Festival de Lima: "Gloria", autenticidad... y Paulina García

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Paulina García, en 'Gloria'
Por José Romero Carrillo

Ninguna de las películas anteriores del director chileno Sebastián Lelio me había entusiasmado, pero la más reciente 'Gloria' es tan prodiga en emociones humanas que esa materia prima de inmediato se traduce en autenticidad, y esto es algo que no se encuentre frecuentemente en el cine de esta región. Y vuelvo, solo para que no quede duda que ni en 'La Sagrada Familia', 'Navidad' o 'El año del tigre' me era posible encontrar rasgos que me remitan a un personaje en especial, más bien se trataba de proyectos que nos hablaba de un grupo social en un entorno, de tiempo específico y casi siempre de un localismo muy marcado. Demás está decir que todo palidece ante lo alcanzado con su 'Gloria'.

La mujer del título, es una señora madura que defiende, por sobre todo su autenticidad y lo que significa ser un ser humano dentro de una sociedad, y en esto radica la universalidad y el encanto / dolor que subyace en toda la película. Ya cumplidos los roles de madre y esposa, 'Gloria' no se deja sepultar por los calendarios y se reafirma en su individualidad para "vivir a cabalidad" y todo lo que ello conlleva. Aficionada a los placeres mundanos: la bebida, las juergas descontroladas con la posterior (y razonable) pérdida de la memoria y el sexo sin tapujos ni culpas son solo los rasgos más distinguibles de esta divorciada santiaguina de 58 años.

Lelio acierta notablemente en la construcción de un personaje tan verosímil y de  tantas aristas, no se trata solamente de registrarla en su vida nocturna desenfrenada sino también en aquellos momentos de clave baja, cuando la conciencia se despeja y regresan esos anhelos de querer / de volver a intentar / de ser feliz y que eso no signifique el claudicar en los principios que han regido cada uno de sus actos.

Pero nada de esto se lograría si no fuera por la interpretación prodigiosa de Paulina García, que literalmente deja la piel en cada una de las escenas de esta película, que sin temor a significará su internacionalización. Y Lelio por su lado, ha dado el salto a la grandes ligas, a las secciones oficiales de los mejores festivales, gracias a una hermosa y dura película que nos habla de las mujeres de hoy, de un sector de ellas que ha sido pocas veces retratado en el cine latinoamericano. El galardón reservado a actuación femenina de este festival ya debería tener impreso el nombre de Paulina García; lo firmaría si es que hubiera estricta justicia en esto de los premios del cine.