Ibón Cormenzana escribe sobre el estreno de "Cuatro paredes"
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Por Ibón Cormenzana
"Cuatro paredes" es una película que esencialmente relata una historia de amor entre una madre y una hija. Su relación accidentalmente se ve truncada y dificultada por algo muy concreto: la pérdida de un familiar querido. Ellas se quedarán solas formando una familia monomarental y viviendo las consecuencias que esto tiene a nivel económico, emocional y en su propia relación, que sufrirá un notable cambio.
Sofía es una niña que, como todas, debe estar cuidada por su madre. Pero la cuestión que planteamos aquí es... ¿y quién cuida a esa madre cuando la vida da un giro tan drástico? ¿Qué puede hacer ella?
En la película hemos querido mostrar ese proceso de cuidado, esa necesidad por parte de ambos personajes de cuidarse mutuamente cuando se quedan aparentemente solas. Esa fuerza de intentar seguir adelante frente a todas las adversidades que la vida les está poniendo. Sofía busca en el teatro una vía de escape a su realidad cotidiana; Juana solo podrá luchar contra los condicionantes de la vida. Los tradicionales cuidados y comportamientos que esperamos de una madre hacia su hija cambiarán de manos, y Sofía tendrá que ejercer un papel que nunca a una niña le debería tocar.
"Cuatro paredes" es un proyecto en el que he querido que la cámara juegue libre, que se mueva para ir dibujando la relación de estos dos personajes principales a través del tiempo. Me gusta dar libertad a las actrices para que vayan creando su personaje, su personalidad, que vayan dándole evolución y lo hagan suyo, que lo vayan dibujando. Ensayamos una escena muchas veces hasta que finalmente sale, y entonces empezamos a dibujarla con la cámara. Es una especie de juego que solo se permite cuando tienes plena confianza con las actrices que trabajan en la película. Para mí es una forma de cocreación.
En todo momento lo que nos hemos planteado es no juzgar a esos personajes. Dejarnos fluir por la historia, por la relación, por los personajes. Queríamos contar una historia, un problema, desde una distancia y un respeto, pero sin dejar de plantear al espectador que esa situación puede ser real, y que le puede pasar a él.
Para poderlo hacer, hemos dejado fluir a la cámara, que estuviera presente pero no interfiriera, o lo hiciera lo menos posible. Para ello se ha decidido por un plano secuencia que describiese momentos de la manera más realista posible. Por eso se decidió mostrar momentos concretos de una vida, de su vida, sin trampa ni cartón.
Gracias a conversaciones con Save the Children conocimos a personas que habían pasado por este problema: un año era suficiente para perderlo todo, y eso lo hemos querido transmitir en la película.
"Cuatro paredes" está rodada prácticamente en su totalidad en una sola localización: el piso donde vive Juana con su hija Sofía de 10 años. Se trata de un piso grande, con una decoración austera y sin muchos lujos, pero al que no le falta de nada.
Cuando Juana pierde a su pareja y el trabajo, de repente este hogar que simboliza la estabilidad y la seguridad, tanto económica como física y mental, también peligra.
A medida que se desarrolla el film, recorremos los pasillos, el salón, las habitaciones y la cocina de estas cuatro paredes que al principio damos por sentadas y que, si bien en un punto hasta nos pueden parecer un tanto oscuras y claustrofóbicas, cobran cada vez más importancia hasta convertirse en un personaje más.
En el proceso del guion, Save the Children nos invitó a escuchar las historias de mujeres en los centros en los que ayudan en Barcelona y Madrid, y ellas, generosamente, nos expusieron sus miedos y sus dificultades como madres de familias monomarentales.
Algunas habían perdido a sus maridos, o estos habían desaparecido, y se veían obligadas a dejar a sus hijos menores solos en casa para poder ir al trabajo. Aún así, muchas no llegaban a fin de mes, trabajando por horas y sin contratos, consiguiendo unos escasos euros para alimentar a sus hijos como podían.
Admitir tu grado de pobreza es muy duro. Muchas lo esconden; la ayuda es algo que cuesta pedir. Algunos de los niños y niñas sufrían bullying en la escuela y se avergonzaban de su situación, lo que causaba conflictos entre madres e hijos. Algunas buscaban ayuda psicológica después de intentos de suicidio; otras se medicaban por depresión.
Todos estos testimonios nos sirvieron para crear nuestra historia, siempre buscando el respeto y teniendo muy presente que ellas se vieran reflejadas. Sentimos que esta forma de contar esta historia puede concienciar a la gente sobre estos graves problemas que se viven en nuestra sociedad y hacer sentir que a cualquiera de nosotros nos podría pasar.
(*): Ibón Cormenzana ha producido más de 50 películas y series a lo largo de 20 años, con directores como Pablo Berger ("Blancanieves", "Robot Dreams"), Rodrigo Sorogoyen ("Madre", "As Bestas"), Claudia Llosa ("No llores, vuela"), Julio Médem ("El árbol de la sangre") y Enrique Urbizu ("No habrá paz para los malvados"), entre otros. A través de Arcadia Motion Pictures, sus películas han obtenido 34 Premios Goya y cientos de premios en festivales. Ha dirigido 7 largometrajes, entre ellos "La cima" o "El bus de la vida", siendo su último título "Cuatro paredes". Al mismo tiempo, ha colaborado en diversos proyectos sociales de ONGs a lo largo de los últimos años (Open Arms, Sonrisas de Bombay, Fundación Emakailat, Save the Children, Superacción, entre otros).
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"Cuatro paredes" es una película que esencialmente relata una historia de amor entre una madre y una hija. Su relación accidentalmente se ve truncada y dificultada por algo muy concreto: la pérdida de un familiar querido. Ellas se quedarán solas formando una familia monomarental y viviendo las consecuencias que esto tiene a nivel económico, emocional y en su propia relación, que sufrirá un notable cambio.
Sofía es una niña que, como todas, debe estar cuidada por su madre. Pero la cuestión que planteamos aquí es... ¿y quién cuida a esa madre cuando la vida da un giro tan drástico? ¿Qué puede hacer ella?
En la película hemos querido mostrar ese proceso de cuidado, esa necesidad por parte de ambos personajes de cuidarse mutuamente cuando se quedan aparentemente solas. Esa fuerza de intentar seguir adelante frente a todas las adversidades que la vida les está poniendo. Sofía busca en el teatro una vía de escape a su realidad cotidiana; Juana solo podrá luchar contra los condicionantes de la vida. Los tradicionales cuidados y comportamientos que esperamos de una madre hacia su hija cambiarán de manos, y Sofía tendrá que ejercer un papel que nunca a una niña le debería tocar.
"Cuatro paredes" es un proyecto en el que he querido que la cámara juegue libre, que se mueva para ir dibujando la relación de estos dos personajes principales a través del tiempo. Me gusta dar libertad a las actrices para que vayan creando su personaje, su personalidad, que vayan dándole evolución y lo hagan suyo, que lo vayan dibujando. Ensayamos una escena muchas veces hasta que finalmente sale, y entonces empezamos a dibujarla con la cámara. Es una especie de juego que solo se permite cuando tienes plena confianza con las actrices que trabajan en la película. Para mí es una forma de cocreación.
En todo momento lo que nos hemos planteado es no juzgar a esos personajes. Dejarnos fluir por la historia, por la relación, por los personajes. Queríamos contar una historia, un problema, desde una distancia y un respeto, pero sin dejar de plantear al espectador que esa situación puede ser real, y que le puede pasar a él.
Para poderlo hacer, hemos dejado fluir a la cámara, que estuviera presente pero no interfiriera, o lo hiciera lo menos posible. Para ello se ha decidido por un plano secuencia que describiese momentos de la manera más realista posible. Por eso se decidió mostrar momentos concretos de una vida, de su vida, sin trampa ni cartón.
Gracias a conversaciones con Save the Children conocimos a personas que habían pasado por este problema: un año era suficiente para perderlo todo, y eso lo hemos querido transmitir en la película.
"Cuatro paredes" está rodada prácticamente en su totalidad en una sola localización: el piso donde vive Juana con su hija Sofía de 10 años. Se trata de un piso grande, con una decoración austera y sin muchos lujos, pero al que no le falta de nada.
Cuando Juana pierde a su pareja y el trabajo, de repente este hogar que simboliza la estabilidad y la seguridad, tanto económica como física y mental, también peligra.
A medida que se desarrolla el film, recorremos los pasillos, el salón, las habitaciones y la cocina de estas cuatro paredes que al principio damos por sentadas y que, si bien en un punto hasta nos pueden parecer un tanto oscuras y claustrofóbicas, cobran cada vez más importancia hasta convertirse en un personaje más.
En el proceso del guion, Save the Children nos invitó a escuchar las historias de mujeres en los centros en los que ayudan en Barcelona y Madrid, y ellas, generosamente, nos expusieron sus miedos y sus dificultades como madres de familias monomarentales.
Algunas habían perdido a sus maridos, o estos habían desaparecido, y se veían obligadas a dejar a sus hijos menores solos en casa para poder ir al trabajo. Aún así, muchas no llegaban a fin de mes, trabajando por horas y sin contratos, consiguiendo unos escasos euros para alimentar a sus hijos como podían.
Admitir tu grado de pobreza es muy duro. Muchas lo esconden; la ayuda es algo que cuesta pedir. Algunos de los niños y niñas sufrían bullying en la escuela y se avergonzaban de su situación, lo que causaba conflictos entre madres e hijos. Algunas buscaban ayuda psicológica después de intentos de suicidio; otras se medicaban por depresión.
Todos estos testimonios nos sirvieron para crear nuestra historia, siempre buscando el respeto y teniendo muy presente que ellas se vieran reflejadas. Sentimos que esta forma de contar esta historia puede concienciar a la gente sobre estos graves problemas que se viven en nuestra sociedad y hacer sentir que a cualquiera de nosotros nos podría pasar.
(*): Ibón Cormenzana ha producido más de 50 películas y series a lo largo de 20 años, con directores como Pablo Berger ("Blancanieves", "Robot Dreams"), Rodrigo Sorogoyen ("Madre", "As Bestas"), Claudia Llosa ("No llores, vuela"), Julio Médem ("El árbol de la sangre") y Enrique Urbizu ("No habrá paz para los malvados"), entre otros. A través de Arcadia Motion Pictures, sus películas han obtenido 34 Premios Goya y cientos de premios en festivales. Ha dirigido 7 largometrajes, entre ellos "La cima" o "El bus de la vida", siendo su último título "Cuatro paredes". Al mismo tiempo, ha colaborado en diversos proyectos sociales de ONGs a lo largo de los últimos años (Open Arms, Sonrisas de Bombay, Fundación Emakailat, Save the Children, Superacción, entre otros).
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