Julián Hernández escribe sobre el estreno de "La diosa del asfalto"

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Julián Hernández y su película
Julián Hernández y su película
Por Julián Hernández *    

Desde mediados de los años 90, sabía del trabajo que venían realizando Inés Morales y Susana Quiroz. En una de las primeras ediciones del Festival Mix de Diversidad Sexual en Cine y Video me topé con su documental "Gritos poéticos de la urbe" (1995), y quedé sorprendido, no solo por la potencia del relato, sino por el hecho de saber que formaban parte de un grupo que se interesaba por el registro y la difusión de una parte de la realidad citadina que no tenía espacios para darse a conocer.

Años después, gracias a la invitación de la cineasta Valentina Leduc para participar en el proyecto "Diminutos del Calvario" (2000), me encontré por primera vez con ellas. De inmediato comprendí que compartíamos no solo el gusto por el cine y la necesidad de expresarnos a través de él, sino un origen y vivencias comunes, además del deseo de representar ciertos temas que considerábamos que el cine mexicano había dejado de lado durante mucho tiempo. Así pasaron diez años en los que cada quien —con distinta fortuna— intentó hacer realidad ese deseo.

En el año 2010 fui invitado por el IMCINE a participar como jurado en la Convocatoria de Apoyo a la Escritura de Guion. Ahí, entre la multitud de guiones, argumentos y líneas dramáticas a desarrollar, descubrí un guion que me subyugó: "La diosa del asfalto". Se trataba del devenir de cinco mujeres adolescentes que, a principios de los años ochenta, luchaban por darse a respetar y conseguir un lugar dentro del barrio. La historia transcurría paralela a la del auge y caída de la célebre banda de los Panchitos.

Era un primer tratamiento vigoroso de guion. Hablaba con honestidad de un sector social que, si bien había sido retratado con frecuencia por el cine nacional, resultaba casi siempre superficial y ajeno en su visión, lo cual impedía sensibilizarse e identificarse con los hechos retratados a través de acciones más bien "apantallantes" y sin una concepción solidaria de lo que suele llamarse marginalidad. Encontré en esta historia no solo el fulgor de los grandes artesanos del cine popular mexicano (Fernando De Fuentes, Ismael Rodríguez, Rubén Galindo, Gilberto Gazcón, José Estrada, Juan Manuel Torres, Valentín Trujillo, etc.), sino también su rebeldía.

Con gusto y beligerancia peleé por su aprobación en un momento en el que parecía que el rumbo del cine iba en un sentido contrario al que "La diosa del asfalto" proponía. Tiempo después descubrí que ese guion pertenecía precisamente a Inés Morales.

"La diosa del asfalto" intenta hacer una lectura profunda de los personajes desde la ternura y la identificación; busca destacar la aspereza y la austeridad de sus vidas, girando alrededor de la inocencia y de su lucha por conservar una identidad: la del barrio.

Las protagonistas intentan cambiar o superar su condición, aunque la mayoría de las veces esta búsqueda es infructuosa. Max, Ramira, Guama, Sonia y La Carcacha se quedan en la raya persiguiendo sus sueños de amistad, lealtad, comunicación y amor. Se arriesgan todas las noches en su búsqueda, antes de dejarse abatir por la desconfianza. Enfrentan sus miedos sobre el asfalto, deambulando por las barrancas y avenidas del barrio.

Este es un proyecto que viene a cubrir inquietudes que desde hace tiempo despertaban un particular interés y entusiasmo en mí como director: la posibilidad de dirigir un guion donde los personajes femeninos tienen una importancia fundamental; así como el reto creativo de volver, con la experiencia adquirida durante dos décadas, al medio social en el que crecí; un medio donde la pobreza de las colonias de la periferia urbana parecía condicionar para siempre a quienes habíamos nacido en él; como es el caso de Inés Morales, la autora del guion, o el mío que ocurrió en las barrancas de la colonia Jalalpa.

Hoy tengo la oportunidad de retratar el mundo al que pertenecemos Inés y yo; ese que ya había explorado en algunas secuencias de "Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor"(2003), mi primer trabajo de largometraje.

(*): Considerado durante años el más destacado e internacional cineasta gay mexicano, Hernández se ha abierto a otras temáticas en sus últimos trabajos. Ahora lanza "La diosa del asfalto", un drama social femenino en cuyo elenco destacan Ximena Romo y Mabel Cadena.

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