Entrevista con José Luis Arzuaga: "Hay un bloqueo del cine colombiano, te descabezan la película rápidamente de las salas"
- por © Jorge Orte-NOTICINE.com
NOTICINE.com habló en exclusiva con el cineasta colombiano José Luis Arzuaga sobre el estreno, esta semana, de su segundo largometraje, "Kintsugi", que toma su título de la práctica de resaltar las cicatrices en las piezas cerámicas con oro, simbolizando la belleza de la reparación y la transformación. El antes autor de "Aurora" se refirió a su su nuevo film y a la contradictoria situación del cine nacional, potente en producción pero atrapado por un sistema de exhibición que le impide llegar al público.
- Inspirado en la técnica japonesa de reparación de cerámica, ¿qué podemos encontrar detrás de este título?
Tiene doble vía, cuando yo filmo la película en su primera etapa, en 2018, me encuentro con un resultado que no es satisfactorio a nivel de tiempo, filmación, etc… Entonces decido redireccionar la trama y hago sucesivas filmaciones hasta el año 2021, que es la cuarta y última etapa de filmación. El título obedece a esta manera en que la película se fue haciendo, iba a ser una trama mucho más comercial y menos filosófica, pero en el transcurso del proceso decidí redireccionar la historia, abordando el tema de la reparación de manera mucho más explícita. El título tiene doble connotación sobre el tema de la película y sobre la hechura de la misma también. El claim de la película es que todos estamos rotos de alguna manera, la vida nos dice: " Estas son tus piezas rotas, tienes que encajarlas". Y tu recibes la pasta de oro y empiezas a ver como las pegas. Porque el oro es algo limitado pero que al usarlo bien va a darte una gran satisfacción cuando te reparas.
- El protagonista, Mario, cita varias veces "La sociedad del espectáculo" del filósofo francés Guy Débord, contando que los seres humanos estamos en una performance constante por encajar en la sociedad, ¿de dónde viene esta reflexión que marca la línea narrativa de la película?
Yo soy lector de Debord y Offenbach, a quien también Mario cita al comienzo. Esto trata de lo que ocurre en esta última generación en la que sostenemos relaciones a través de las pantallas y como esta elucubración exacta y jodida de Debord se materializa en esta forma concreta a través de estas pantallas. La paradoja de la película se centra en como Mario, que niega esta relación, acaba siendo el más alienado de todos. Esto tiene un punto autorreferencial, yo soy ya un señor mayor pero en mi juventud conocí a un chico del barrio que renegaba de la moda y las tendencias de la época para terminar siendo el más alineado y absorbido por la corriente.
- ¿Esta contradicción se produce por rendirse y querer encajar o que directamente nunca se fue sincero desde el principio?
Es un duelo, un dolor profundo en el personaje de Mario a raíz de la muerte de su padre, profesor de filosofía. Yo introduzco este suceso traumático que le arrincona, por decirlo de alguna manera, de él hereda los libros y esa visión de la vida más compleja y menos frívola, algo que también es un tanto autorreferencial. Y claro que también está en esa edad tan jodida de la pubertad que te lleva a buscar disfraces para encajar y como sobresalir en el grupo, porque el tema de los dispositivos ha homogeneizado los vínculos e interacciones sociales. Este chico quiere destacar aprendiéndose estos libros de memoria y hacer alarde de esa destreza.
- ¿La escena en la que Mario llevado por la frustración, rompe el Walkman de su padre con violencia, que simboliza?
Es un símbolo de la ruptura con el pasado, con esa fuente de sufrimiento intenso para él y lo que ha acarreado en su vida el aferrarse a esa imagen de un pasado que ya no existe.
- De Mario hay que quedarse con su cita y definición de la neuroeconomía ante sus amigos, a pesar de sus contradicciones, ¿Es el portavoz de su mensaje como director en esta película?
De alguna manera sí, no de manera explícita pero sí hay un mensaje acucioso. Cuando filmé la peli en su primera etapa era un mensaje mucho más revelador, hoy en día por suerte es un mensaje difundido con frecuencia que ha calado y se le presta atención. Esta semana vi un debate acerca de vetar el uso de los teléfonos en Bogotá, ya está en la palestra poner restricciones al uso del teléfono ya que es aterrador ver cómo ha influido en las relaciones estos aparatos, porque esta inmediatez a la hora de recibir información, refleja como tenemos la necesidad de que todo ocurra de manera rápida, cómoda e instantánea.
- El personaje de Juancho representa lo contrario a Mario: Estilo de vida lujoso en el que intenta demostrar constantemente con sus apariencias, sus coches y su ropa. ¿Es un antagonista, es víctima de esta performance social o es un desdoblamiento de quien quiere ser verdaderamente Mario?
No lo había pensado de esa manera, pero podría ser el personaje en el que se quiere ver reflejado Mario, aunque nunca lo planteé como un antagonista al uso, sino también como una víctima de la trama y de la sociedad del espectáculo. Es un chico que es inconsciente y tiene el deseo de estar con Gabriela, y se lo curra regalándole cosas porque cree que esta chica, al final es otro pringao que cree que puede a través de sus bienes materiales alcanzar los objetivos que se propone, que lamentablemente es algo que si funciona en la realidad, ese materialismo al que estamos sometidos es una punta de lanza para abrirte camino en la vida, aunque por suerte no funciona siempre.
- Mario y Juancho están ambos interesados en Gabriela, ¿pero este en realidad no va más allá de demostrar lo cool que son al resto?
Ella se vuelve un objeto de deseo, algo que quería resaltar porque ocurre hoy en día, aunque también lo lleva haciendo desde siempre si somos serios. Esta sociedad patriarcal en la que hemos crecido nos ha enseñado de una manera u otra, hasta a través de la pornografía, que las mujeres pueden ser vistas como objetos intercambiables, usables y desechables. Estos chicos usan a Gabriela como terreno de batalla. Pero ella tiene una dignidad y una posición reivindicativa porque acaba usando a Juancho para vengar la traición de Mario, pero sin sucumbir finalmente a las pretensiones del primero.
- El personaje de Camuro, el hombre que vive en el bosque apartado, al que persiguen los muchachos del barrio. ¿Qué inspiración hay detrás de este personaje?
Bogotá es una ciudad de indigentes y conocí a uno en el barrio céntrico de La Macarena a quien le decían "el Puntillón". Era un hombre que como en la película se dedicaba a pedir hojas para escribir a la gente. Yo nunca tuve la paciencia ni el interés de que me mostrara que estaba escribiendo, pero hay una anécdota real que es la de Jean Marie Roughol, un limosnero que se sentaba en una de las calles adyacentes al ministerio de cultura, por la que el ex ministro francés Jean-Louis Debré pasaba diariamente, un día este se interesó por Roughol y este le comentó que era escritor, con el tiempo el ministro acabó publicando un libro con él que fue un éxito en ventas y le hizo salir de las calles. Yo le quería tener como un catalizador de lo que le ocurría a Mario, Camuro es una doblez de todos nosotros, un espejo concreto en el que me reflejo en cómo todo este absurdo que es vivir en sociedad nos obliga a hacer una cantidad de cosas que no queremos a hacer para no tener la libertad que ellos poseen en su indigencia.
- El mensaje de esta película busca conectar con una generación más joven, ¿Como procura que no quede como un reproche de un señor mayor y mostrar empatía con ellos?
Es algo complicado, no quiero hacer un reproche de la generación actual sin dejar un espacio a la esperanza de lo que representa la juventud, que representa la posibilidad de cambio y mejora. El gesto final de Mario con Camuro le reivindica por encima de todos los intentos de aparentar frente a sus amigos por querer encajar, algo que está a la orden del día en cualquier generación de jóvenes de la humanidad. Y cuando tratas de encajar, probablemente la vas a cagar, pero es que es entendible y parte de las inseguridades de la juventud este deseo de encajar. Yo tengo una mirada hipercrítica sobre ella y aspiro a que la película vea la gente joven, atraído por la coincidencia generacional de sus personajes y nada más. Aunque también es una película para adultos, en la que cualquier generación puede sacar conclusiones de ella.
- Esta es una producción de Colombia, ¿Cuál es su visión de la situación del cine nacional hoy día?
El estado está haciendo esfuerzos muy grandes para incentivar la producción del cine colombiano, algo que se ha hecho realidad ya que vamos alrededor de 50 largometrajes nacionales anuales. Ha creado mecanismos para que haya inversión y ha facultado ayudas a la distribuidoras para que el cine colombiano crezca. Pero aquí se llega a un cuello de botella que son los exhibidores. Estos se han vuelto censores y curadores del cine nacional porque son un eslabón de la cadena que no dispone de ayudas estatales, un agente comercial privado. Esto hace que los exhibidores no estén interesados en las películas colombianas porque estas no compiten con las estadounidenses o extranjeras. Entonces las películas nacionales vienen con un impulso pobre y te descabezan la película rápidamente de las salas. Esto ha provocado un bloqueo en el cine colombiano. Entiendo que las grandes distribuidoras tienen mucho que ver, pero la discusión está en que los exhibidores reciban ayudas por proyectar películas nacionales, porque el espectador solo va a caer en que el cine colombiano existe cuando vea la película en la cartelera durante meses. No es cuestión de salir en más salas, sino en aparecer más tiempo. Para esto interesa que los exhibidores reciban un subsidio como ocurre en otros países.
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- Inspirado en la técnica japonesa de reparación de cerámica, ¿qué podemos encontrar detrás de este título?
Tiene doble vía, cuando yo filmo la película en su primera etapa, en 2018, me encuentro con un resultado que no es satisfactorio a nivel de tiempo, filmación, etc… Entonces decido redireccionar la trama y hago sucesivas filmaciones hasta el año 2021, que es la cuarta y última etapa de filmación. El título obedece a esta manera en que la película se fue haciendo, iba a ser una trama mucho más comercial y menos filosófica, pero en el transcurso del proceso decidí redireccionar la historia, abordando el tema de la reparación de manera mucho más explícita. El título tiene doble connotación sobre el tema de la película y sobre la hechura de la misma también. El claim de la película es que todos estamos rotos de alguna manera, la vida nos dice: " Estas son tus piezas rotas, tienes que encajarlas". Y tu recibes la pasta de oro y empiezas a ver como las pegas. Porque el oro es algo limitado pero que al usarlo bien va a darte una gran satisfacción cuando te reparas.
- El protagonista, Mario, cita varias veces "La sociedad del espectáculo" del filósofo francés Guy Débord, contando que los seres humanos estamos en una performance constante por encajar en la sociedad, ¿de dónde viene esta reflexión que marca la línea narrativa de la película?
Yo soy lector de Debord y Offenbach, a quien también Mario cita al comienzo. Esto trata de lo que ocurre en esta última generación en la que sostenemos relaciones a través de las pantallas y como esta elucubración exacta y jodida de Debord se materializa en esta forma concreta a través de estas pantallas. La paradoja de la película se centra en como Mario, que niega esta relación, acaba siendo el más alienado de todos. Esto tiene un punto autorreferencial, yo soy ya un señor mayor pero en mi juventud conocí a un chico del barrio que renegaba de la moda y las tendencias de la época para terminar siendo el más alineado y absorbido por la corriente.
- ¿Esta contradicción se produce por rendirse y querer encajar o que directamente nunca se fue sincero desde el principio?
Es un duelo, un dolor profundo en el personaje de Mario a raíz de la muerte de su padre, profesor de filosofía. Yo introduzco este suceso traumático que le arrincona, por decirlo de alguna manera, de él hereda los libros y esa visión de la vida más compleja y menos frívola, algo que también es un tanto autorreferencial. Y claro que también está en esa edad tan jodida de la pubertad que te lleva a buscar disfraces para encajar y como sobresalir en el grupo, porque el tema de los dispositivos ha homogeneizado los vínculos e interacciones sociales. Este chico quiere destacar aprendiéndose estos libros de memoria y hacer alarde de esa destreza.
- ¿La escena en la que Mario llevado por la frustración, rompe el Walkman de su padre con violencia, que simboliza?
Es un símbolo de la ruptura con el pasado, con esa fuente de sufrimiento intenso para él y lo que ha acarreado en su vida el aferrarse a esa imagen de un pasado que ya no existe.
- De Mario hay que quedarse con su cita y definición de la neuroeconomía ante sus amigos, a pesar de sus contradicciones, ¿Es el portavoz de su mensaje como director en esta película?
De alguna manera sí, no de manera explícita pero sí hay un mensaje acucioso. Cuando filmé la peli en su primera etapa era un mensaje mucho más revelador, hoy en día por suerte es un mensaje difundido con frecuencia que ha calado y se le presta atención. Esta semana vi un debate acerca de vetar el uso de los teléfonos en Bogotá, ya está en la palestra poner restricciones al uso del teléfono ya que es aterrador ver cómo ha influido en las relaciones estos aparatos, porque esta inmediatez a la hora de recibir información, refleja como tenemos la necesidad de que todo ocurra de manera rápida, cómoda e instantánea.
- El personaje de Juancho representa lo contrario a Mario: Estilo de vida lujoso en el que intenta demostrar constantemente con sus apariencias, sus coches y su ropa. ¿Es un antagonista, es víctima de esta performance social o es un desdoblamiento de quien quiere ser verdaderamente Mario?
No lo había pensado de esa manera, pero podría ser el personaje en el que se quiere ver reflejado Mario, aunque nunca lo planteé como un antagonista al uso, sino también como una víctima de la trama y de la sociedad del espectáculo. Es un chico que es inconsciente y tiene el deseo de estar con Gabriela, y se lo curra regalándole cosas porque cree que esta chica, al final es otro pringao que cree que puede a través de sus bienes materiales alcanzar los objetivos que se propone, que lamentablemente es algo que si funciona en la realidad, ese materialismo al que estamos sometidos es una punta de lanza para abrirte camino en la vida, aunque por suerte no funciona siempre.
- Mario y Juancho están ambos interesados en Gabriela, ¿pero este en realidad no va más allá de demostrar lo cool que son al resto?
Ella se vuelve un objeto de deseo, algo que quería resaltar porque ocurre hoy en día, aunque también lo lleva haciendo desde siempre si somos serios. Esta sociedad patriarcal en la que hemos crecido nos ha enseñado de una manera u otra, hasta a través de la pornografía, que las mujeres pueden ser vistas como objetos intercambiables, usables y desechables. Estos chicos usan a Gabriela como terreno de batalla. Pero ella tiene una dignidad y una posición reivindicativa porque acaba usando a Juancho para vengar la traición de Mario, pero sin sucumbir finalmente a las pretensiones del primero.
- El personaje de Camuro, el hombre que vive en el bosque apartado, al que persiguen los muchachos del barrio. ¿Qué inspiración hay detrás de este personaje?
Bogotá es una ciudad de indigentes y conocí a uno en el barrio céntrico de La Macarena a quien le decían "el Puntillón". Era un hombre que como en la película se dedicaba a pedir hojas para escribir a la gente. Yo nunca tuve la paciencia ni el interés de que me mostrara que estaba escribiendo, pero hay una anécdota real que es la de Jean Marie Roughol, un limosnero que se sentaba en una de las calles adyacentes al ministerio de cultura, por la que el ex ministro francés Jean-Louis Debré pasaba diariamente, un día este se interesó por Roughol y este le comentó que era escritor, con el tiempo el ministro acabó publicando un libro con él que fue un éxito en ventas y le hizo salir de las calles. Yo le quería tener como un catalizador de lo que le ocurría a Mario, Camuro es una doblez de todos nosotros, un espejo concreto en el que me reflejo en cómo todo este absurdo que es vivir en sociedad nos obliga a hacer una cantidad de cosas que no queremos a hacer para no tener la libertad que ellos poseen en su indigencia.
- El mensaje de esta película busca conectar con una generación más joven, ¿Como procura que no quede como un reproche de un señor mayor y mostrar empatía con ellos?
Es algo complicado, no quiero hacer un reproche de la generación actual sin dejar un espacio a la esperanza de lo que representa la juventud, que representa la posibilidad de cambio y mejora. El gesto final de Mario con Camuro le reivindica por encima de todos los intentos de aparentar frente a sus amigos por querer encajar, algo que está a la orden del día en cualquier generación de jóvenes de la humanidad. Y cuando tratas de encajar, probablemente la vas a cagar, pero es que es entendible y parte de las inseguridades de la juventud este deseo de encajar. Yo tengo una mirada hipercrítica sobre ella y aspiro a que la película vea la gente joven, atraído por la coincidencia generacional de sus personajes y nada más. Aunque también es una película para adultos, en la que cualquier generación puede sacar conclusiones de ella.
- Esta es una producción de Colombia, ¿Cuál es su visión de la situación del cine nacional hoy día?
El estado está haciendo esfuerzos muy grandes para incentivar la producción del cine colombiano, algo que se ha hecho realidad ya que vamos alrededor de 50 largometrajes nacionales anuales. Ha creado mecanismos para que haya inversión y ha facultado ayudas a la distribuidoras para que el cine colombiano crezca. Pero aquí se llega a un cuello de botella que son los exhibidores. Estos se han vuelto censores y curadores del cine nacional porque son un eslabón de la cadena que no dispone de ayudas estatales, un agente comercial privado. Esto hace que los exhibidores no estén interesados en las películas colombianas porque estas no compiten con las estadounidenses o extranjeras. Entonces las películas nacionales vienen con un impulso pobre y te descabezan la película rápidamente de las salas. Esto ha provocado un bloqueo en el cine colombiano. Entiendo que las grandes distribuidoras tienen mucho que ver, pero la discusión está en que los exhibidores reciban ayudas por proyectar películas nacionales, porque el espectador solo va a caer en que el cine colombiano existe cuando vea la película en la cartelera durante meses. No es cuestión de salir en más salas, sino en aparecer más tiempo. Para esto interesa que los exhibidores reciban un subsidio como ocurre en otros países.
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