José Luis Torres Leiva habla sobre el estreno argentino de "Cuando las nubes esconden la sombra"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Este 12 de junio el chileno José Luis Torres Leiva estrena en la Argentina la coproducción entre ambos países y Corea "Cuando las nubes esconden la sombra", un trabajo que explora el duelo a través de la historia de una actriz (la argentina María Alché) que, atrapada en la ciudad más austral de Chile, enfrenta sus propias pérdidas. La cinta tendrá funciones especiales en Buenos Aires, La Plata, Formosa y San Martín de los Andes, con presentaciones del propio cineasta en la Sala Leopoldo Lugones.
"Es la historia de una transformación: personal y colectiva, íntima y universal. Una metamorfosis inevitable ante la ausencia y el vacío que deja la muerte de un ser querido. La actriz, el personaje, la figura en el cuadro, se funden en un solo cuerpo que atraviesa ese proceso. María observa, habla, pregunta. Se mueve, avanza, camina por este territorio al fin del mundo. La experiencia de hacer esta película fue de múltiples capas. Su profundidad y sus disonancias no solo se revelan en la mente, sino también en el alma de quien la contempla", ha afirmado Torres Leiva.
"Esta película se construye a partir de observaciones y acciones concretas, y se articula con recursos narrativos como la actriz protagonista, el viaje y los encuentros. Pero también aspira a ser una experiencia visual y sonora: un espectro de pasajes que dialogan con los paisajes del mundo, aquellos que hoy se agolpan y desaparecen —paisajes vacíos, plenos, fascinantes, muertos, vivos, abstractos. Un panorama de futuro incierto, sí, pero abrazado por el afecto y la humanidad de quienes se encuentran sin esperar nada a cambio", añadía el realizador sobre el film protagonizado por la actriz (y también directora y guionista) María Alché. "La experiencia de hacer esta película fue de múltiples capas. Su profundidad y sus disonancias no solo se revelan en la mente, sino también en el alma de quien la contempla".
El proyecto, rodado en Puerto Williams, surgió de un guion coescrito con Alejandra Moffat, pero fue mutando durante el rodaje. "El guion se fue transformando día a día según lo que nos íbamos encontrando", revelaba el director a CineChile. "Hay algo en esa forma de hacer cine que me entusiasma mucho, porque la película se va construyendo y se siente viva".
Torres Leiva detallaba el proceso colaborativo: "María Alché fue fundamental. Ella estaba siendo ella misma, pero al mismo tiempo no. Había una dualidad". Un momento clave ocurrió cuando, durante una escena, el personaje debía decir su nombre. "Ella respondió 'María' y ahí quedó, como si fuese inevitable".
El cineasta, cuya filmografía oscila entre el documental y la ficción, ha reflexionado: "Nunca vi una gran división entre ficción y documental. Me interesa cuestionar lo que cada proyecto pide". Cita como influencia fundamental a Chantal Akerman: "Ella fluctuaba constantemente entre ambos mundos. Lo que le interesaba era capturar el tiempo".
La película llegó a Torres Leiva en un momento personal complejo. "Mi papá había fallecido hacía menos de un mes cuando la presentamos en San Sebastián. Esta película me ha acompañado en mi proceso de duelo", ha confesado.
El rodaje en Puerto Williams le dejó una lección: "Parte del duelo es compartirlo. La película está basada en estar con el otro, en escuchar. Eso es sanador". Esta idea permea la narrativa del filme, donde la protagonista establece conexiones inesperadas con los habitantes del lugar.
Tras su estreno mundial en el Festival de Jeonju (Corea), la película ha pasado por San Sebastián, Valdivia, Cartagena y FIDOCS.
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"Es la historia de una transformación: personal y colectiva, íntima y universal. Una metamorfosis inevitable ante la ausencia y el vacío que deja la muerte de un ser querido. La actriz, el personaje, la figura en el cuadro, se funden en un solo cuerpo que atraviesa ese proceso. María observa, habla, pregunta. Se mueve, avanza, camina por este territorio al fin del mundo. La experiencia de hacer esta película fue de múltiples capas. Su profundidad y sus disonancias no solo se revelan en la mente, sino también en el alma de quien la contempla", ha afirmado Torres Leiva.
"Esta película se construye a partir de observaciones y acciones concretas, y se articula con recursos narrativos como la actriz protagonista, el viaje y los encuentros. Pero también aspira a ser una experiencia visual y sonora: un espectro de pasajes que dialogan con los paisajes del mundo, aquellos que hoy se agolpan y desaparecen —paisajes vacíos, plenos, fascinantes, muertos, vivos, abstractos. Un panorama de futuro incierto, sí, pero abrazado por el afecto y la humanidad de quienes se encuentran sin esperar nada a cambio", añadía el realizador sobre el film protagonizado por la actriz (y también directora y guionista) María Alché. "La experiencia de hacer esta película fue de múltiples capas. Su profundidad y sus disonancias no solo se revelan en la mente, sino también en el alma de quien la contempla".
El proyecto, rodado en Puerto Williams, surgió de un guion coescrito con Alejandra Moffat, pero fue mutando durante el rodaje. "El guion se fue transformando día a día según lo que nos íbamos encontrando", revelaba el director a CineChile. "Hay algo en esa forma de hacer cine que me entusiasma mucho, porque la película se va construyendo y se siente viva".
Torres Leiva detallaba el proceso colaborativo: "María Alché fue fundamental. Ella estaba siendo ella misma, pero al mismo tiempo no. Había una dualidad". Un momento clave ocurrió cuando, durante una escena, el personaje debía decir su nombre. "Ella respondió 'María' y ahí quedó, como si fuese inevitable".
El cineasta, cuya filmografía oscila entre el documental y la ficción, ha reflexionado: "Nunca vi una gran división entre ficción y documental. Me interesa cuestionar lo que cada proyecto pide". Cita como influencia fundamental a Chantal Akerman: "Ella fluctuaba constantemente entre ambos mundos. Lo que le interesaba era capturar el tiempo".
La película llegó a Torres Leiva en un momento personal complejo. "Mi papá había fallecido hacía menos de un mes cuando la presentamos en San Sebastián. Esta película me ha acompañado en mi proceso de duelo", ha confesado.
El rodaje en Puerto Williams le dejó una lección: "Parte del duelo es compartirlo. La película está basada en estar con el otro, en escuchar. Eso es sanador". Esta idea permea la narrativa del filme, donde la protagonista establece conexiones inesperadas con los habitantes del lugar.
Tras su estreno mundial en el Festival de Jeonju (Corea), la película ha pasado por San Sebastián, Valdivia, Cartagena y FIDOCS.
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