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El argentino Juan Baldana estrena este jueves "Que todo se detenga", cuyo origen está en el libro homónimo de Gonzalo Unamuno. Protagonizaron la película, estrenada en el BAFICI, Gerardo Otero, Claudio Tolcachir, Luis Ziembrowksi, Alan Sabbagh y Natalia Dalena. Su personaje central es Germán Baraja, un escritor de mediana edad que ya no cree en nada. "Resulta ser un espejo que muestra verdades ocultas e inconscientes del pensamiento colectivo y puede hacernos reflexionar sobre lo mal que se vive en una sociedad moderna líquida que no puede detenerse, donde la velocidad y no la duración es lo que importa", afirma Baldana.

Germán Baraja es escritor. Sobrevive a duras penas trabajando free lancer, escribiendo para una revista francesa y su único deseo es renunciar. La desilusión política y social, largas horas de encierro, abatimiento, el regreso a la droga, una supuesta paternidad de la que no se hace cargo, la violencia omnipresente en un hombre que a sus 40 años ya no cree en nada ni en nadie y arremete contra todos tanto como contra sí mismo, su no-relación con la madre y su inminente muerte que lo amenaza. La familia de la que reniega se está extinguiendo. Germán intenta darse una última oportunidad e intenta volver con Clara, su ex novia, pero le será cuesta arriba recomponer lo que ha sido una relación enfermiza.
 
"Resultó ser un desafío enorme adaptar la original novela de Gonzalo Unamuno. Germán Baraja representa lo que el inconsciente muchas veces nos dicta, pero no nos animamos a traducirlo en acciones, ni en palabras siquiera. Al crear un personaje que cruza el otro lado de la línea, comienza a generarse polémica en cuanto a sus actos inmorales, pero justamente en ese aspecto es donde me interesa que los interrogantes se los lleve el espectador, para pensar, discutir o analizar, las incompatibilidades que le transmita el protagonista", dice Juan Baldana, quien prepara una secuela de su película, ya que Unamuno publicó "Lisa", continuación de su historia.

La principal dificultad de adaptar la novela estuvo en su estructura. "Unamuno -cuenta Baldana a Gabriel Lerman, de la HFPA- dijo que su trabajo era imposible de filmar porque era un soliloquio en primera persona con una voz en off, que para los que somos cineastas es muy difícil de llevar adelante. Lo cierto es que a mí me gustaba muchísimo toda su crítica al sistema, hacia dónde vamos, de dónde venimos y las cosas que tuvimos que soportar generacionalmente. Lo que sucedió es que cuando me dijo que salía la secuela titulada Lila fue una sorpresa para mí y al leerla me di cuenta que es un libro muy fuerte que me costó terminarlo porque ya lo estaba leyendo sabiendo que tenía que hacer una adaptación".

"Con el tiempo fui asimilando y entendiendo al personaje de Germán Barajas, quien en Que todo se detenga es un teórico que opina sobre este sistema social obsoleto pero que en Lila empieza a convertirse en un ser práctico y no de una manera muy valorable. Entonces sentí que está bueno hacer este nuevo proyecto sabiendo que tiene un antecedente humildemente poderoso", añade.

Ahora, "Que todo se detenga" llega a salas, algo que su autor agradece: "Cada vez es peor porque antes había más salas independientes pero con el tema de la pandemia nos asustamos porque creíamos que el cine se moría. Nosotros vivimos de los cines de autor y las cadenas no están eligiendo ese tipo de películas, tiene que haber en el INCAA una ley que apoye, que haya horarios y fechas para que el cine argentino se pueda defender porque nosotros no tenemos publicidad, entonces el ´boca en boca` es clave. La gente te dice que va a ir a verlo pero con un filme argentino que no es un tanque, se tienen que apurar porque en 15 días si no logra una media mínima lo quitan, entonces está difícil. En Francia, que es el ejemplo a seguir, hay miles de salas con mucho cine local porque hay apoyo y la gente lo fomenta, creo que es una cuestión de Estado y de cultura, ¿no?".

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