Ahora en cines, "El país de las últimas cosas", la película de Alejandro Chomski y Paul Auster
- por © Alba Amestoy-NOTICINE.com
"El país de las últimas cosas", dirigida por Alejandro Chomsky y Paul Auster, llega por fin a los cines. Tras estrenarse en el Festival de Mar de Plata y en la plataforma cine.ar en enero de 2020, la cinta se proyectará ahora en las salas de cine.
Está basada en la novela distópica del mismo nombre del escritor estadounidense Paul Auster, con quien el realizador trabajó durante 20 años para poder conseguir el financiamiento y escribir el guión, que tuvo 17 versiones. "No sólo corrigió cada una de las versiones de los guiones sino que vio los 14 montajes que hicimos hasta llegar a la edición final. Por eso es una película que construimos juntos", confiesa el director, quien buscó ofrecer en el film una parábola sobre la destrucción de la naturaleza a manos del hombre.
La versión literaria de "El país de las últimas cosas" se publicó en 1987. Situada en un espacio no identificado y en un tiempo poco preciso, pero no demasiado diferente del actual, se presenta un sistema que parece haber colapsado: no hay alimentos suficientes y los ciudadanos se dedican a hurgar en la basura para encontrar qué comer, pero, además, no hay viviendas y los cadáveres de quienes mueren son usados por el Estado para producir calor. En medio de ese escenario sombrío surge la historia de amor de la protagonista Anna, que llega a buscar a su hermano desaparecido, y Sam, un periodista empeñado en poner en palabras el caos que lo rodea.
La cinta comenzó a gestarse en 2002, cuando Chomski y Auster compartieron algunas cenas y charlas en una Buenos Aires que aún sufría las consecuencias de la crisis de 2001, y cuyas primeras ideas para adaptar la novela al cine tenían como referencia las imágenes que se cruzaban cotidianamente en las calles. Pero el paso del tiempo y las dificultades para lograr financiación y realizar el film convirtieron a la historia en una parábola de carácter universal, en coincidencia con lo que sucede en la novela.
En una entrevista con el Diario La Capital de Mar de Playa Chomski habla qué cuenta la película y qué mensaje manda: "El ser humano está destruyendo la naturaleza y la naturaleza responde. Hay consecuencias. Un tsunami es por el cambio climático. Los fuegos en Corrientes también. La naturaleza te devuelve cuando la maltratás. Eso es lo que plantea la película que al no cuidar a la naturaleza el hombre no se está cuidando".
Sin embargo, la película cuenta también una segunda historia, "hay una gran historia de amor entre los protagonistas que se desarrolla en el medio del caos y la desolación como en otras películas como "Doctor Zhivago" o "Reds" en las que hay amor en el medio de un caos o una guerra o el apocalipsis como en esta película. La moraleja es que el amor sigue siendo la respuesta más positiva a las desgracias del mundo", añade el director.
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Está basada en la novela distópica del mismo nombre del escritor estadounidense Paul Auster, con quien el realizador trabajó durante 20 años para poder conseguir el financiamiento y escribir el guión, que tuvo 17 versiones. "No sólo corrigió cada una de las versiones de los guiones sino que vio los 14 montajes que hicimos hasta llegar a la edición final. Por eso es una película que construimos juntos", confiesa el director, quien buscó ofrecer en el film una parábola sobre la destrucción de la naturaleza a manos del hombre.
La versión literaria de "El país de las últimas cosas" se publicó en 1987. Situada en un espacio no identificado y en un tiempo poco preciso, pero no demasiado diferente del actual, se presenta un sistema que parece haber colapsado: no hay alimentos suficientes y los ciudadanos se dedican a hurgar en la basura para encontrar qué comer, pero, además, no hay viviendas y los cadáveres de quienes mueren son usados por el Estado para producir calor. En medio de ese escenario sombrío surge la historia de amor de la protagonista Anna, que llega a buscar a su hermano desaparecido, y Sam, un periodista empeñado en poner en palabras el caos que lo rodea.
La cinta comenzó a gestarse en 2002, cuando Chomski y Auster compartieron algunas cenas y charlas en una Buenos Aires que aún sufría las consecuencias de la crisis de 2001, y cuyas primeras ideas para adaptar la novela al cine tenían como referencia las imágenes que se cruzaban cotidianamente en las calles. Pero el paso del tiempo y las dificultades para lograr financiación y realizar el film convirtieron a la historia en una parábola de carácter universal, en coincidencia con lo que sucede en la novela.
En una entrevista con el Diario La Capital de Mar de Playa Chomski habla qué cuenta la película y qué mensaje manda: "El ser humano está destruyendo la naturaleza y la naturaleza responde. Hay consecuencias. Un tsunami es por el cambio climático. Los fuegos en Corrientes también. La naturaleza te devuelve cuando la maltratás. Eso es lo que plantea la película que al no cuidar a la naturaleza el hombre no se está cuidando".
Sin embargo, la película cuenta también una segunda historia, "hay una gran historia de amor entre los protagonistas que se desarrolla en el medio del caos y la desolación como en otras películas como "Doctor Zhivago" o "Reds" en las que hay amor en el medio de un caos o una guerra o el apocalipsis como en esta película. La moraleja es que el amor sigue siendo la respuesta más positiva a las desgracias del mundo", añade el director.
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