Hablamos con Francisca Gavilán antes del estreno de "Los mil días de Allende"
- por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Este jueves se ha estrenado en Chile la miniserie "Los mil días de Allende", crónica de los tres años finales en la vida del presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, quien murió durante el golpe de estado fascista protagonizado por el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet. En el elenco, junto a un irreconocible Alfredo Castro en el papel de Allende, encontramos a Francisca "Pancha" Gavilán, la actriz que interpreta a su secretaria y amante, Miria Contreras "Payita", en su segundo gran personaje real después de interpretar a Violeta Parra. NOTICINE.com habló en exclusiva con la actriz.
- ¿Cómo llegó a usted este proyecto?
Yo llegué a "Los mil días de Allende" hace tiempo, en 2019. Porque fui parte del "teaser" para presentar "Allende", para ganar los fondos. Entonces eran Alfredo Castro, Aline Kuppenheim y yo. Yo interpretando a Payita, ella a Tencha y Alfredo a Allende. A partir de ahí, hicimos ese teaser, luego pasaron los años y me llamaron para la serie.
- Payita es un personaje muy fascinante, ¿verdad?
Es un personaje entrañable, la verdad. Cómo descifrarla, siempre lo digo, se sabe muy poco de ella, pero se ha hablado mucho de ella. Entonces, es también revalorizar y poner en su sitio toda esta figura que fue clave en la vida del doctor, del presidente Allende. Fue clave en ese segundo piso de La Moneda, junto a estos compañeros que trabajaban para esta causa y este proyecto, que era tan moderno en el fondo.
- En la serie solo se la representa durante los días anteriores al Golpe, pero luego también tuvo una vida fascinante en Cuba, en el exilio. Daría para hacer una serie propia, ¿verdad?
Exactamente. Daría para hacer una serie sobre los varios protagonistas que hubo. Luego se fue exiliada a Cuba. Pero el día del Golpe va con su hijo a La Moneda, y con los guardias de Allende, y ella logró bajar hacia La Moneda, pero los militares tomaron a estos jóvenes. Su hijo tenía 19 años y ella, a los diez días, cuando todavía estaba refugiada en la Embajada de Suecia, supo que su hijo había aparecido acribillado por los golpistas. Lo mataron ese mismo día. Y luego se fue con, básicamente, con esta gran pena de haber perdido a su hijo y haber perdido al doctor, quien también fue su compañero.
- ¿Cree que la serie va a humanizarla, a ponerla en valor?
Va a ponerla en un lugar de respeto. Porque también, como te digo, se sabe muy poco, porque ella siempre fue una mujer que estuvo detrás. Y respetaba mucho la relación que tenía el presidente con su mujer, con Hortensia Bussi. Y esto era un secreto a voces, ¿verdad?. Pero ella siempre se mantuvo al margen. Entonces estaba siempre detrás trabajando como una hormiga con estas personas del segundo piso, con estos compañeros que estuvieron hasta el final en La Moneda. Ella se quedó en La Moneda, se escondió cuando Allende pidió que las mujeres salieran, y se quedó hasta el final. Es un amor, es un compañerismo férreo.
- ¿Tuvo la oportunidad de conocer a su familia?
Claro, en un primer momento su hija, la hija de Payita, no quería que se hiciera la serie ni que se contara la historia de Payita, pero luego accedió a conocerme, así como su nieta. Nos abrieron la casa donde ella vivía y donde el presidente solía ir los fines de semana. Se llama El Cañaveral, y es un lugar hermoso donde ella vivía, en la montaña, después de separarse de su marido. Fue muy rica esa conversación entre su nieta y su hija. Me mandaban fotos, yo les preguntaba con qué mano fumaba, si tenía algún tic, porque hay muy poco material filmográfico de Payita. Hay uno en el que ella está hablando sobre La Moneda, sobre el día del golpe.
- Esos testimonios familiares, ¿fueron los que principalmente le sirvieron para documentarse, o también habló con alguna otra persona ajena a la familia que la hubiera conocido?
Sí, hablé con su mejor amiga, que trabajaba en el segundo piso y también era secretaria de Allende, Patricia Espejo. Patty Espejo tiene 87 años, y la mayor parte de lo que aprendí sobre Payita fue a través de ella. Me contaba todos los secretos que había en La Moneda, como las anécdotas del día a día, el día del golpe, cómo eran los fines de semana en El Cañaveral, donde también iba con su familia y los niños. A Allende le gustaban mucho los niños y los animales. Payita también era una mujer muy culta, muy culta. Podía hablar con todo el mundo, se encargaba de hablar con personas de derecha y de izquierda. Ella tenía un poder bastante claro y nítido en el segundo piso de La Moneda, junto con los compañeros que trabajaban.
- ¿Cree que la serie puede revelar algo desconocido sobre la historia del golpe?
Sí, se darán a conocer aspectos desconocidos y se mostrará a un Allende en su vida cotidiana. Cómo quedan personas vivas para contar esto, cómo quedan sus nietos. Patty Espejo nos cuenta los chistes que contaba el presidente. Él solía tomar una siesta en La Moneda, ponerse su pijama, luego ducharse y vestirse. Eso sucedía todos los días. Le gustaban las películas de vaqueros. Así que conoceremos a un Allende más humano, con sus chistes, su rabia, sus discusiones, sus miedos y su vida.
- Supongo que para Alfredo Castro también, aunque solo sea por la transformación física a la que se le somete, ha sido un trabajo complicado.
Fue un trabajo enorme. Todos sabemos que Alfredo Castro es un gran actor y compañero. Claro, su desafío fue interpretar a Allende, no imitarlo, sino crear una mezcla entre Allende y él. Él dice que es como el espíritu de Allende, y actuando con esa transformación que es muy impactante y que toma vida propia detrás de eso, detrás del cuerpo. Porque Alfredo no tiene el mismo cuerpo que Allende, es muy delgado. A través de su actuación, vemos al doctor Allende, su mirada, esa energía, esa pasión por la vida que tenía el presidente. Alfredo es un actor muy inteligente. Siempre se aprende mucho de él, y he tenido la suerte de actuar con él en varias ocasiones. Siempre es una experiencia de aprendizaje, un constante feedback mutuo. Además, la energía que él tenía con ese látex, ya que eran 3 horas de maquillaje y luego 10 horas de grabación con todo eso puesto.
- En Chile, la serie no se estrena inicialmente en una plataforma, pero supongo que se verá en plataformas en otros países.
Así es, actualmente se está transmitiendo internacionalmente en TVNPlay. Luego se estrenará en San Sebastián, en Televisión Española, y posteriormente estará disponible en plataformas. En cualquier caso, consta de cuatro capítulos, como una película dividida en cuatro horas, que se pueden pausar para conversar. Ayer, la gente ya nos estaba pidiendo: "¡Queremos ver el segundo capítulo!".
- ¿Cree que esta miniserie le abrirá oportunidades para trabajar en otros países?
Sería maravilloso. Ya he estado viajando mucho a España en los últimos dos años, tratando de abrir mi carrera hacia otros lugares. No es fácil, pero tampoco es imposible. Creo que es una posibilidad. Ahora quiero dar más conciertos, por ejemplo, pero ya veremos qué sucede. El acuerdo de coproducción entre España y Chile es beneficioso para nosotros, ya que nos permite hacer intercambios, tanto de Chile a España como de España a Chile. Se nos abre un camino. Para hacer cine, necesitamos hacer coproducciones, de lo contrario, es muy complicado. Pero el cine chileno siempre está presente en festivales de todo el mundo. En resumen, tenemos un buen problema con el cine, lo que es positivo, ya que nuestras películas son reconocidas internacionalmente.
- ¿Cómo explica que, 50 años después, todavía haya seguidores de Pinochet? ¿Y que la sociedad chilena siga dividida en relación a Pinochet y Allende?
Es difícil de explicar, seguimos divididos hasta el día de hoy, y cada vez más. La brecha es inmensa. La verdad, es bastante inexplicable cómo personas de derecha pueden respaldar estos crímenes contra los derechos humanos que ocurrieron en Chile, y este negacionismo se vuelve insoportable para las víctimas. Para las esposas que ya han fallecido y que nunca encontraron a sus esposos ni a sus hijos. Hijos sin padres, hijos sin madres, padres sin hijos, niños robados... Es una situación tremenda, ofensiva para la nación. Porque negar estos hechos nos aplasta.
- Chile tiene una deuda con esas víctimas. Han tenido que pasar 50 años para que un presidente se comprometa a localizar los cuerpos de las víctimas...
Es un paso en la dirección correcta. Es totalmente necesario, ya que es lo que necesitábamos. Debería haber sido hecho por el primer presidente de Chile, un plan de búsqueda. Es increíble. Los presidentes que hemos tenido, como Michelle Bachelet, reconocen el golpe militar, pero los partidos de derecha, los que abogan por el fascismo crudo y puro, no lo hacen. Este negacionismo que vemos en la televisión todos los días es abrumador. Hace poco, una senadora negó que a las mujeres detenidas se les violara. Eso no puede ser, hay testimonios de mujeres que fueron sometidas a torturas y violaciones, y esta mujer dice que es mentira, que debemos avanzar. Así no se puede avanzar, imagina las nuevas generaciones.
- ¿Qué piensa del tratamiento audiovisual que se ha dado hasta ahora a ese momento histórico de Chile en la producción nacional? Miguel Littin hizo una película sobre el golpe... ¿Cree que ha sido suficiente hasta ahora lo que se ha contado en el cine y la televisión chilenos?
Se ha dicho que el cine chileno es muy político. Hace unos días, se publicó un informe que decía que solo el 20% de las películas chilenas han sido políticas, lo que significa que son pocas las películas. Creo que, aunque a muchos les duela, debemos hacer muchas más películas sobre estos temas. ¿Qué pasó con Tohá? ¿Qué pasó con Payita? ¿Qué pasó con Hortensia Bussi? Hay miles de historias que quedaron en el olvido. Historias de hijos, como Tatia Allende, la hija que se fue a Cuba con Payita y dos años después se suicidó. Han ocurrido muchas cosas que no se pueden negar. Ha habido documentales, y ahora que han pasado 50 años, volvemos a verlos. Es estremecedor y necesario.
- Hábleme un poco de su carrera reciente y de los proyectos que tiene.
No he dejado de trabajar en teatro, cine y televisión. Me encanta, he tenido la suerte de poder combinarlos y hacerlos, además de cantar. "Violeta" me abrió esta faceta que estaba bastante oculta en mí. Desde que estrené "Violeta", ya han pasado diez años y he estado cantando y dando conciertos, tanto en Chile como en el extranjero. Canto canciones de Violeta, es como un tributo personal a ella, y ha sido un descubrimiento que me encanta. Recientemente, realicé un concierto en un tablao español con guitarras flamencas sobre Violeta. Fue un concierto breve de una hora y media, pero maravilloso. Cantar sus canciones fuera de Chile es emocionante, la gente se conmueve y la reconoce. Además, tengo muchos proyectos de teatro y próximamente participaré en películas que se rodarán en noviembre y diciembre. Mi corazón está lleno de gratitud por tener la oportunidad de hacer las cosas que amo.
- Hacer de Violeta fue un sueño de su infancia, ¿tiene otros sueños que le gustaría hacer realidad?
No estoy segura... Quiero seguir actuando siempre. No puedo imaginar mi vida sin actuar, no sé hacer otra cosa que actuar y cantar. Aunque a veces uno se aburre, y esta profesión puede volverse mezquina en ocasiones. A veces tengo mucho trabajo y luego pasan meses sin nada. No me quejo, pero eso es lo que sucede. He tenido la suerte de volver pronto, a diferencia de otros colegas, porque en Chile conseguir trabajo es difícil. Entre mis sueños, me gustaría seguir interpretando personajes reales. Me encantaría interpretar a Gladys Marín, aunque creo que tengo demasiada edad para hacerlo. Pero me gustan los desafíos de representar a personas reales, y también me gustaría interpretar a Mercedes Sosa. Incluso me gustaría interpretar a un personaje masculino.
Transcripción: Paula Muñoz
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- ¿Cómo llegó a usted este proyecto?
Yo llegué a "Los mil días de Allende" hace tiempo, en 2019. Porque fui parte del "teaser" para presentar "Allende", para ganar los fondos. Entonces eran Alfredo Castro, Aline Kuppenheim y yo. Yo interpretando a Payita, ella a Tencha y Alfredo a Allende. A partir de ahí, hicimos ese teaser, luego pasaron los años y me llamaron para la serie.
- Payita es un personaje muy fascinante, ¿verdad?
Es un personaje entrañable, la verdad. Cómo descifrarla, siempre lo digo, se sabe muy poco de ella, pero se ha hablado mucho de ella. Entonces, es también revalorizar y poner en su sitio toda esta figura que fue clave en la vida del doctor, del presidente Allende. Fue clave en ese segundo piso de La Moneda, junto a estos compañeros que trabajaban para esta causa y este proyecto, que era tan moderno en el fondo.
- En la serie solo se la representa durante los días anteriores al Golpe, pero luego también tuvo una vida fascinante en Cuba, en el exilio. Daría para hacer una serie propia, ¿verdad?
Exactamente. Daría para hacer una serie sobre los varios protagonistas que hubo. Luego se fue exiliada a Cuba. Pero el día del Golpe va con su hijo a La Moneda, y con los guardias de Allende, y ella logró bajar hacia La Moneda, pero los militares tomaron a estos jóvenes. Su hijo tenía 19 años y ella, a los diez días, cuando todavía estaba refugiada en la Embajada de Suecia, supo que su hijo había aparecido acribillado por los golpistas. Lo mataron ese mismo día. Y luego se fue con, básicamente, con esta gran pena de haber perdido a su hijo y haber perdido al doctor, quien también fue su compañero.
- ¿Cree que la serie va a humanizarla, a ponerla en valor?
Va a ponerla en un lugar de respeto. Porque también, como te digo, se sabe muy poco, porque ella siempre fue una mujer que estuvo detrás. Y respetaba mucho la relación que tenía el presidente con su mujer, con Hortensia Bussi. Y esto era un secreto a voces, ¿verdad?. Pero ella siempre se mantuvo al margen. Entonces estaba siempre detrás trabajando como una hormiga con estas personas del segundo piso, con estos compañeros que estuvieron hasta el final en La Moneda. Ella se quedó en La Moneda, se escondió cuando Allende pidió que las mujeres salieran, y se quedó hasta el final. Es un amor, es un compañerismo férreo.
- ¿Tuvo la oportunidad de conocer a su familia?
Claro, en un primer momento su hija, la hija de Payita, no quería que se hiciera la serie ni que se contara la historia de Payita, pero luego accedió a conocerme, así como su nieta. Nos abrieron la casa donde ella vivía y donde el presidente solía ir los fines de semana. Se llama El Cañaveral, y es un lugar hermoso donde ella vivía, en la montaña, después de separarse de su marido. Fue muy rica esa conversación entre su nieta y su hija. Me mandaban fotos, yo les preguntaba con qué mano fumaba, si tenía algún tic, porque hay muy poco material filmográfico de Payita. Hay uno en el que ella está hablando sobre La Moneda, sobre el día del golpe.
- Esos testimonios familiares, ¿fueron los que principalmente le sirvieron para documentarse, o también habló con alguna otra persona ajena a la familia que la hubiera conocido?
Sí, hablé con su mejor amiga, que trabajaba en el segundo piso y también era secretaria de Allende, Patricia Espejo. Patty Espejo tiene 87 años, y la mayor parte de lo que aprendí sobre Payita fue a través de ella. Me contaba todos los secretos que había en La Moneda, como las anécdotas del día a día, el día del golpe, cómo eran los fines de semana en El Cañaveral, donde también iba con su familia y los niños. A Allende le gustaban mucho los niños y los animales. Payita también era una mujer muy culta, muy culta. Podía hablar con todo el mundo, se encargaba de hablar con personas de derecha y de izquierda. Ella tenía un poder bastante claro y nítido en el segundo piso de La Moneda, junto con los compañeros que trabajaban.
- ¿Cree que la serie puede revelar algo desconocido sobre la historia del golpe?
Sí, se darán a conocer aspectos desconocidos y se mostrará a un Allende en su vida cotidiana. Cómo quedan personas vivas para contar esto, cómo quedan sus nietos. Patty Espejo nos cuenta los chistes que contaba el presidente. Él solía tomar una siesta en La Moneda, ponerse su pijama, luego ducharse y vestirse. Eso sucedía todos los días. Le gustaban las películas de vaqueros. Así que conoceremos a un Allende más humano, con sus chistes, su rabia, sus discusiones, sus miedos y su vida.
- Supongo que para Alfredo Castro también, aunque solo sea por la transformación física a la que se le somete, ha sido un trabajo complicado.
Fue un trabajo enorme. Todos sabemos que Alfredo Castro es un gran actor y compañero. Claro, su desafío fue interpretar a Allende, no imitarlo, sino crear una mezcla entre Allende y él. Él dice que es como el espíritu de Allende, y actuando con esa transformación que es muy impactante y que toma vida propia detrás de eso, detrás del cuerpo. Porque Alfredo no tiene el mismo cuerpo que Allende, es muy delgado. A través de su actuación, vemos al doctor Allende, su mirada, esa energía, esa pasión por la vida que tenía el presidente. Alfredo es un actor muy inteligente. Siempre se aprende mucho de él, y he tenido la suerte de actuar con él en varias ocasiones. Siempre es una experiencia de aprendizaje, un constante feedback mutuo. Además, la energía que él tenía con ese látex, ya que eran 3 horas de maquillaje y luego 10 horas de grabación con todo eso puesto.
- En Chile, la serie no se estrena inicialmente en una plataforma, pero supongo que se verá en plataformas en otros países.
Así es, actualmente se está transmitiendo internacionalmente en TVNPlay. Luego se estrenará en San Sebastián, en Televisión Española, y posteriormente estará disponible en plataformas. En cualquier caso, consta de cuatro capítulos, como una película dividida en cuatro horas, que se pueden pausar para conversar. Ayer, la gente ya nos estaba pidiendo: "¡Queremos ver el segundo capítulo!".
- ¿Cree que esta miniserie le abrirá oportunidades para trabajar en otros países?
Sería maravilloso. Ya he estado viajando mucho a España en los últimos dos años, tratando de abrir mi carrera hacia otros lugares. No es fácil, pero tampoco es imposible. Creo que es una posibilidad. Ahora quiero dar más conciertos, por ejemplo, pero ya veremos qué sucede. El acuerdo de coproducción entre España y Chile es beneficioso para nosotros, ya que nos permite hacer intercambios, tanto de Chile a España como de España a Chile. Se nos abre un camino. Para hacer cine, necesitamos hacer coproducciones, de lo contrario, es muy complicado. Pero el cine chileno siempre está presente en festivales de todo el mundo. En resumen, tenemos un buen problema con el cine, lo que es positivo, ya que nuestras películas son reconocidas internacionalmente.
- ¿Cómo explica que, 50 años después, todavía haya seguidores de Pinochet? ¿Y que la sociedad chilena siga dividida en relación a Pinochet y Allende?
Es difícil de explicar, seguimos divididos hasta el día de hoy, y cada vez más. La brecha es inmensa. La verdad, es bastante inexplicable cómo personas de derecha pueden respaldar estos crímenes contra los derechos humanos que ocurrieron en Chile, y este negacionismo se vuelve insoportable para las víctimas. Para las esposas que ya han fallecido y que nunca encontraron a sus esposos ni a sus hijos. Hijos sin padres, hijos sin madres, padres sin hijos, niños robados... Es una situación tremenda, ofensiva para la nación. Porque negar estos hechos nos aplasta.
- Chile tiene una deuda con esas víctimas. Han tenido que pasar 50 años para que un presidente se comprometa a localizar los cuerpos de las víctimas...
Es un paso en la dirección correcta. Es totalmente necesario, ya que es lo que necesitábamos. Debería haber sido hecho por el primer presidente de Chile, un plan de búsqueda. Es increíble. Los presidentes que hemos tenido, como Michelle Bachelet, reconocen el golpe militar, pero los partidos de derecha, los que abogan por el fascismo crudo y puro, no lo hacen. Este negacionismo que vemos en la televisión todos los días es abrumador. Hace poco, una senadora negó que a las mujeres detenidas se les violara. Eso no puede ser, hay testimonios de mujeres que fueron sometidas a torturas y violaciones, y esta mujer dice que es mentira, que debemos avanzar. Así no se puede avanzar, imagina las nuevas generaciones.
- ¿Qué piensa del tratamiento audiovisual que se ha dado hasta ahora a ese momento histórico de Chile en la producción nacional? Miguel Littin hizo una película sobre el golpe... ¿Cree que ha sido suficiente hasta ahora lo que se ha contado en el cine y la televisión chilenos?
Se ha dicho que el cine chileno es muy político. Hace unos días, se publicó un informe que decía que solo el 20% de las películas chilenas han sido políticas, lo que significa que son pocas las películas. Creo que, aunque a muchos les duela, debemos hacer muchas más películas sobre estos temas. ¿Qué pasó con Tohá? ¿Qué pasó con Payita? ¿Qué pasó con Hortensia Bussi? Hay miles de historias que quedaron en el olvido. Historias de hijos, como Tatia Allende, la hija que se fue a Cuba con Payita y dos años después se suicidó. Han ocurrido muchas cosas que no se pueden negar. Ha habido documentales, y ahora que han pasado 50 años, volvemos a verlos. Es estremecedor y necesario.
- Hábleme un poco de su carrera reciente y de los proyectos que tiene.
No he dejado de trabajar en teatro, cine y televisión. Me encanta, he tenido la suerte de poder combinarlos y hacerlos, además de cantar. "Violeta" me abrió esta faceta que estaba bastante oculta en mí. Desde que estrené "Violeta", ya han pasado diez años y he estado cantando y dando conciertos, tanto en Chile como en el extranjero. Canto canciones de Violeta, es como un tributo personal a ella, y ha sido un descubrimiento que me encanta. Recientemente, realicé un concierto en un tablao español con guitarras flamencas sobre Violeta. Fue un concierto breve de una hora y media, pero maravilloso. Cantar sus canciones fuera de Chile es emocionante, la gente se conmueve y la reconoce. Además, tengo muchos proyectos de teatro y próximamente participaré en películas que se rodarán en noviembre y diciembre. Mi corazón está lleno de gratitud por tener la oportunidad de hacer las cosas que amo.
- Hacer de Violeta fue un sueño de su infancia, ¿tiene otros sueños que le gustaría hacer realidad?
No estoy segura... Quiero seguir actuando siempre. No puedo imaginar mi vida sin actuar, no sé hacer otra cosa que actuar y cantar. Aunque a veces uno se aburre, y esta profesión puede volverse mezquina en ocasiones. A veces tengo mucho trabajo y luego pasan meses sin nada. No me quejo, pero eso es lo que sucede. He tenido la suerte de volver pronto, a diferencia de otros colegas, porque en Chile conseguir trabajo es difícil. Entre mis sueños, me gustaría seguir interpretando personajes reales. Me encantaría interpretar a Gladys Marín, aunque creo que tengo demasiada edad para hacerlo. Pero me gustan los desafíos de representar a personas reales, y también me gustaría interpretar a Mercedes Sosa. Incluso me gustaría interpretar a un personaje masculino.
Transcripción: Paula Muñoz
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