Pablo Larraín dirigirá miniserie de terror protagonizada por Mercedes Morán y Dolores Fonzi
- por Super User 2
El director chileno Pablo Larraín iniciará el mes próximo su primera incursión en el formato de miniseries con "Mis muertos tristes", un proyecto de terror psicológico basado en los relatos de la escritora argentina Mariana Enríquez, por encargo de Netflix. La producción, que constará de cuatro episodios, comenzará su rodaje a finales de junio con locaciones en Buenos Aires para exteriores y Santiago de Chile para escenas de estudio, con Mercedes Morán y Dolores Fonzi al frente del elenco.
El argumento sigue a Ema, una médica de 60 años interpretada por Mercedes Morán, quien posee la capacidad de percibir a los muertos, a quienes denomina "presencias". Su vida cambia cuando su sobrina Julie (Carolina Sánchez Álvarez en su debut actoral), una joven con habilidades similares pero más intensas y de naturaleza sexual, llega a su casa. Este encuentro desencadena una serie de eventos sobrenaturales que alteran el equilibrio entre vivos y muertos, afectando a todo un vecindario. El elenco incluye a Dolores Fonzi, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi y Germán de Silva.
La adaptación reúne elementos de varios cuentos de Enríquez, incluyendo "Julie", "Un lugar soleado para gente sombría" y "Cuando hablábamos con los muertos". La propia autora participó en el guion junto a Larraín, el dramaturgo chileno Guillermo Calderón ("Neruda") y Anastasia Ayazi.
En conversación con Gatopardo, Enríquez había explicado su enfoque sobre lo sobrenatural: "Mis fantasmas suelen ser bastante carnales, muy poco etéreos. Rompí en cierto modo una regla del fantasma: se supone que no pueden crear algo nuevo, pero los míos sí. Trabajo en la depresión de los fantasmas, más que en elevarlos. No es muy espiritual, es un cuento más bien humano".
Larraín, conocido por su trilogía de grandes mujeres, "Jackie", "Spencer" y "Maria", comentó sobre el proyecto: "La escritura de Mariana es particularmente visual, brillante y peligrosa. Es un horror casual y doméstico que inspirará muchas adaptaciones". Por su parte, Enríquez destacó el proceso de adaptación: "Fue muy calmado y respetuoso. Que se estrene en una plataforma con el alcance de Netflix es abrumador, junto con la satisfacción de producir localmente en América Latina".
La producción corre a cargo de Fabula, la compañía de Larraín, en colaboración con la argentina K&S Films (responsables de "Relatos salvajes" y "El Eternauta"). El equipo técnico incluye al director de fotografía Sergio Armstrong, colaborador habitual del cineasta, y Rodrigo Bazaes en el diseño de producción.
Francisco Ramos, vicepresidente de Contenido para América Latina de Netflix, señaló: "Trabajar con Pablo Larraín para llevar las historias de Mariana Enríquez a la pantalla parecía un ajuste natural". La miniserie se suma a la apuesta del streamer por producciones regionales de alto perfil, tras el éxito reciente de "El Eternauta" y otras ficciones argentinas.
El proyecto marca el segundo acercamiento de Larraín al género de terror tras su película "El Conde" (2023), una sátira política con elementos vampíricos. "Mis muertos tristes" explorará, según la sinopsis oficial, "los límites borrosos entre la vida, la muerte y el deseo", manteniendo el tono característico de los relatos de Enríquez, donde lo sobrenatural sirve como espejo de tensiones sociales y traumas personales.
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El argumento sigue a Ema, una médica de 60 años interpretada por Mercedes Morán, quien posee la capacidad de percibir a los muertos, a quienes denomina "presencias". Su vida cambia cuando su sobrina Julie (Carolina Sánchez Álvarez en su debut actoral), una joven con habilidades similares pero más intensas y de naturaleza sexual, llega a su casa. Este encuentro desencadena una serie de eventos sobrenaturales que alteran el equilibrio entre vivos y muertos, afectando a todo un vecindario. El elenco incluye a Dolores Fonzi, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi y Germán de Silva.
La adaptación reúne elementos de varios cuentos de Enríquez, incluyendo "Julie", "Un lugar soleado para gente sombría" y "Cuando hablábamos con los muertos". La propia autora participó en el guion junto a Larraín, el dramaturgo chileno Guillermo Calderón ("Neruda") y Anastasia Ayazi.
En conversación con Gatopardo, Enríquez había explicado su enfoque sobre lo sobrenatural: "Mis fantasmas suelen ser bastante carnales, muy poco etéreos. Rompí en cierto modo una regla del fantasma: se supone que no pueden crear algo nuevo, pero los míos sí. Trabajo en la depresión de los fantasmas, más que en elevarlos. No es muy espiritual, es un cuento más bien humano".
Larraín, conocido por su trilogía de grandes mujeres, "Jackie", "Spencer" y "Maria", comentó sobre el proyecto: "La escritura de Mariana es particularmente visual, brillante y peligrosa. Es un horror casual y doméstico que inspirará muchas adaptaciones". Por su parte, Enríquez destacó el proceso de adaptación: "Fue muy calmado y respetuoso. Que se estrene en una plataforma con el alcance de Netflix es abrumador, junto con la satisfacción de producir localmente en América Latina".
La producción corre a cargo de Fabula, la compañía de Larraín, en colaboración con la argentina K&S Films (responsables de "Relatos salvajes" y "El Eternauta"). El equipo técnico incluye al director de fotografía Sergio Armstrong, colaborador habitual del cineasta, y Rodrigo Bazaes en el diseño de producción.
Francisco Ramos, vicepresidente de Contenido para América Latina de Netflix, señaló: "Trabajar con Pablo Larraín para llevar las historias de Mariana Enríquez a la pantalla parecía un ajuste natural". La miniserie se suma a la apuesta del streamer por producciones regionales de alto perfil, tras el éxito reciente de "El Eternauta" y otras ficciones argentinas.
El proyecto marca el segundo acercamiento de Larraín al género de terror tras su película "El Conde" (2023), una sátira política con elementos vampíricos. "Mis muertos tristes" explorará, según la sinopsis oficial, "los límites borrosos entre la vida, la muerte y el deseo", manteniendo el tono característico de los relatos de Enríquez, donde lo sobrenatural sirve como espejo de tensiones sociales y traumas personales.
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