Pablo Giorgelli habla del estreno de "La encomienda"

por © Alba Amestoy-NOTICINE.com
Giorgelli, rodando "La encomienda"
Giorgelli, rodando "La encomienda"
El director argentino Pablo Giorgelli estrenó el jueves su última cinta, "La encomienda". Bajo la producción de Ecah Film, Lantica Media y Tarea Fina, la película está protagonizada por Ettore D'Alessandro, Marcelo Subiotto, Henry Shaq Montero. Se lanzó en la Selección oficial iberoamericana del Festival de Mar del Plata de 2021. "Los protagonistas son víctimas de un sistema que genera desigualdad", cuenta el cineasta.

Diez años después de ganar la Cámara de Oro en Cannes con su opera prima, "Las acacias", el realizador vuelve al cine para narrar la odisea de Pietro, Abreu y Benel, quienes tienen que sobrevivir al naufragio del barco que los transportaba en aguas del Caribe.

"La encomienda" cuenta una historia de supervivencia. Los personajes se encuentran solos en la inmensidad del océano azul y monótono. Tendrán que enfrentarse, hora a hora, minuto a minuto, a ese inmenso mar que amenaza con devorarlos a cada instante. Una lucha desigual que atraviesa el entrelazamiento del cuerpo y el alma, donde una gota de agua fresca puede tener el mismo peso que un dilema moral.

"Lo que me motivó a empezar este proyecto fue, en realidad, todo lo que no le pertenece al cine catástrofe, que fue lo que más me entusiasmó. Fue algo atípico, porque mis películas anteriores fueron generadas por mí. En este caso, Ettore D’Alessandro (el actor que interpreta a Pietro y uno de los productores), me convocó a fines de 2019 con una idea muy pequeña: una película de un par de náufragos en el agua. Me entusiasmé enseguida con esa limitación: me siento cómodo filmando en espacios reducidos. Entonces me puse a trabajar en un guion con Adrian Biniez y con Ettore, a pensar qué hacer con esa idea, ya que con eso solo no alcanzaba", narra el argentino a GPS Audiovisual acerca del nacimiento de "La encomienda".

El cineasta se propuso, desde el principio, dejar su sello en la película: "No quise hacer una película de náufragos con épica, a pesar de que hay una explosión, hay tormentas, hay tiburones. Tiene el foco más puesto en la intimidad de esas personas y en qué hacer en medio de una situación así, a la deriva. No una película sobre un súper hombre que se sobrepone a lo imposible, sino que pensé qué haría yo en ese lugar: agarrarme de lo primero que tenga, tratar de sobrevivir y que ocurra algún milagro".

"El tema de los migrantes está explícito en la historia. Es lo que más me interesó de la idea inicial: inmediatamente empecé a pensar en las personas. Qué sucede en el interior de estas personas. De algún modo, al contar esa intimidad, uno también va contando retazos de ese pasado para tratar de entender e imaginar o intuir quienes son, por qué están ahí, como llegaron ahí. En la película hay indicios de eso, de ese sistema que los expulsa, de algún modo, que los empuja a estas acciones casi más desesperadas. Uno llega a entender por qué un joven se embarca de ese modo detrás de una ilusión que es, en la mayoría de los casos, humo", explica el director.

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