Mariano Argento habla sobre el estreno de "El Portal", film póstumo de Selva Alemán y Héctor Bidonde

por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Mariano Argento, en "El Portal"
Mariano Argento, en "El Portal"
El cineasta y actor argentino Mariano Argento estrena este jueves "El Portal", película de complicada gestación que reúne tres historias en tres épocas críticas de la Argentina dentro de un misterioso edificio. En una sociedad que se degrada, el film revela los deseos, motivaciones y tentaciones que llevan a pasar de un estado de bondad natural a uno de maldad absoluta.

"Antes de actuar, escribía", comenta Argento en MDZ, hablando de su oficio como guionista. La semilla de "El Portal", su segundo largometraje como director, nació de una experiencia personal a los 21 años, durante una noche en un casino. "Se me ocurrió en función de algo que me pasó a los 21 años", relata. "Creo que esa era la edad para entrar al casino, y tuve una suerte de rareza con un hombre que se me acercó. Yo estaba jugando al 'Punto y banca'".

Esa noche, mientras perdía su dinero, un hombre con una montaña de fichas se le acercó. "Cuando me quedé sin fichas, que aposté mi última ficha, punto. Se me va y él me cede una placa que era muchos uruguayos y me dice: 'Jugá'", recuerda Argento. El desconocido le dio instrucciones precisas sobre dónde apostar, llevándolo a una racha ganadora. Al final, el hombre solo le pidió que le devolviera la ficha inicial. "Francamente, me sentí agradecido. Me sentí como impresionado", confiesa el director.

La conversación que siguió se tornó enigmática. Tomaron un gin tonic y el hombre, que se presentó como "Ale", comenzó a hacerle preguntas que no tenían una respuesta clara. "Me dijo: 'Te voy a dar un consejo, Argento, tratá de negociar'. Esto es un casino. Se sonrió y me dijo: 'No, todo se negocia, amigo. Todo. Llega un momento en el que vos negocias, te viene un principio de bonanza y después te pasan una factura'".



Fue con el paso del tiempo, al investigar, cuando Argento comenzó a conectar los puntos. Relata que asoció el nombre "Ale" con la figura histórica de Aleister Crowley, un ocultista cuya presencia se vinculaba a una serie de eventos trágicos y coincidencias, como suicidios en el edificio Dakota de Nueva York, donde asesinaron a John Lennon y se filmó "Rosemary's Baby". "Toda esa conjunción de hechos todavía me pone la piel de gallina", admite. "Me hicieron empezar a pensar a través del tiempo que entiendo que hay gente que negocia. O sea, empecé a pensar que hay gente que nunca le va mal, hay gente que siempre le va a ir bien, pero que de repente cae en un abismo. La bonanza, la factura. Y a partir de ahí construí el guion".

Ese guion se convirtió en "El Portal", una película que describe a un dueño y administradores de un edificio que manipulan a varias familias a lo largo de tres épocas distintas, llevando a sus protagonistas de un estado de bondad natural a uno de maldad absoluta debido a tentaciones y necesidades extremas.

Llevar este proyecto a la pantalla no fue sencillo. Argento, quien también ejerció como productor, describe un rodaje complejo. "Fue realmente difícil desde todo punto de vista", afirma. "Porque fue difícil encontrar la locación. Fue difícil armar el elenco. Acabábamos de terminar la pandemia. Estábamos con el Ómicron, creo que se llamaba en ese momento, el hisopado, los miedos, las angustias". La filmación se desarrolló casi en su totalidad dentro de un edificio. "Pensá que nos metimos seis, casi siete semanas dentro de un edificio en el que nos volvimos locos y volvimos locos al edificio porque fue realmente asfixiante", recuerda. "Tiene solamente dos pequeñas secuencias de exteriores".

Los problemas con los vecinos del lugar añadieron una capa más de dificultad. "Llegó un momento en que no se podía filmar y yo estaba con una carrera contra el reloj, porque sabés que una semana de rodaje, de atraso, para un productor independiente es la muerte", explica. Las quejas iban desde el uso del ascensor hasta el ruido. "Los equipos se suben por la escalera, no se pueden subir por el ascensor. Es un equipo que pesa una tonelada y, bueno, cosas así". Argento aclara que no se trata de una queja contra los vecinos. "El vecino tenía razón, el vecino estaba harto, el vecino estaba cansado. El problema es que evidentemente no había una comunicación entre el consorcio y los vecinos".

El proceso posterior también fue arduo. "Fue difícil el rodaje. Fue difícil porque tuve seis meses haciendo el montaje. Después fue difícil la postproducción, sonido, posproducción de imagen, corrección de color, mandar las películas a los festivales". Al ser una producción independiente, carecía del apoyo de una distribuidora grande. "Cuando yo en el 2005 hice 'Amigos de la infancia' en un festival, se presentaban 200 películas. Hoy se presentan 7000, 8000, imposible de que se vea. Entonces el lobby existe y, al no tenerlo y no poder ejercerlo, era golpear la puerta".

Sin embargo, la película comenzó a abrirse camino en el circuito de festivales, obteniendo reconocimientos como el premio a Mejor Actor, Mejor Dirección y Mejor Guion en los New York International Film Awards (NYIFA); Mejor Film de Horror en los RED Movie Awards de Francia; y Mejor Dirección y Mejor Película en el Buenos Aires Rojo Sangre. "Y bueno, ganó 11 festivales, gané un (premio a) mejor película, mejor director, mejor película de terror, premio honorífico... Bueno, en fin, un montón de cosas que me vinieron muy bien e hicieron que después viniera la distribución a través de Moving Pics. Y ahora el estreno".

El film tiene un significado especial para Argento, ya que cuenta con las últimas actuaciones de Selva Alemán y Héctor Bidonde, quienes fallecieron después de su filmación. "Mi amor por Cacho viene desde que yo tengo 23 años porque empecé a estudiar con él. Fue mi primer maestro", dice sobre Bidonde. "Me parecía increíble poder dirigir a mi maestro". Sobre Alemán, comenta: "Selva había trabajado conmigo en 'Malparida', en Canal 13. Estuvimos un año trabajando juntos. No dudó ni un segundo. Ni él ni ella en darme el sí cuando leyeron el libro. Ambos muy amorosos, con mucho oficio, con gran talento".

Recuerda con particular cariño el compromiso de Alemán en el set. "Selva me pedía más: 'Quiero más'; porque el personaje de Selva es muy fuerte. Y me decía: 'Dame más', y le digo: 'Selvi, a ver, tiene un límite esto'. 'No, no, pero vamos a darle una vuelta'. O sea, me encantaba porque me proponía cosas como gran actriz que era".

Respecto al eslogan promocional de la película, "La película que el poder no quiere que veas", Argento aclara a qué se refiere con "el poder". "No se trata ni un pueblo, ni un poder político, ni hablo de un poder que nuclea a todos los poderes", explica. "¿O sea, cómo puede ser? Si vos te ponés a pensar que el mundo, que tiene miles de millones de personas, dependa de cinco o seis tipos. Son cinco o seis, no hay más que eso; que a su vez dependen de otros tres o cuatro. ¿Cómo puede ser que haya diez familias que tengan cientos de miles de millones de dólares, y millones de familias que se muera de hambre o no tengan agua?".

"Creo que negocian", continúa. "Creo que hemos llegado a un punto en el cual permitimos, o nos adaptamos, o asumimos que las cosas que están mal, están bien. Y hay algo que nos lleva a pensar que no es tan tan malo, que están bien. No se trata de un poder político, no se trata de un poder empresario, se trata de un poder que nuclea todo eso".

Sobre lo que el público puede esperar de "El Portal", Argento no duda. "Yo creo que la tiene que ir a ver porque es una película absolutamente distinta a cualquier película que hayan visto". Se describe a sí mismo como un "cinéfilo enfermo" y asegura que su película ofrece algo diferente. "Es una atmósfera asfixiante donde la gente cuando ha salido de las privadas que hice me dice: 'Sentí frío por la espalda, sentí nervios, sentí angustia, sentí asfixia, sentí mucha perversión en el ambiente', y la gente sale impresionada". Y concluye: "Si lo que hicimos es muy fuerte, vale la pena ser visto".

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