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Por Mario Casas *       

Desde hace varios años, he estado considerando la idea de dirigir. En cada proyecto que emprendo, trato de sumergirme en el proceso de dirección, así como en la psicología de los personajes. La construcción de los protagonistas en el guión es algo que me apasiona profundamente. Para decidirme a escribir, era crucial que la historia tuviera vínculos con mi infancia, sin llegar a ser autobiográfica, pero con un toque personal que me permitiera contarla desde lo más profundo de mi ser.

Durante el período de cuarentena en 2020, junto a Deborah François, comenzamos a escribir "Mi soledad tiene alas". Desde el principio, tuve claro que mi hermano Oscar sería el protagonista. Quería otorgarle el personaje que me habría gustado interpretar a su edad: un personaje introspectivo, lleno de matices, con una sensibilidad oculta y en pleno viaje hacia la madurez.

Mi intención era plasmar en un largometraje la autenticidad de las amistades que se forjan en los barrios más humildes. Deseaba profundizar en esos lazos que dejan una huella imborrable cuando uno se enfrenta a una vida con escasos recursos, brindando así un espacio en la gran pantalla a este tipo de relatos.



Uno de los temas principales de la película es el descubrimiento del primer amor y la transición de la niñez a la adultez. Esta etapa marca un cambio tanto en nuestra perspectiva del mundo que nos rodea como en nosotros mismos. En esta travesía de Dan a través del mundo, la violencia adquiere una relevancia significativa. Ya sea debido a su relación con su padre o a la educación proporcionada por él, Dan siente que su lugar no está donde la sociedad le indica.

"Mi soledad tiene alas" refleja el conflicto interno del protagonista y nos hace cuestionar si es posible escapar de las cargas familiares y de las cicatrices que deja una complicada infancia marcada por la violencia.

Oscar Casas protagoniza esta película con un cambio físico radical, habiendo perdido más de 8 kg para encarnar a Dan. Los debutantes Candela González y Farid Bechara lo acompañan, habiendo sido seleccionados tras un riguroso proceso de casting que duró más de un año y en el que se evaluaron a miles de personas de toda España.

Para la preparación de sus personajes, los actores se sumergieron en un proceso de entrenamiento de tres meses antes del inicio del rodaje. El elenco incluye también a actores no profesionales y a nombres veteranos, como Francisco Boira (La mala educación) o Marta Bayarri (Félix, La riera). En cuanto a la dirección de actores, tenía en mente contar con un reparto fresco, compuesto por jóvenes actores cuya procedencia no fuera de los barrios donde crecí, con el propósito de que pudieran conectar con la historia y hacerla propia. De esta manera, serían capaces de aportar autenticidad a los personajes y al relato, evitando juzgar y enriqueciendo la narración con sus propias experiencias emocionales.

(*): El actor español más popular y taquillero de su generación, Mario Casas, ganador del Goya a mejor actor por "No matarás", se atreve a debutar como realizador y coguionista a los 37 años, con una película que bebe de sus propias experiencias juveniles.

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