Fernando Tejero nos habla del más odioso personaje de su carrera, el Dr. Arellano de "La piel en llamas"
- por © Carolina G. Guerrero-NOTICINE.com
Es difícil encontrar a alguien a quien Fernando Tejero, actor cordobés popular por sus comedias televisivas, no le caiga bien. En aras de hacer algo que le encanta, cambiar de registro, aceptó convertirse en un villano con "V" mayúscula, el doctor Arellano, al que él mismo atribuye todos los "descalificativos" posibles, en "La piel en llamas", que esta semana llega a cines españoles. NOTICINE.com dialogó con él en exclusiva.
- Usted es el villano de la película, el doctor Arellano. ¿Cómo lo definiría?
He de decir que en la obra de teatro original se llamaba de otra manera, y yo creo que esto es un homenaje que le ha querido hacer Guillem Clua, el escritor de la obra, a la que fue la primera versión de teatro que se hizo, donde el director era José Luis Arellano. Creo que como homenaje el personaje se llama así. No lo dicen, porque como es tan malo no se sabe si es un homenaje o una venganza. Mi personaje es un delegado de las Naciones Unidas, un corrupto oculto a través de una excusa humanitaria y un tipo despiadado, sin ningún escrúpulo, un auténtico verdugo de guerra. En definitiva, es un tipo que ha apostado todo para que le den el premio a un fotógrafo que interpreta Oscar Jaenada, un ser que abusa sexualmente de una chica. Aparte de ser delegado de Naciones Unidas es médico y le promete que va a curar a su hija enferma a cambio de sus favores sexuales. Sinceramente, me costó hacerlo, por la complejidad y porque era muy difícil no juzgarlo, no juzgar a un ser tan despreciable como este. Yo lo trabajé mucho con Lidia Nene, y mientras hacíamos puente entre los personajes y nosotros. Para mí, todo ese proceso, a medida que yo iba incorporando el personaje, de alguna manera sentía que le pedía perdón a ella y que me pedía perdón a mí mismo por lo que estaba haciendo. Por otro lado, está bien que se enseñe a estos personajes a través del arte, porque lamentablemente siguen existiendo. Solo hay que ver lo que está pasando ahora en el mundo. Siguen desgraciadamente existiendo verdugos de guerra y abusadores del poder, y eso también hay que enseñarlo.
- ¿Cómo ha trabajado este personaje tan complicado?
Pues me gustó muchísimo. Lo trabajé desde un enfermo mental, un tipo sin escrúpulos, vacío de alma, con un pasado infeliz, porque a mí me cuesta muchísimo reconocer que haya gente que haga esas cosas y que no esté enfermo de la cabeza. Incluso los que están llenos de odio, de maldad, hay quien piensa que es porque lo han tenido que pasar muy mal a lo largo de su vida, y prefería buscarlo por ahí. Aunque yo creo que no, que hay malos por naturaleza, pero este yo preferí trabajarlo con ciertos atenuantes, para evitar juzgarlo. Porque, claro, si lo juzgas no puedes trabajarlo. Hice un personaje que había sufrido también abusos sexuales, al que habían tratado muy mal en la vida y que en lugar de ponerse en manos de un especialista para curarse, pues él hacía lo mismo que le habían hecho. Era una forma de sentirse querido, que yo creo que nunca se había sentido querido. Era el tener poder, porque hay mucha gente para la que el poder lo es todo. Luego, por otro lado, utiliza este ser el abuso de poder, aprovechándose de una criatura cuya hija se está muriendo... No hay por dónde cogerlo.
- ¿Cómo se ha visto en la película?
No sé cómo va a sonar esto... pero yo no me reconocía, la verdad es que me costaba reconocerme. Como haces una película y luego pasa tantísimo tiempo hasta que la montan y se proyecta, a mí me costaba reconocerme. Pienso que el trabajo que he hecho está en la película, que he conseguido ser el villano de la película y me he visto muy diferente. Pero, sinceramente me he dado asco de mí mismo, me dio repelús de mí mismo.
- ... Pero como actor, a nivel interpretativo, es una joya.
No hay ninguna duda. Teníamos muchas ganas, era un reto y ya te digo que al principio me hizo muchísima ilusión, luego pasé por otro estado que era el de "qué miedo me da hacer esto, no sé si lo voy a poder hacer un personaje tan terrible". Pero bueno, la verdad es que a nivel profesional es maravilloso tener personajes como este.
- ¿Había coincidido antes con Oscar Jaenada en alguna otra producción?
No, no nos conocíamos. Bueno hace muchísimo tiempo había una serie diaria -de la que nadie se acuerda- que se llamaba "Ciudad Sur". La ponían a la hora de la comida. Ahí coincidimos en el elenco, pero nunca habíamos tenido ninguna secuencia juntos, así que esta es la primera vez. Sí tenía una muy buena relación personal con él, nos conocíamos, estuvimos nominados el año que a mí me dieron el Goya revelación. El estaba nominado conmigo y aquello de alguna manera nos unió mucho.
- ¿Qué tal trabajar con David?
Muy bien. Ya sé que puede sonar a tópico, pero es un director generoso, un director que aunque juega contigo, investiga contigo, te da mucha libertad para crear, escucha tus propuestas y ha sido muy fácil para ser un rodaje que se hizo en tan poco tiempo, y con tan pocos medios. Fue una película que tenía muy poco presupuesto, pero aun así eso de alguna manera nos unió más. Yo siempre que hecho una película de bajo presupuesto parece que la gente está más unida y que trabaja más. Evidentemente, si haces un proyecto dónde hay muy poco dinero es porque te interesa mucho. De ahí que yo crea que se le pone más esfuerzo. Fue muy bonito, porque David es un tío fantástico, muy cariñoso, y cuida mucho a los actores. En esta película era muy importante que te cuidasen, porque se pasaba mal.
- ¿Cómo se siente uno cuando está nominado?
Se pasa por todos los estados. Por un lado, dices "qué bien" pero por otro creo que, desde que te nominan hasta que es la gala, no hay día que no pases un momento de nervios y de decir "que pasará" o por lo menos a mí me pasó. Siempre es una gozada estar nominado, yo he sido candidato tres veces y solo tengo un Goya. Así que ya me toca que me vuelvan a dar otro. O un platino, también, ojalá.
- ¿Tiene algún proyecto pendiente?
Tengo cinco películas por estrenar, contando con esta. Estoy en "Modelo 67", de Alberto Rodríguez, que yo creo que posiblemente vaya al Festival de San Sebastián. Tengo otra con Chiqui Carabante, que se llama "La fortaleza", que es una película que va a estar muy bien; otra con un director uruguayo, que se llama Gustavo Hernández, "Lobo feroz", con Adriana Ugarte y Javier Gutiérrez. En realidad, con Javier tengo dos por estrenar, la de Alberto Rodríguez y esta. Por último, acabo de hacer en Murcia la opera prima de un chico que se llama Joaquín Carmona Hidalgo, titulada "Últimas voluntades". Estoy muy contento, porque en casi todas hay un cambio de registro muy grande. Tengo ahora también una serie de la que todavía no puedo hablar mucho, para Amazon, con un director de los que más admiro de este país, y que tenía muchas ganas de trabajar con él, con un reparto maravilloso, de momento no me puedo quejar, estoy bastante contento.
Transcripción: Alejandro Moreno
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- Usted es el villano de la película, el doctor Arellano. ¿Cómo lo definiría?
He de decir que en la obra de teatro original se llamaba de otra manera, y yo creo que esto es un homenaje que le ha querido hacer Guillem Clua, el escritor de la obra, a la que fue la primera versión de teatro que se hizo, donde el director era José Luis Arellano. Creo que como homenaje el personaje se llama así. No lo dicen, porque como es tan malo no se sabe si es un homenaje o una venganza. Mi personaje es un delegado de las Naciones Unidas, un corrupto oculto a través de una excusa humanitaria y un tipo despiadado, sin ningún escrúpulo, un auténtico verdugo de guerra. En definitiva, es un tipo que ha apostado todo para que le den el premio a un fotógrafo que interpreta Oscar Jaenada, un ser que abusa sexualmente de una chica. Aparte de ser delegado de Naciones Unidas es médico y le promete que va a curar a su hija enferma a cambio de sus favores sexuales. Sinceramente, me costó hacerlo, por la complejidad y porque era muy difícil no juzgarlo, no juzgar a un ser tan despreciable como este. Yo lo trabajé mucho con Lidia Nene, y mientras hacíamos puente entre los personajes y nosotros. Para mí, todo ese proceso, a medida que yo iba incorporando el personaje, de alguna manera sentía que le pedía perdón a ella y que me pedía perdón a mí mismo por lo que estaba haciendo. Por otro lado, está bien que se enseñe a estos personajes a través del arte, porque lamentablemente siguen existiendo. Solo hay que ver lo que está pasando ahora en el mundo. Siguen desgraciadamente existiendo verdugos de guerra y abusadores del poder, y eso también hay que enseñarlo.
- ¿Cómo ha trabajado este personaje tan complicado?
Pues me gustó muchísimo. Lo trabajé desde un enfermo mental, un tipo sin escrúpulos, vacío de alma, con un pasado infeliz, porque a mí me cuesta muchísimo reconocer que haya gente que haga esas cosas y que no esté enfermo de la cabeza. Incluso los que están llenos de odio, de maldad, hay quien piensa que es porque lo han tenido que pasar muy mal a lo largo de su vida, y prefería buscarlo por ahí. Aunque yo creo que no, que hay malos por naturaleza, pero este yo preferí trabajarlo con ciertos atenuantes, para evitar juzgarlo. Porque, claro, si lo juzgas no puedes trabajarlo. Hice un personaje que había sufrido también abusos sexuales, al que habían tratado muy mal en la vida y que en lugar de ponerse en manos de un especialista para curarse, pues él hacía lo mismo que le habían hecho. Era una forma de sentirse querido, que yo creo que nunca se había sentido querido. Era el tener poder, porque hay mucha gente para la que el poder lo es todo. Luego, por otro lado, utiliza este ser el abuso de poder, aprovechándose de una criatura cuya hija se está muriendo... No hay por dónde cogerlo.
- ¿Cómo se ha visto en la película?
No sé cómo va a sonar esto... pero yo no me reconocía, la verdad es que me costaba reconocerme. Como haces una película y luego pasa tantísimo tiempo hasta que la montan y se proyecta, a mí me costaba reconocerme. Pienso que el trabajo que he hecho está en la película, que he conseguido ser el villano de la película y me he visto muy diferente. Pero, sinceramente me he dado asco de mí mismo, me dio repelús de mí mismo.
- ... Pero como actor, a nivel interpretativo, es una joya.
No hay ninguna duda. Teníamos muchas ganas, era un reto y ya te digo que al principio me hizo muchísima ilusión, luego pasé por otro estado que era el de "qué miedo me da hacer esto, no sé si lo voy a poder hacer un personaje tan terrible". Pero bueno, la verdad es que a nivel profesional es maravilloso tener personajes como este.
- ¿Había coincidido antes con Oscar Jaenada en alguna otra producción?
No, no nos conocíamos. Bueno hace muchísimo tiempo había una serie diaria -de la que nadie se acuerda- que se llamaba "Ciudad Sur". La ponían a la hora de la comida. Ahí coincidimos en el elenco, pero nunca habíamos tenido ninguna secuencia juntos, así que esta es la primera vez. Sí tenía una muy buena relación personal con él, nos conocíamos, estuvimos nominados el año que a mí me dieron el Goya revelación. El estaba nominado conmigo y aquello de alguna manera nos unió mucho.
- ¿Qué tal trabajar con David?
Muy bien. Ya sé que puede sonar a tópico, pero es un director generoso, un director que aunque juega contigo, investiga contigo, te da mucha libertad para crear, escucha tus propuestas y ha sido muy fácil para ser un rodaje que se hizo en tan poco tiempo, y con tan pocos medios. Fue una película que tenía muy poco presupuesto, pero aun así eso de alguna manera nos unió más. Yo siempre que hecho una película de bajo presupuesto parece que la gente está más unida y que trabaja más. Evidentemente, si haces un proyecto dónde hay muy poco dinero es porque te interesa mucho. De ahí que yo crea que se le pone más esfuerzo. Fue muy bonito, porque David es un tío fantástico, muy cariñoso, y cuida mucho a los actores. En esta película era muy importante que te cuidasen, porque se pasaba mal.
- ¿Cómo se siente uno cuando está nominado?
Se pasa por todos los estados. Por un lado, dices "qué bien" pero por otro creo que, desde que te nominan hasta que es la gala, no hay día que no pases un momento de nervios y de decir "que pasará" o por lo menos a mí me pasó. Siempre es una gozada estar nominado, yo he sido candidato tres veces y solo tengo un Goya. Así que ya me toca que me vuelvan a dar otro. O un platino, también, ojalá.
- ¿Tiene algún proyecto pendiente?
Tengo cinco películas por estrenar, contando con esta. Estoy en "Modelo 67", de Alberto Rodríguez, que yo creo que posiblemente vaya al Festival de San Sebastián. Tengo otra con Chiqui Carabante, que se llama "La fortaleza", que es una película que va a estar muy bien; otra con un director uruguayo, que se llama Gustavo Hernández, "Lobo feroz", con Adriana Ugarte y Javier Gutiérrez. En realidad, con Javier tengo dos por estrenar, la de Alberto Rodríguez y esta. Por último, acabo de hacer en Murcia la opera prima de un chico que se llama Joaquín Carmona Hidalgo, titulada "Últimas voluntades". Estoy muy contento, porque en casi todas hay un cambio de registro muy grande. Tengo ahora también una serie de la que todavía no puedo hablar mucho, para Amazon, con un director de los que más admiro de este país, y que tenía muchas ganas de trabajar con él, con un reparto maravilloso, de momento no me puedo quejar, estoy bastante contento.
Transcripción: Alejandro Moreno
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