la que constantemente se está desdoblando, y más allá, esta película se mueve entre las tensas relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Es una película que fácilmente pudo haber sucedido en otros países como en Corea del Norte o Corea del Sur, países que están en conflicto histórico, porque el rol del espía es el ejercicio de desdoblamiento más interesante, al ser gente que decide vivir su vida pretendiendo que son otras personas constantemente. Yo, como actor, me gano la vida pretendiendo que soy otra persona, pero lo que yo hago es una exploración real dentro de un ambiente ficticio. Sin embargo, un espía crea personajes ficticios que se mueven dentro de un contexto que es real y tiene consecuencias reales. Muchas veces esas consecuencias se pagan con la vida o con la cárcel, como en el caso de estos personajes, de modo para mí esa yuxtaposición me pareció muy interesante.
- Imagino que es un desafío actoral...
Sí, un poco como las Matrioshka, las muñecas rusas, donde en algún punto estoy yo como actor que crea un personaje, que crea otros personajes y eso no lo había vivido antes. Ni siquiera con "Carlos", porque él era un terrorista que era siempre él, de hecho, quería ser él siempre, además, quería que todos se enteraran. En un ambiente donde principalmente no quieres que la gente te descubra, él quería que supiesen que era el autor de esos ataques. En el caso de esta película, es todo lo contrario, un hombre que se esconde constantemente y al final no se sabe exactamente quién es. Y eso fue un reto. Hay un momento en la película que me parecía muy interesante explorarlo, que es con su familia, donde te acercas y puedes saber quién es él en realidad, sobre todo en los momentos de mayor dolor y culpa por haber sometido a su familia a tanto silencio y sufrimiento, pero del resto tu nunca sabes quien es, y eso es muy interesante como actor.
- ¿Cómo fue filmar en Cuba?
El rodaje en Cuba resultó complejo. Cuba es un país lleno de muchísimas contradicciones, fue en algunos momentos muy fluido y en otros complicado, pero la experiencia de trabajar con el equipo cubano fue muy bonita, hay grandes profesionales y la gente es muy amable. Es un lugar muy duro y lleno de mucha desigualdad, es un país que por tantos años ha sacrificado tantas vidas y ha habido tanto dolor para intentar cumplir un sueño de supuesta igualdad y que sea, en mi experiencia, uno de los países más desiguales en los que yo he estado.
- Ustedes debutaron en la Mostra de Venecia y en Toronto, el año pasado...
Sí, fue un gran honor estar en Venecia, era la primera vez que participaba en ese festival. Había tenido otras películas pero no había podido acudir. El año anterior tuve una película en Argentina con Pablo Trapero y no pude ir, de modo que fue un gran honor estar allá. Toronto es como Venecia, Cannes, San Sebastián... los festivales más importantes del mundo, por lo que que siempre es un placer poder presentar películas allí, que te inviten y poder compartir con todos los amigos que siempre terminan pasando por allí.
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- ¿Qué le llamó la atención de este proyecto para aceptar un papel de reparto?
Principalmente, la oportunidad de volver a trabajar con Olivier Assayas, que es una persona muy importante en mi vida tanto a nivel profesional como personal. Nosotros hicimos una película muy importante en mi carrera que se llama "Carlos", hace una década, y desde entonces habíamos querido volver a trabajar juntos. Hemos estado intentado encontrar la historia precisa para poder reencontrarnos y cuando este proyecto llegó a sus manos, escribió el guión y me lo envió. Estuvimos muy contentos de poder compartir un proyecto juntos otra vez y de nuevo de la misma forma en la que nos aproximamos a "Carlos". Encontramos una historia y unos personajes que llegan a situaciones extremas dentro de contextos que fueron reales, basados en personajes y eventos reales, pero que explora la dimensión humana de esos personajes que atraviesan estos eventos y las decisiones tan duras que debieron tomar en sus vidas. La película sucede dentro de eventos geopolíticos complicados, controversiales y bastantes complejos, pero el foco de la historia y el foco de Olivier, como director, está en la dimensión humana de estos personajes y qué pasa dentro de ellos, en la trayectoria de atravesar estas experiencias y de tomar estas decisiones. Eso es lo que me atrajo y lo que me emocionó hacer un personaje como este.
- Háblenos entonces de su personaje...
Mi personaje se llama René González y es un soldado comprometido con la causa de su país, con su ideología, que decide dejarlo todo atrás para intentar defender aquello en lo que cree y tratar de defender a su país de lo que él considera que son ataques a la infraestructura y soberanía de su país. Se lanza, junto con otros personajes, a una infiltración en las filas enemigas para intentar prevenir estos ataques, pero el coste emocional es muy alto y se convierte en un desertor que es clasificado como traidor. Lo que me pareció interesante es que alguien decida vivir una vida en la que constantemente se está desdoblando, y más allá, esta película se mueve entre las tensas relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Es una película que fácilmente pudo haber sucedido en otros países como en Corea del Norte o Corea del Sur, países que están en conflicto histórico, porque el rol del espía es el ejercicio de desdoblamiento más interesante, al ser gente que decide vivir su vida pretendiendo que son otras personas constantemente. Yo, como actor, me gano la vida pretendiendo que soy otra persona, pero lo que yo hago es una exploración real dentro de un ambiente ficticio. Sin embargo, un espía crea personajes ficticios que se mueven dentro de un contexto que es real y tiene consecuencias reales. Muchas veces esas consecuencias se pagan con la vida o con la cárcel, como en el caso de estos personajes, de modo para mí esa yuxtaposición me pareció muy interesante.
- Imagino que es un desafío actoral...
Sí, un poco como las Matrioshka, las muñecas rusas, donde en algún punto estoy yo como actor que crea un personaje, que crea otros personajes y eso no lo había vivido antes. Ni siquiera con "Carlos", porque él era un terrorista que era siempre él, de hecho, quería ser él siempre, además, quería que todos se enteraran. En un ambiente donde principalmente no quieres que la gente te descubra, él quería que supiesen que era el autor de esos ataques. En el caso de esta película, es todo lo contrario, un hombre que se esconde constantemente y al final no se sabe exactamente quién es. Y eso fue un reto. Hay un momento en la película que me parecía muy interesante explorarlo, que es con su familia, donde te acercas y puedes saber quién es él en realidad, sobre todo en los momentos de mayor dolor y culpa por haber sometido a su familia a tanto silencio y sufrimiento, pero del resto tu nunca sabes quien es, y eso es muy interesante como actor.
- ¿Cómo fue filmar en Cuba?
El rodaje en Cuba resultó complejo. Cuba es un país lleno de muchísimas contradicciones, fue en algunos momentos muy fluido y en otros complicado, pero la experiencia de trabajar con el equipo cubano fue muy bonita, hay grandes profesionales y la gente es muy amable. Es un lugar muy duro y lleno de mucha desigualdad, es un país que por tantos años ha sacrificado tantas vidas y ha habido tanto dolor para intentar cumplir un sueño de supuesta igualdad y que sea, en mi experiencia, uno de los países más desiguales en los que yo he estado.
- Ustedes debutaron en la Mostra de Venecia y en Toronto, el año pasado...
Sí, fue un gran honor estar en Venecia, era la primera vez que participaba en ese festival. Había tenido otras películas pero no había podido acudir. El año anterior tuve una película en Argentina con Pablo Trapero y no pude ir, de modo que fue un gran honor estar allá. Toronto es como Venecia, Cannes, San Sebastián... los festivales más importantes del mundo, por lo que que siempre es un placer poder presentar películas allí, que te inviten y poder compartir con todos los amigos que siempre terminan pasando por allí.
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