Jimena Monteoliva celebra alegría de rodar en tiempos de resistencia
- por © Angela Pérez Torres-NOTICINE.com
El 24 de febrero comenzó el rodaje de "Simetría", el nuevo thriller de terror psicológico dirigido y escrito por la argentina Jimena Monteoliva, que regresa a la dirección tras su anterior proyecto, "Bienvenidos al infierno" (2021). El rodaje comenzó en la ciudad de Vicente López, provincia de Buenos Aires, y se perfila como una historia llena de tensión y emociones complejas.
En una entrevista con GPS Audiovisual, Monteoliva resumía la experiencia de poder rodar un largometraje en el contexto que atraviesa como una "alegría". "La alegría de filmar es un acto de resistencia", decía. Según contaba la cineasta, la trama de "Simetría" es un relato que explora la relación entre una madre y su hija de once años. "Trata la historia de una mujer, interpretada por Victoria Maurette, que empieza a ver reflejado en su relación con su hija algo que a ella le ocurrió a esa misma edad en su vínculo con su propia madre", explicaba. "Por una serie de acontecimientos, la protagonista empieza a temer que repetirá la historia con su hija. Es una historia de espejos, un reflejo de su propia vida", añadía la realizadora.
Sobre el vínculo madre-hija que predomina en su cine, Monteoliva decía que "no lo hago intencionadamente, no lo considero un estilo que deba seguir. Cuando comencé a escribir esta historia, no tenía claro cómo iba a terminar. Pero mi propia historia, mis gustos como espectadora y mi experiencia como madre influyen inevitablemente en lo que quiero contar". Tal y como contaba, el proyecto nació, en parte, de su deseo de trabajar con su hija Nina, quien tiene once años. "El proyecto empezó por las ganas de trabajar con Nina", comentaba Monteoliva. "Quería abordar esa etapa en la que una madre empieza a ser vista de forma diferente por su hija, ya no como la figura maravillosa de antes, sino como algo aburrido", explicaba.
En cuanto a la estética del film, la directora confesaba haber sido influenciada por el cine nórdico, "especialmente el danés y el finlandés", destacando su enfoque minimalista y su tratamiento de las relaciones humanas con una narrativa más silenciosa y menos centrada en el espectáculo.
Asimismo, Monteoliva explicaba que, en estos tiempos inciertos para el cine, "Simetría" surge como una respuesta. "Estamos en un contexto abrumador, pero si no filmamos, ¿qué nos queda? Hay muchos colegas que llevan más de un año sin poder hacer nada. Este rodaje es posible gracias a las ganas de un grupo de amigos y amigas que quieren hacer cine", reflexionaba.
El elenco está compuesto por destacadas figuras como Victoria Maurette, Paloma Contreras y los hijos de la directora, quienes participan con pequeños papeles. Además, amigos como Fabián Forte y Emiliano Carrazzone también forman parte del proyecto.
Monteoliva también destacaba que, pese a las dificultades, hacer cine sigue valiendo la pena. "Siempre hay gente que busca otro tipo de cine, aunque no sea el más comercial. Si no lo hacemos, esa gente no encontrará opciones. Hay festivales y plataformas que buscan lo que nosotros hacemos", remataba.
Así, el título "Simetría" no solo alude al juego de reflejos de las relaciones madre e hija que la directora quiere evocar, sino que también evoca el propio espíritu de la cineasta: rodar como un acto de resistencia en tiempos en los que hacer cine es, más que nunca, un desafío.
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En una entrevista con GPS Audiovisual, Monteoliva resumía la experiencia de poder rodar un largometraje en el contexto que atraviesa como una "alegría". "La alegría de filmar es un acto de resistencia", decía. Según contaba la cineasta, la trama de "Simetría" es un relato que explora la relación entre una madre y su hija de once años. "Trata la historia de una mujer, interpretada por Victoria Maurette, que empieza a ver reflejado en su relación con su hija algo que a ella le ocurrió a esa misma edad en su vínculo con su propia madre", explicaba. "Por una serie de acontecimientos, la protagonista empieza a temer que repetirá la historia con su hija. Es una historia de espejos, un reflejo de su propia vida", añadía la realizadora.
Sobre el vínculo madre-hija que predomina en su cine, Monteoliva decía que "no lo hago intencionadamente, no lo considero un estilo que deba seguir. Cuando comencé a escribir esta historia, no tenía claro cómo iba a terminar. Pero mi propia historia, mis gustos como espectadora y mi experiencia como madre influyen inevitablemente en lo que quiero contar". Tal y como contaba, el proyecto nació, en parte, de su deseo de trabajar con su hija Nina, quien tiene once años. "El proyecto empezó por las ganas de trabajar con Nina", comentaba Monteoliva. "Quería abordar esa etapa en la que una madre empieza a ser vista de forma diferente por su hija, ya no como la figura maravillosa de antes, sino como algo aburrido", explicaba.
En cuanto a la estética del film, la directora confesaba haber sido influenciada por el cine nórdico, "especialmente el danés y el finlandés", destacando su enfoque minimalista y su tratamiento de las relaciones humanas con una narrativa más silenciosa y menos centrada en el espectáculo.
Asimismo, Monteoliva explicaba que, en estos tiempos inciertos para el cine, "Simetría" surge como una respuesta. "Estamos en un contexto abrumador, pero si no filmamos, ¿qué nos queda? Hay muchos colegas que llevan más de un año sin poder hacer nada. Este rodaje es posible gracias a las ganas de un grupo de amigos y amigas que quieren hacer cine", reflexionaba.
El elenco está compuesto por destacadas figuras como Victoria Maurette, Paloma Contreras y los hijos de la directora, quienes participan con pequeños papeles. Además, amigos como Fabián Forte y Emiliano Carrazzone también forman parte del proyecto.
Monteoliva también destacaba que, pese a las dificultades, hacer cine sigue valiendo la pena. "Siempre hay gente que busca otro tipo de cine, aunque no sea el más comercial. Si no lo hacemos, esa gente no encontrará opciones. Hay festivales y plataformas que buscan lo que nosotros hacemos", remataba.
Así, el título "Simetría" no solo alude al juego de reflejos de las relaciones madre e hija que la directora quiere evocar, sino que también evoca el propio espíritu de la cineasta: rodar como un acto de resistencia en tiempos en los que hacer cine es, más que nunca, un desafío.
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