Luis Alberti estrena "El diablo en el camino" y espera un lanzamiento internacional para "Eterno retorno"
- por © Redacción (México)-NOTICINE.com
El actor mexicano Luis Alberti, protagonista de "Contraataque" y ganador del premio Ariel por su trabajo en la película "Mano de obra", estrena esta semana en salas nacionales "El diablo en el camino", pero a la vuelta de la esquina, en los inicios de 2026, espera mostrar en uno de los primeros festivales europeos del año su siguiente interpretación, "Eterno retorno".
La carretera polvorienta de Guanajuato no perdona. Bajo un sol inclemente, la figura de un hombre se recorta contra el paisaje árido, una silueta que carga a su espalda un peso desproporcionado y funesto: un ataúd pequeño. Esta imagen, persistente como un sueño recurrente, fue el punto de partida de "El diablo en el camino". "Se fue construyendo a partir de una imagen en un sueño, que no recuerdo si fue despierto o dormido, pero de un hombre cargando un ataúd por un paisaje desértico o seco", rememora el director Carlos Armella. "A partir de esa sola imagen me empecé a cuestionar quién es ese hombre, por qué camina con un ataúd". Dos décadas de preguntas después, esa visión toma forma en "El diablo en el camino", una película que llega a las salas mexicanas y que tiene en Luis Alberti a su protagonista absoluto.
Alberti encarna a Juan, un desertor del ejército federal que, tras la Guerra Cristera, debe transportar el cuerpo de su hijo muerto hasta El Porvenir, su lugar de origen. Es un viaje físico a través de un país devastado y, sobre todo, un descenso a los infiernos interiores. "Un poco encuentro ese paralelismo: esta película que llevo cargando tanto tiempo, siento que ya es momento de dejarla ir", confiesa Armella, quien escribió el primer argumento siendo muy joven. Para el actor, el proyecto representa sumergirse en un México rural y creyente, un universo moldeado por las referencias literarias del realismo mágico de Juan Rulfo y el cine de la época dorada. "Siempre estaba la idea de esa época, porque siempre me llamó la atención", detalla el director. La película, filmada principalmente en Guanajuato, con algunas tomas en Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, explora, según Armella, "aspectos religiosos de fe sin ser una película religiosa ni a favor ni en contra".
Pero para Luis Alberti, el viaje no termina en ese desierto de culpa y redención. Apenas deja atrás el ataúd simbólico de Juan, el actor ya se prepara para un cambio de registro radical y un salto geográfico.
Su siguiente destino está en los pueblos de Puebla, en las comunidades de Atexcac, Aljojuca y San Pedro Cholula, donde se rodó "Eterno retorno". Aquí, Alberti ya no es un hombre perseguido por los demonios de la fe, sino alguien que debe enfrentarse a un legado ancestral. En la opera prima del italiano Pasquale Calone, que fue presentada a los primeros festivales europeos destacados del año, los de Rotterdam y Berlín, el actor interpreta a un miembro de una familia de chamanes que, tras años de ausencia, regresa a su comunidad para enfrentar a una mujer que busca apoderarse de ellos y lidiar con un conflicto familiar desatado por la muerte de su madre.
"Habla un poco sobre los ciclos de la vida, de ser padre e hijo, pero en ese universo", explica Álvaro González Kuhn, productor del film. La historia se sitúa en una comunidad que lucha contra una gran sequía, un equilibrio natural del que el personaje de Alberti parece tener la llave. El proyecto buscó desde su origen alejarse de los clichés. "No quisimos hacer un chaman con la imagen de influencia española que es la que conocemos, sino hacer un universo precolombino", adelanta González Kuhn. El proceso incluyó un "mega casting" de unas quinientas personas para conformar un elenco que incluye a Vicky Araico como la antagonista, Kristyan Ferrer como el mejor amigo, y figuras como Fermín Martínez, Ana Karen Coy y Alicia Quiñones.
Para Adriana Ortega, otra de las productoras, la mirada extranjera del director italiano, avecindado en México desde hace más de una década, enriqueció la perspectiva. "Fue hermoso ver el fenómeno de cómo alguien de afuera ve cosas que para nosotros ya es algo natural. Es una historia con realismo mágico", apunta.
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La carretera polvorienta de Guanajuato no perdona. Bajo un sol inclemente, la figura de un hombre se recorta contra el paisaje árido, una silueta que carga a su espalda un peso desproporcionado y funesto: un ataúd pequeño. Esta imagen, persistente como un sueño recurrente, fue el punto de partida de "El diablo en el camino". "Se fue construyendo a partir de una imagen en un sueño, que no recuerdo si fue despierto o dormido, pero de un hombre cargando un ataúd por un paisaje desértico o seco", rememora el director Carlos Armella. "A partir de esa sola imagen me empecé a cuestionar quién es ese hombre, por qué camina con un ataúd". Dos décadas de preguntas después, esa visión toma forma en "El diablo en el camino", una película que llega a las salas mexicanas y que tiene en Luis Alberti a su protagonista absoluto.
Alberti encarna a Juan, un desertor del ejército federal que, tras la Guerra Cristera, debe transportar el cuerpo de su hijo muerto hasta El Porvenir, su lugar de origen. Es un viaje físico a través de un país devastado y, sobre todo, un descenso a los infiernos interiores. "Un poco encuentro ese paralelismo: esta película que llevo cargando tanto tiempo, siento que ya es momento de dejarla ir", confiesa Armella, quien escribió el primer argumento siendo muy joven. Para el actor, el proyecto representa sumergirse en un México rural y creyente, un universo moldeado por las referencias literarias del realismo mágico de Juan Rulfo y el cine de la época dorada. "Siempre estaba la idea de esa época, porque siempre me llamó la atención", detalla el director. La película, filmada principalmente en Guanajuato, con algunas tomas en Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, explora, según Armella, "aspectos religiosos de fe sin ser una película religiosa ni a favor ni en contra".
Pero para Luis Alberti, el viaje no termina en ese desierto de culpa y redención. Apenas deja atrás el ataúd simbólico de Juan, el actor ya se prepara para un cambio de registro radical y un salto geográfico.
Su siguiente destino está en los pueblos de Puebla, en las comunidades de Atexcac, Aljojuca y San Pedro Cholula, donde se rodó "Eterno retorno". Aquí, Alberti ya no es un hombre perseguido por los demonios de la fe, sino alguien que debe enfrentarse a un legado ancestral. En la opera prima del italiano Pasquale Calone, que fue presentada a los primeros festivales europeos destacados del año, los de Rotterdam y Berlín, el actor interpreta a un miembro de una familia de chamanes que, tras años de ausencia, regresa a su comunidad para enfrentar a una mujer que busca apoderarse de ellos y lidiar con un conflicto familiar desatado por la muerte de su madre.
"Habla un poco sobre los ciclos de la vida, de ser padre e hijo, pero en ese universo", explica Álvaro González Kuhn, productor del film. La historia se sitúa en una comunidad que lucha contra una gran sequía, un equilibrio natural del que el personaje de Alberti parece tener la llave. El proyecto buscó desde su origen alejarse de los clichés. "No quisimos hacer un chaman con la imagen de influencia española que es la que conocemos, sino hacer un universo precolombino", adelanta González Kuhn. El proceso incluyó un "mega casting" de unas quinientas personas para conformar un elenco que incluye a Vicky Araico como la antagonista, Kristyan Ferrer como el mejor amigo, y figuras como Fermín Martínez, Ana Karen Coy y Alicia Quiñones.
Para Adriana Ortega, otra de las productoras, la mirada extranjera del director italiano, avecindado en México desde hace más de una década, enriqueció la perspectiva. "Fue hermoso ver el fenómeno de cómo alguien de afuera ve cosas que para nosotros ya es algo natural. Es una historia con realismo mágico", apunta.
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