Víctor Erice considera que el cine español es "vicario de las televisiones"

por © Jon Apaolaza (Valladolid)-NOTICINE.com
Víctor Erice, en la Seminci
Ver algo rodado por Víctor Erice no es habitual. El esquivo y ultraindependiente cineasta vasco, autor de emblemáticas películas como "El espíritu de la colmena" o "El sur" no se prodiga. Tiene fama de rebelde, y como tal no dudó en enfrentarse a productores de la fama de Elías Querejeta o Andrés Vicente Gómez. Es el Terrence Malick español (más bien como era Malick antes de volverse prolífico en su madurez). En la actual Seminci, Erice ha mostrado un corto documental dentro de un trabajo colectivo de cineastas portugueses y extranjeros producido con motivo de la capitalidad cultural europea de la ciudad lusa de Guimaraes, "Centro Histórico", para el que si le dieron "total libertad".

"Cristales rotos" se llama la parte del film filmada por Erice, quien se reconoce "un gran admirador de la cultura portuguesa". En ella, muestra lo que antaño fue una gran y productiva fábrica, convertida hoy en esqueleto, y a los seres que un día la poblaron. "La fábrica de Río Vizela se muestra tal y como está hoy en día. No se preparó el set de rodaje. Era como un Titanic hundido, y aunque el guión es mío, fue consensuado con los protagonistas, los trabajadores de la fábrica hoy en día abandonada".

El cineasta vasco, que rechazó recibir la Espiga Honor de la Seminci, que le ofreció su director, Javier Angulo, al considerar que no se la merecía, no dudo en compartir en el festival castellano sus ideas sobre el cine español. En su opinión, éste es actualmente devoto de la televisión -"totalmente vicario del amparo de las cadenas de TV"-, lo que le lleva a deducir que hoy en día los profesionales del cine lo son realmente de la pequeña pantalla.

Frente a ello, lo demás de la producción nacional, opina Erice, es "artesanía", para nada industria, y sus obras más conocidas son "pequeñas, modestas de producción, y con esos mimbres es cuando el cine español quizá haya sabido expresar sus mayores cualidades", de ahí que "nuestras mejores películas han estado siempre más cerca de la artesanía que de la industria".

Mira el autor de "El sol del membrillo" al actual momento del cine posiblemente con la misma nostalgia del pasado que se muestra en su corto documental sobre la fábrica portuguesa. Sostiene que el Séptimo Arte ha dejado de ser "el arte popular que fue en el siglo XX", para convertirse en "un vulgar entretenimiento de masas", y reivindica el género documental, que -en su opinión- no tiene por qué ser un mero reportaje sobre la realidad, sino que contiene en sí mismo un espíritu de relato, ya que "la ficción está en la mirada que el director proyecta sobre la realidad".