Hablamos con Pedro Collantes sobre el estreno de "El arte de volver"
- por © Mónica Uriel-NOTICINE.com
El español Pedro Collantes lanza este fin de semana su opera prima, "El arte de volver", estrenada mundialmente en la última Mostra de Venecia. Protagonizado por Macarena García, es un drama sobre una actriz, instalada en Estados Unidos, que regresa a Europa para reencontrarse con su familia antes de presentarse a un casting que puede cambiar su carrera. NOTICINE.com habló en exclusiva con el joven cineasta.
- Pudo rodar esta película, en 11 días, tras ser seleccionada por el Biennale College. ¿Qué cree que vieron en usted?
Es el primer proyecto español que se hace hueco en el Biennale College. En la primera fase se escogen doce y, de esos, cuatro, y sí que es el primero que llega a ser parte de los cuatro durante ocho ediciones. Debieron ver algo interesante y relevante en el primer tratamiento, que únicamente tenían diez páginas. Ellos miran la propuesta y la trayectoria del director o el productor, luego es importante que también les de confianza. Al final es una sección de la Mostra de Venecia que tiene como objetivo fijarse en el primer o segundo largometraje de alguien. En mi caso, trabajo con Turmalete Films, y les debimos gustar.
- ¿De dónde surge la idea de partida de "El arte de volver"?
La verdad es que para nada es una autobiografía, pero sí que hay muchos relatos personales. La película cuenta algo abstracto, la sensación que uno tiene cuando vive fuera y regresa a su lugar de origen. En ese momento se inicia un periodo donde tienes que volver a poner en sintonía la vida y las relaciones con tu familia y amigos, que aunque hayas mantenido en la distancia, las dejaste en el pasado. Me fui de Madrid en el 2008 y regresé en 2017, casi diez años viviendo fuera, lo he experimentado. Además, no solo se puede sentir cuando te vas a otro país u otra ciudad, sino que puede pasarte dentro del mismo lugar al mutar las relaciones que tienes en tu entorno a lo largo del tiempo.
- ¿Y como describiría el resultado de su opera prima?
La película es un viaje para explorar eso, e incluso para yo mismo descubrir en qué consiste el arte de volver. Si algo en la película se desgrana es lo que vive la protagonista, Noemí (Macarena García). Es la aceptación de lo inevitable, el tiempo cambia, las cosas, las relaciones e incluso nosotros cambiamos con el tiempo. Los objetivos que nos marcamos en la vida pueden llegar a cambiar. Ahí está la clave, en saber aceptar lo inevitable. Llevar las sensaciones a la pantalla fue un reto, hay una apuesta formal: no hay escenas de transición, sino que hay trozos de vida en cada parte y cada encuentro de la protagonista es una secuencia larga que se sostienen en los diálogos.
- Filmar en poco más de semana y media no debe ser fácil...
Para mí fue un proceso muy bonito, porque era mi primer largometraje y tenía la fortuna de contar con un equipo y un reparto fantástico. Hemos rodado en 11 únicos días y ha sido largo e intenso, debíamos estar concentrados y ser muy eficientes, a lo que le añadimos el micro presupuesto que teníamos. Y encima, la pandemia. Dos días se quedaron colgados hasta junio y tuve que empezar a montar sin tenerlo todo.
- ¿Marca estrenar en Venecia?
Me hizo feliz, lleno de ilusión y nervioso. Fue la primera vez que la vio gente ajena a la película y queríamos saber cómo iba a funcionar. El festival quedará en mi recuerdo, a pesar de la pandemia. Sobreentiendo que en esos momentos era todo más frío por la pandemia, pero por otro lado, fue maravilloso que a pesar de este año tan caótico sin festivales y sin cine se pudiera realizar el festival. Y no solo este, sino lo que se pudieron hacer Málaga y San Sebastián. Era la esperanza de que el cine se celebre como se tiene que celebrar.
- ¿Y ahora cómo piensa continuar su carrera?
Estoy trabajando en dos largometrajes y no puedo desvelar mucho, pero uno de ellos lo he desarrollado en un programa junto a la Academia del Cine que se llama Residencias, para desarrollar guiones, el proyecto es "Fosfeno". Una historia que exploré en el cortometraje "Ato San Nen" (2018) que cuenta una amistad improbable entre un turista japonés y una mujer española que tienen un encuentro casual en el que surge algo parecido a una amistad y aventura detectivesca.
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- Pudo rodar esta película, en 11 días, tras ser seleccionada por el Biennale College. ¿Qué cree que vieron en usted?
Es el primer proyecto español que se hace hueco en el Biennale College. En la primera fase se escogen doce y, de esos, cuatro, y sí que es el primero que llega a ser parte de los cuatro durante ocho ediciones. Debieron ver algo interesante y relevante en el primer tratamiento, que únicamente tenían diez páginas. Ellos miran la propuesta y la trayectoria del director o el productor, luego es importante que también les de confianza. Al final es una sección de la Mostra de Venecia que tiene como objetivo fijarse en el primer o segundo largometraje de alguien. En mi caso, trabajo con Turmalete Films, y les debimos gustar.
- ¿De dónde surge la idea de partida de "El arte de volver"?
La verdad es que para nada es una autobiografía, pero sí que hay muchos relatos personales. La película cuenta algo abstracto, la sensación que uno tiene cuando vive fuera y regresa a su lugar de origen. En ese momento se inicia un periodo donde tienes que volver a poner en sintonía la vida y las relaciones con tu familia y amigos, que aunque hayas mantenido en la distancia, las dejaste en el pasado. Me fui de Madrid en el 2008 y regresé en 2017, casi diez años viviendo fuera, lo he experimentado. Además, no solo se puede sentir cuando te vas a otro país u otra ciudad, sino que puede pasarte dentro del mismo lugar al mutar las relaciones que tienes en tu entorno a lo largo del tiempo.
- ¿Y como describiría el resultado de su opera prima?
La película es un viaje para explorar eso, e incluso para yo mismo descubrir en qué consiste el arte de volver. Si algo en la película se desgrana es lo que vive la protagonista, Noemí (Macarena García). Es la aceptación de lo inevitable, el tiempo cambia, las cosas, las relaciones e incluso nosotros cambiamos con el tiempo. Los objetivos que nos marcamos en la vida pueden llegar a cambiar. Ahí está la clave, en saber aceptar lo inevitable. Llevar las sensaciones a la pantalla fue un reto, hay una apuesta formal: no hay escenas de transición, sino que hay trozos de vida en cada parte y cada encuentro de la protagonista es una secuencia larga que se sostienen en los diálogos.
- Filmar en poco más de semana y media no debe ser fácil...
Para mí fue un proceso muy bonito, porque era mi primer largometraje y tenía la fortuna de contar con un equipo y un reparto fantástico. Hemos rodado en 11 únicos días y ha sido largo e intenso, debíamos estar concentrados y ser muy eficientes, a lo que le añadimos el micro presupuesto que teníamos. Y encima, la pandemia. Dos días se quedaron colgados hasta junio y tuve que empezar a montar sin tenerlo todo.
- ¿Marca estrenar en Venecia?
Me hizo feliz, lleno de ilusión y nervioso. Fue la primera vez que la vio gente ajena a la película y queríamos saber cómo iba a funcionar. El festival quedará en mi recuerdo, a pesar de la pandemia. Sobreentiendo que en esos momentos era todo más frío por la pandemia, pero por otro lado, fue maravilloso que a pesar de este año tan caótico sin festivales y sin cine se pudiera realizar el festival. Y no solo este, sino lo que se pudieron hacer Málaga y San Sebastián. Era la esperanza de que el cine se celebre como se tiene que celebrar.
- ¿Y ahora cómo piensa continuar su carrera?
Estoy trabajando en dos largometrajes y no puedo desvelar mucho, pero uno de ellos lo he desarrollado en un programa junto a la Academia del Cine que se llama Residencias, para desarrollar guiones, el proyecto es "Fosfeno". Una historia que exploré en el cortometraje "Ato San Nen" (2018) que cuenta una amistad improbable entre un turista japonés y una mujer española que tienen un encuentro casual en el que surge algo parecido a una amistad y aventura detectivesca.
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