"El estado imaginario", una reflexión chilena sobre el terrorismo islámico
- por © Alejandro Moreno-NOTICINE.com
"Nace como una respuesta cinematográfica a los distintos atentados terroristas que han ocurrido en los últimos tiempos, sobre todo los que han sido perpetrados en Argentina, Francia y Suecia que han impactado al mundo por su violencia y sin sentido". Así describió el cineasta chileno Alan Fischer su motivación en el desarrollo de su último largometraje, "El estado imaginario", que se ha lanzado este jueves, a traves de la plataforma Altoparlante.cl, pero accesible internacionalmente.
Esta cinta imagina una reflexión sobre los atentados islámicos que han atacado occidente en los últimos años, se centra especialmente en Chile y Suecia. La película explora la investigación de un hombre chileno en la ciudad sueca de Estocolmo. Tras su presentación ante una familia musulmana, a quienes hace creer que es un familiar lejano, se profundiza en sus verdaderas intenciones, la búsqueda de la verdad acerca de la causa de un evento traumático. Poco después se conocerá que este evento involucra el asesinato de su mujer y su hijo a causa de un ataque terrorista islámico.
Una de las características más llamativas del film es la presencia de cinco idiomas diferentes, "en su mayor parte está en sueco, después español-chileno y después está hablado en árabe, farsi y kurdo", apuntó Fischer en una entrevista para Mundo Películas. Contextualizó el origen del protagonista a través del lenguaje, "se supone que el protagonista habla en español-chileno porque vivió hasta los ocho años en Chile, habla sueco muy bien y también un poco de kurdo, porque su familia proviene de allá", el cineasta considera al lenguaje una pieza fundamental en el desarrollo de historia, y concluyó que "es a través del lenguaje que se crean construcciones imaginarias, como las organizaciones, ideologías, religiones y estados".
En relación con el actor protagonista, Francisco Sobrado, el director anotó que "es un gran actor chileno-sueco que caló hondo en la psiquis del personaje principal, interpretándolo de manera magistral a alguien con virtudes y falencias, que se encuentra, de pie sobre un precipicio, dispuesto a tomar grandes riesgos, pero siempre desde esta vulnerabilidad que va acrecentando su inestabilidad de principio a fin".
En definitiva, un tema recurrente en la visión del cineasta que impulsó la creación de esta historia son "los casos de chilenos que se unieron a las filas del Estado Islámico" sobre lo que el director confesó le "han desconcertado profundamente. Estos chilenos que dejaban todo atrás y arriesgaban sus vidas para ir a Iraq y Siria a vivir en una cultura tan distante a las suyas de origen, y en un ambiente tan hostil. Me han hecho cuestionarme mucho acerca de las motivaciones personales en relación con los motores de agrupaciones y organizaciones y acerca de la violencia y el espiral negativo de la venganza".
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Esta cinta imagina una reflexión sobre los atentados islámicos que han atacado occidente en los últimos años, se centra especialmente en Chile y Suecia. La película explora la investigación de un hombre chileno en la ciudad sueca de Estocolmo. Tras su presentación ante una familia musulmana, a quienes hace creer que es un familiar lejano, se profundiza en sus verdaderas intenciones, la búsqueda de la verdad acerca de la causa de un evento traumático. Poco después se conocerá que este evento involucra el asesinato de su mujer y su hijo a causa de un ataque terrorista islámico.
Una de las características más llamativas del film es la presencia de cinco idiomas diferentes, "en su mayor parte está en sueco, después español-chileno y después está hablado en árabe, farsi y kurdo", apuntó Fischer en una entrevista para Mundo Películas. Contextualizó el origen del protagonista a través del lenguaje, "se supone que el protagonista habla en español-chileno porque vivió hasta los ocho años en Chile, habla sueco muy bien y también un poco de kurdo, porque su familia proviene de allá", el cineasta considera al lenguaje una pieza fundamental en el desarrollo de historia, y concluyó que "es a través del lenguaje que se crean construcciones imaginarias, como las organizaciones, ideologías, religiones y estados".
En relación con el actor protagonista, Francisco Sobrado, el director anotó que "es un gran actor chileno-sueco que caló hondo en la psiquis del personaje principal, interpretándolo de manera magistral a alguien con virtudes y falencias, que se encuentra, de pie sobre un precipicio, dispuesto a tomar grandes riesgos, pero siempre desde esta vulnerabilidad que va acrecentando su inestabilidad de principio a fin".
En definitiva, un tema recurrente en la visión del cineasta que impulsó la creación de esta historia son "los casos de chilenos que se unieron a las filas del Estado Islámico" sobre lo que el director confesó le "han desconcertado profundamente. Estos chilenos que dejaban todo atrás y arriesgaban sus vidas para ir a Iraq y Siria a vivir en una cultura tan distante a las suyas de origen, y en un ambiente tan hostil. Me han hecho cuestionarme mucho acerca de las motivaciones personales en relación con los motores de agrupaciones y organizaciones y acerca de la violencia y el espiral negativo de la venganza".
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