Violeta Salama ante el estreno de "Alegría": "Hay una cantidad de judíos españoles de los que no se habla"

por © Eva Ramos-NOTICINE.com
Violeta Salama
Violeta Salama
La cineasta Violeta Salama presenta su primera película como directora, "Alegría", un trabajo que lleva gestándose desde hace tiempo y que el 10 de diciembre se estrena por fin en cines españoles. Esta Granadina, criada en Melilla y afincada en Málaga, ha conversado en exclusiva con NOTICINE.com sobre su trabajo actual y sus proyectos para el futuro.  

- Ud. lleva 20 años trabajando como ayudante de dirección, script… ¿Por qué ha decidido dar el salto a la dirección?
En realidad, siempre quise. Hice un año en Vancouver en un curso intensivo, pero nunca fui a una escuela de cine y mi escuela ha sido el rodaje. Empecé en la televisión como auxiliar de dirección y allí aprendí una barbaridad de cómo funciona la logística de un rodaje. Después, trabajar como script es lo que más he disfrutado; ha sido como un máster pagado, porque te pagan y encima aprendes de los directores en el mano a mano, de estar ahí al lado viendo sus decisiones. Además, puedes elegir un poco viendo los métodos de cada uno, trabajas con directores que no tienen nada que ver uno con otro, es otro mundo. Ha sido riquísimo, pero yo siempre he tenido la idea de dirigir. Lo que pasa es que también he tenido siempre mucho pudor porque no quería hacerlo de cualquier manera. Quería hacer esa peli, contar esa historia y me ha costado mucho sentirme segura y sentir que tenía todos los elementos para llevarla a cabo.

- Aunque lleva desde 2012 con este proyecto, ¿tiene algo que ver la situación política en España y en Europa, con el auge de los nacionalismos y el rechazo a la ‘otredad’, con que haya querido mostrar ahora la belleza multicultural de Melilla?
Tiene mucho que ver con la experiencia vital. Recuerdo cuando yo llegué a Vancouver: no era nada original ser judía, ni la multiculturalidad, ni nada, porque Canadá ya es un país que ha nacido así. Que cada uno sea diferente es algo normal y además algo que la gente valora y le gusta. Sin embargo, cuando volví a España vi que aquí todo estaba muy por detrás de todo esto. Todo lo desconocido, por ignorado, lo rechazamos porque, como no lo conocemos, no sabemos cómo afrontarlo. Lo vamos dejando a un lado y toda la herencia cultural tan fuerte que tiene España, tanto árabe como judía, todo lo que ha pasado en nuestro continente, no hemos sabido o querido valorarlo, asimilarlo de forma que esté presente. Cuando yo llego de allí, veo que las preguntas que me hacen como judía son muy raras, como que de dónde soy. De aquí. Pero ¿tu familia de dónde vino?. De aquí, de verdad, que no nos hemos ido nunca; esa es la diferencia, los demás se fueron pero nosotros nos hemos quedado. Hay una cantidad de judíos de origen español de los que no se habla. Sin embargo, la comunidad judía sí que es muy consciente de Sefarad, de España, y de esa cultura que le ha dado al judaísmo. Sin embargo, España no lo es.

- En la película no solo hay diferentes religiones, sino múltiples acentos. ¿Estaba ya en el guion y se han buscado actores de acuerdo a esas características? ¿O se ha adaptado la historia a la procedencia de los actores seleccionados?
No, no estaba. Sí que en mi familia hay esa mezcla cultural, porque al final en las familias la diáspora siempre está, las familias se han movido. Está dentro de la propia cultura, el moverse, cambiar y adaptarse, pero la realidad es que cuando empecé a hacer el casting fue surgiendo así. Que Cecilia fuera mexicana fue el primer hándicap, porque con México tampoco tenía la misma relación que con Venezuela o con otros países que sí que tienen esa relación con Melilla, directa, como Argentina. Pero judíos hay en todas partes, aunque sí que tuvimos que adaptarlo un poco. A mí lo que más me costó, aunque luego ya me liberé, fue que hubiera un rabino argentino en Melilla, porque eso ya es como la vuelta de tuerca. Además, que no es que acabe de llegar, se conocen desde niños. Nadie se lo ha planteado, estas cosas cuelan si cuela el personaje y te crees la historia, nadie se plantea por qué es argentino. Es una familia que llegó de Argentina, desde que él era niño, y se ha quedado allí; nadie se plantea por qué es así. Pero sí que los actores le dieron vueltas durante mucho tiempo, sobre todo la familia de María Luisa Mayol con Zohar Liba y Laia Manzanares, porque una es catalana, otra es chilena y él es israelí; cómo unificamos a esta familia. Pero es que las familias hablan así, cada uno habla diferente; mi madre y mi padre no hablan igual y mi hermano y yo tampoco, está más generalizado eso que humanizado, no somos así. Y es verdad que cuando fue fluyendo, se fueron conociendo entre ellos, las energías sí que se enganchaban. Hay otro idioma aparte del lenguaje, que está ahí, comunicándonos.

- Ha comentado que lleva con este proyecto desde 2012, sumando gente, pero ¿cómo ha sido el proceso de casting? ¿Cómo se une el equipo? ¿Las incorporaciones fueron casuales o Ud. las eligió por algo concreto?
El casting sí que ha sido muy a dedo. A Laia la conocí trabajando como script en "Los favoritos de Midas", a Mara la vi en "El buen patrón", porque Pau había trabajado en esa película y se había fijado. A Sara la vi en un peli francesa, "Sofía", pregunté por ella y me dijeron que hablaba español y fue como un regalazo haberla encontrado y de Cecilia yo no había visto nada, aquí en España se ha visto muy poco de su cine. Yo solo había visto "La casa de las flores" y no tenía un papel allí como para que me pudiera llamar la atención su personaje. Pero ella tenía la edad, me la recomendó la directora de casting y cuando la conocí personalmente ya no tuve dudas; fue verla físicamente, cómo habla, cómo se desenvuelve, se acababa de mudar de México con su hijo a España, después de una carrera allí bestial y vuelve a empezar... Me enamoré de esa energía suya, de esa Alegría, y ya me daba igual el acento, me daba igual todo. Tuve que adaptar el guion, una vez que ya estaban ellas: Dunia ya no podía ser tan servicial, porque Sarah tiene otro carácter, a Mara había que ajustarle algunas cosas, adaptar un poco el guion a ellas. Isa Sánchez aparece porque yo llevaba mucho tiempo con el guion, tenía muy claros los personajes, tenía muy claro lo que quería que pasara, pero no conseguía que las tramas se equilibraran. Había algo de estructura de guion; yo lo podía contar todo seguido, pero a la hora de escribirlo me perdía un poco en la parte de qué información tengo que darle a un productor para que quiera creer en mi película, porque al final el guion lo estaba haciendo para los productores. Yo tenía la idea en la cabeza, pero había que hacer un guion para vender la película, me hacía falta esa parte más literaria. Y ahí entra Isa y le da una forma a mi historia; yo la iba vomitando y ella lo iba traduciendo al lenguaje de guion. Pau Esteve es mi pareja, es el padre de mis hijos. Lleva desde el principio, los dos hemos vivido nuestras carreras. Ahora él está nominado a los Goya y estamos felices porque nos va a tocar este año hacer su campaña. Lleva conmigo desde el principio con la película, ayudándome mucho con la narrativa, con la seguridad que me puede dar el tener a alguien detrás que me conoce, que sabe lo que me gusta. Al mismo tiempo, hemos mantenido nuestros "duelitos", pero rodeados de amigos comunes, así que todo muy bien.

- Estamos viendo un auge de directoras y films, en lo que se ha querido llamar “mirada femenina”. ¿Es producto de esta ola feminista de los últimos años? ¿Ha venido para quedarse?
Que haya venido para quedarse, por favor. Que sea de una ola feminista… yo creo que al final ha sido la reacción a todo el trabajo previo que veníamos haciendo, hay muchísimo curro previo a esto. Parece que hemos llegado de pronto y que "han regalado peliculitas a las chicas". Estas chicas llevamos 15 o 20 años todas en la industria trabajando, haciéndonos nuestro sitio. Además, que nadie quiere hacer una película sin saber, porque es lo peor que te puede pasar en la vida: hacer algo sin saber y hacerlo mal. Todas queremos estar preparadas para hacer la peli, no queremos que nos regalen nada. Pero sí que queremos que se abran un poquito los moldes, porque en esta ola se ha hecho como un pequeño género de las pelis dirigidas por mujeres que se pretende que sean películas pequeñitas, de no más de tanto presupuesto, con dos o tres actores, con una sola trama que evoluciona durante la película y a lo mejor una pequeña subtrama. Yo no quería hacer eso, yo quería hacer una peli con sus cuatro tramas, como las que yo veía de niña en la pantalla del Perelló; quedarme embobada y no querer salir de la película. Yo quería hacer una peli grande, no tanto grande de presupuesto, pero grande en el sentido de que es una película de ficción, bonita, para salir a gusto del cine. No quiero hacer una película intelectual, pequeñita, para demostrar que soy ‘una directora’, parece que hay que hacer ese ejercicio. Me molesta que parezca que somos ahora una moda, porque en realidad hay mucho trabajo detrás y creo que al final nos quedaremos, no porque sea una imposición, sino porque es una forma natural, nos hace falta ver las historias desde otro punto de vista. No nos habían dejado. ¿Cuántas veces hemos visto a los hombres masturbarse en una película y cuántas veces hemos visto mujeres? Piensa en una chica de 16 años que quiera aprender, dónde lo ha visto en una película una niña como para saber cómo se masturba una mujer. No lo hemos visto. Hay mujeres que no saben cómo se hace porque no lo han visto. Sin embargo, a un hombre le hemos visto en grupo, de 8 años, de 10 años, de 15, de 40. Eso es lo que nos hace falta, dar otra vez esas pautas de que el mundo se puede ver de una manera u otra. Y nos falta esa otra y poder disfrutar de toda esa parte del mundo.

- Da la impresión de que uno de los temas base es la libertad de la mujer y las diferentes formas de lograrla, que la independencia no tiene que ir unida a la soledad. ¿Por qué elige Yael a Jacobo?
Esto fue un tema conflictivo. Había un momento en el guion en que la naturalidad nos decía que no se casara con él, que ella decidiera que no. Luego yo volví un poco al origen de la relación de Yael y Jacobo, que está un poco basado en "Grease", en John Travolta y Olivia Newton John. Se produce ese choque, son dos personas que se han conocido fuera de contexto, en un campamento de verano de judíos y de pronto cuando llega Yael y se encuentra en el contexto de él, ya no es lo que ella esperaba, él está adaptado a la ciudad. Lo que más me gustaba a mí de "Grease" es el momento en que los dos cambian, se aproximan, no es que uno ceda, sino que los dos ceden en lo suyo y entonces encuentran ese punto de nexo. Yo dije que si en "Grease" te lo creías, yo también lo podía conseguir. El problema de Yael no es que no le guste Jacobo, es que está atacada porque se va a casar, porque tiene 20 años y una idealización del matrimonio que no es real, como cualquier persona de esa edad que se va a casar, y encima Jacobo no es un chico tradicional, como ella pensaba. Melilla tiene unas peculiaridades que ella no se esperaba y él las representa. La idea es que Jacobo se acercase a ella y ella se acercase a él; de ahí la secuencia final en que ella tiene un porro y él ha venido a pedir perdón y a decirle que quiere que lo hagan juntos. Al final se justifica porque realmente se quieren y yo quería hacer ese discurso de que ser feminista no significa no ser romántica, por qué vamos a renunciar a todo eso. Yo he sido ñoña toda mi vida, mi familia siempre lo ha dicho: "tú, con lo lista que eres, y lo ñoña". Pero es mi decisión y esta es mi peli y la quiero con un final feliz, con una canción, con la gente, esas cosas que yo disfrutaba de niña en las películas. Quiero que todas las mujeres podamos disfrutar de esas cosas que nos gustan y que nos satisfacen, pero con una historia detrás, con una fuerza y unos personajes que nos puedan dejar huella, nada tiene que ser blanco o negro. Que también de eso va la película, de ser flexibles.

- ¿Hay algo que no se ha podido hacer, algo que se ha quedado con ganas de mostrar?
Para mí era muy importante que fuese una coproducción con Marruecos y con Israel, porque había una parte política importante para mí en la película, de unificar todo esto y romper ese mito que existe de que no se puede trabajar con Israel, o que Israel y un país musulmán como Marruecos… He hablado con los productores y están de vuelta de todo esto. Pero la pandemia no lo permitió, para mí era muy importante que la película a la hora de viajar llevara ese sello de la mezcla y se me ha quedado ahí. Luego hay una secuencia preciosa que no pudimos rodar por el temporal que hubo en Melilla en esa época, que era en la playa, cuando están en la casa de Marruecos. Había un momento en el que ellas bajaban a la playa y se bañaban desnudas, están en la libertad de Marruecos, allí no las ve nadie y había un momento de Alegría, que las veía desde arriba bañarse, y estaba orgullosa de ver esa mezcla. Me gustaba porque era la metáfora final de la Kahina: acabar con ella como Kahina viendo a las tres jóvenes, cada una de una religión, bañándose, y no pudo ser. Fue la única que no pudimos rodar y se ha quedado ahí.

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