Hablamos con Manuel Martín Cuenca sobre el estreno de "La hija"
- por © Carolina G. Guerrero-NOTICINE.com
El cineasta español Manuel Martín Cuenca, conocido por películas como "Malas temporadas", "La mitad de Oscar", "Caníbal" o "El autor", lanza este fin de semana su último trabajo, "La hija", un drama triangular filmado en Andalucía, su tierra, alrededor de la tensa relación entre una pareja y una chica que espera un bebé, y el acuerdo al que llegan entre ellos. NOTICINE.com habló en exclusiva con el director almeriense.
- El guión lo firma usted junto a Alejandro Hernández y Félix Vidal. ¿Cómo se organizaron entre los tres?
Hay un argumento que es de una película más de genero, pero que había escrito Félix Vidal, que era una historia sobre una pareja que intenta quedarse un bebe, es decir, un secuestro. Alejandro empieza a trabajar en la historia y empieza a desarrollarla de forma más humana de lo que se había escrito, más drama que thriller o que terror, que es lo que en un principio había escrito Félix. Luego entro yo en el proyecto y trato de llevarlo más a mi terreno, más al drama y a la ambigüedad personal. De hecho, uno de los cambios cuando entré yo es que ya no era un secuestro, aparentemente es un pacto o un trato entre ellos tres. A mí me interesaba mucho ese conflicto moral entre una mujer y su pareja, que no pueden ser padres, que sufren la injusticia de la naturaleza y el destino, y una mujer que es más joven y que de manera casi sin quererlo se queda embarazada y no sabe muy bien qué hacer con el bebé. Ese conflicto moral es la premisa de toda la película.
- Podríamos concluir entonces que "La hija" es un film de conflictos...
Hay un momento en el que el deseo y tu derecho, cómo reparar una injusticia sin cumplir otra injusticia, cómo aplastar el derecho de la otra persona, es el cosificar a la otra persona. Hay un momento, que no quiero desgranar de la trama, pero los personajes entran en una dinámica en la que están haciendo cosas que no deberían hacer.
- La película se mueve en terrenos muy movedizos en términos morales. ¿Si nos fijamos en "Caníbal" o "El autor", podríamos encontrar puntos en común?
Yo me meto intuitivamente a hacer una película, las historias que me interesan… Como espectador creo que hay un cine muy complaciente, y a mí me gusta que haya otras películas que cuenten cosas que no son tan políticamente correctas. Entonces, como cineasta me veo empujado a hacer ese tipo de películas de una forma inconsciente. Esa conexión entre las películas yo creo que se ve más desde fuera que desde dentro, yo intento intelectualizarlo, porque eso sería algo malo para mí.
- En "La hija" hay un enfrentamiento entre la bondad y la maldad, pero con muchos matices...
Todos son buenos al principio, todos tienen buenas intenciones. Cuando hay un conflicto social como una guerra, hay quienes vencen y quienes pierden, pero todos en general, todo el mundo tiene buenas intenciones. Creen que tienen razón, se hacen atrocidades en nombre de grandes supuestas causas en todos los sentidos. Eso es lo que a mí me interesa, no hacer una visión maniquea de los buenos y los malos. Todo, por desgracia, es mucho más complejo. A veces las víctimas se convierten en verdugos en otras ocasiones. Solo las buenas personas y excepcionales tienen la capacidad para las situaciones límite, elevarse de la atrocidad y convertirse en dignas y no renunciar a ser generosas; ser llevadas ante la muerte y darles muerte a otros, sacrificarse para salvar a otras. La mayoría de gente común acabamos cometiendo atrocidades y nos acabamos dando cuenta en las circunstancias que nos llevan a ello. Tenemos que ser humildes para darnos cuenta de que en las circunstancias adecuadas cualquiera de nosotros puede ser un asesino, hay que reflexionarlo para ser conscientes. Hay que poner conciencia sobre esa parte del ser humano para que no nos pensemos que somos buenos. Todos hemos hecho daño a alguien, aunque sea en el amor, y aun sin querer hacérselo. Es algo tan simple como eso. El infierno está cargado de buenas intenciones, se dice.
- ¿Qué puede contarnos sobre la elección de los actores?
Es la primera vez que trabajo con Patricia López Arnaiz e Irene Virgüez, la actriz jovencita, que es su primera película. Han sido las dos una maravilla, unas revelaciones. Patricia es una actriz más contrastada en otros trabajos pero Irene para mí es un descubrimiento que encarna una forma de actuar muy sutil, interna, que es la que más me gusta a mí realmente. En cuanto a Javier Gutiérrez, ya es un compañero de viaje, un cómplice, alguien con el que he trabajado ya dos veces y me gustaría volver a trabajar. Como otros actores, como Antonio de la Torre o Natalie Poza, o Luis Tosar. Pero lo que pasa es que uno no hace todas las películas que le gustaría hacer.
- ¿Qué resultó lo más complicado de filmar en plena pandemia?
Lo más difícil de este rodaje ha sido la espera después de haber acabado lo peor de la pandemia, porque queríamos defender la película y estrenarla en las mejores condiciones en sala antes de que llegara a las plataformas y a la tele aun habiéndola acabado. Esperar el mejor momento para sacarla nunca había tenido que hacerlo, la ansiedad de esperar. Me ha resultado bastante angustioso.
- ¿De los diferentes pasos para crear una película, con cuál se queda?
Me gusta mucho el proceso de guion, me gusta mucho el oficio de director. Me gusta menos, pero es necesario, el proceso de promoción, cuando ya la película esta terminada, es algo que tengo que hacer. Pero me encantan todos los procesos, la escritura, el rodaje, los ensayos con los actores, el descubrimiento. Para mí, una película siempre está abierta, no es un guion de hierro para mí, muchas cosas han surgido en el guion en el rodaje. También me encantan el montaje y el sonido de la película. Yo me siento un cineasta, sobre todo de oficio, un artesano. Y me encanta hacer películas, en el sentido más artesanal del término. Es uno de los privilegios que tengo en la vida, poder hacer algo que me gusta mucho.
Transcripción: Lidia Velázquez
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- El guión lo firma usted junto a Alejandro Hernández y Félix Vidal. ¿Cómo se organizaron entre los tres?
Hay un argumento que es de una película más de genero, pero que había escrito Félix Vidal, que era una historia sobre una pareja que intenta quedarse un bebe, es decir, un secuestro. Alejandro empieza a trabajar en la historia y empieza a desarrollarla de forma más humana de lo que se había escrito, más drama que thriller o que terror, que es lo que en un principio había escrito Félix. Luego entro yo en el proyecto y trato de llevarlo más a mi terreno, más al drama y a la ambigüedad personal. De hecho, uno de los cambios cuando entré yo es que ya no era un secuestro, aparentemente es un pacto o un trato entre ellos tres. A mí me interesaba mucho ese conflicto moral entre una mujer y su pareja, que no pueden ser padres, que sufren la injusticia de la naturaleza y el destino, y una mujer que es más joven y que de manera casi sin quererlo se queda embarazada y no sabe muy bien qué hacer con el bebé. Ese conflicto moral es la premisa de toda la película.
- Podríamos concluir entonces que "La hija" es un film de conflictos...
Hay un momento en el que el deseo y tu derecho, cómo reparar una injusticia sin cumplir otra injusticia, cómo aplastar el derecho de la otra persona, es el cosificar a la otra persona. Hay un momento, que no quiero desgranar de la trama, pero los personajes entran en una dinámica en la que están haciendo cosas que no deberían hacer.
- La película se mueve en terrenos muy movedizos en términos morales. ¿Si nos fijamos en "Caníbal" o "El autor", podríamos encontrar puntos en común?
Yo me meto intuitivamente a hacer una película, las historias que me interesan… Como espectador creo que hay un cine muy complaciente, y a mí me gusta que haya otras películas que cuenten cosas que no son tan políticamente correctas. Entonces, como cineasta me veo empujado a hacer ese tipo de películas de una forma inconsciente. Esa conexión entre las películas yo creo que se ve más desde fuera que desde dentro, yo intento intelectualizarlo, porque eso sería algo malo para mí.
- En "La hija" hay un enfrentamiento entre la bondad y la maldad, pero con muchos matices...
Todos son buenos al principio, todos tienen buenas intenciones. Cuando hay un conflicto social como una guerra, hay quienes vencen y quienes pierden, pero todos en general, todo el mundo tiene buenas intenciones. Creen que tienen razón, se hacen atrocidades en nombre de grandes supuestas causas en todos los sentidos. Eso es lo que a mí me interesa, no hacer una visión maniquea de los buenos y los malos. Todo, por desgracia, es mucho más complejo. A veces las víctimas se convierten en verdugos en otras ocasiones. Solo las buenas personas y excepcionales tienen la capacidad para las situaciones límite, elevarse de la atrocidad y convertirse en dignas y no renunciar a ser generosas; ser llevadas ante la muerte y darles muerte a otros, sacrificarse para salvar a otras. La mayoría de gente común acabamos cometiendo atrocidades y nos acabamos dando cuenta en las circunstancias que nos llevan a ello. Tenemos que ser humildes para darnos cuenta de que en las circunstancias adecuadas cualquiera de nosotros puede ser un asesino, hay que reflexionarlo para ser conscientes. Hay que poner conciencia sobre esa parte del ser humano para que no nos pensemos que somos buenos. Todos hemos hecho daño a alguien, aunque sea en el amor, y aun sin querer hacérselo. Es algo tan simple como eso. El infierno está cargado de buenas intenciones, se dice.
- ¿Qué puede contarnos sobre la elección de los actores?
Es la primera vez que trabajo con Patricia López Arnaiz e Irene Virgüez, la actriz jovencita, que es su primera película. Han sido las dos una maravilla, unas revelaciones. Patricia es una actriz más contrastada en otros trabajos pero Irene para mí es un descubrimiento que encarna una forma de actuar muy sutil, interna, que es la que más me gusta a mí realmente. En cuanto a Javier Gutiérrez, ya es un compañero de viaje, un cómplice, alguien con el que he trabajado ya dos veces y me gustaría volver a trabajar. Como otros actores, como Antonio de la Torre o Natalie Poza, o Luis Tosar. Pero lo que pasa es que uno no hace todas las películas que le gustaría hacer.
- ¿Qué resultó lo más complicado de filmar en plena pandemia?
Lo más difícil de este rodaje ha sido la espera después de haber acabado lo peor de la pandemia, porque queríamos defender la película y estrenarla en las mejores condiciones en sala antes de que llegara a las plataformas y a la tele aun habiéndola acabado. Esperar el mejor momento para sacarla nunca había tenido que hacerlo, la ansiedad de esperar. Me ha resultado bastante angustioso.
- ¿De los diferentes pasos para crear una película, con cuál se queda?
Me gusta mucho el proceso de guion, me gusta mucho el oficio de director. Me gusta menos, pero es necesario, el proceso de promoción, cuando ya la película esta terminada, es algo que tengo que hacer. Pero me encantan todos los procesos, la escritura, el rodaje, los ensayos con los actores, el descubrimiento. Para mí, una película siempre está abierta, no es un guion de hierro para mí, muchas cosas han surgido en el guion en el rodaje. También me encantan el montaje y el sonido de la película. Yo me siento un cineasta, sobre todo de oficio, un artesano. Y me encanta hacer películas, en el sentido más artesanal del término. Es uno de los privilegios que tengo en la vida, poder hacer algo que me gusta mucho.
Transcripción: Lidia Velázquez
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