Aníbal Jofré y Diego Ayala: de la escuela a la competencia internacional en Roma con "Volantín cortao"

por © Cristina F. Fimia-NOTICINE.com
Los jóvenes directores de 'Volantín cortao'
Los jóvenes directores chilenos Aníbal Jofré y Diego Ayala, recién salidos de la escuela de cine, disfrutaron esta semana del estreno internacional de su opera prima, "Volantín cortao", ya premiada en el certamen de Valdivia, en el Festival Internacional de Cine de Roma. "Estamos muy emocionados por el transcurso de los acontecimientos y muy contentos de estar en Roma, una ciudad muy inspiradora para nosotros, pero reconozco que siempre es impresionante estar al lado de artistas como Spike Jonze o Isabel Coixet", declaró Ayala.

Estos dos jóvenes cineastas ascienden poco a poco, hacia la cima del éxito. La crítica los aplaude, pero aun así, no pierden el respeto ante los directores a los que tienen que enfrentarse para conquistar Roma y hacerse con el Marco Aurelio de Oro, el máximo galardón.

"Volantín cortao" cuenta la historia de Paulina (Loreto Velasquez), una becaria en un reformatorio de Santiago de Chile que se enamora de Manuel (René Miranda), un ladrón ingresado en el centro, lo que supondrá un giro en su vida entrando a formar parte de un universo acompasado por los tumbos y las correrías por las calles de la metrópoli.

El film, de bajo presupuesto, ha sido un auténtico éxito para los chilenos, que ganaron dos premios otorgados por el público del nacional Festival Internacional de Cine de Valdivia (Chile) y una crítica "excelente" en el Festival de Locarno (Suiza), al que llegaron con "Volantín cortao" todavía en fase de postproducción a la categoría de Premio a los proyectos en curso.

Ayala y Jofré intentan con esta película que el público reflexione sobre algunos asuntos que no se plantea normalmente y para ello han tenido que integrarse en las poblaciones de Santiago, las zonas más pobres de la capital andina, trabajar con actores no profesionales y hacer uso del "efectivo boca a oído".

Así lo contaba Jofré a EFE: "Nuestra película pretende abrir un debate, una reflexión, sobre este relato humano con el objetivo de remarcar la poca integración de las clases sociales chilenas". Ayala añadió que "ellos muestran pero no juzgan".

La cinta es en definitiva una historia de amor y de atracción dentro de un contexto de supervivencia de los personajes. Está rodada cámara en mano, y dicen que en algunas escenas se parece al movimiento Dogma 95. La filmación de algunos planos es similar a la del género documental rodados seguidamente y con pocos cortes.

Ambos dicen sentirse "orgullosos" de la calidad del cine latinoamericano, en concreto el chileno, que ha crecido verdaderamente desde el final de la dictadura de Pinochet (1973-1990).

"El cine en Chile goza de una buenísima salud y muestra de ello es que, en pocos años, la presencia de películas de producción nacional ha crecido de forma exponencial en las carteleras chilenas, algo parecido al 'boom' cinematográfico de la década de 1960", argumentaron.

Respecto al trabajo en pareja, Aníbal dijo: "Trabajar entre dos siempre es productivo porque todo lo que uno hace es constantemente cuestionado por el otro, algo que se nota en el resultado".

En sus propias palabras, los dos forman parte de una generación de directores con influencia de algunos como Nicolás Pereda y confían en la capacidad que tiene el cine de cambiar las cosas, aunque sea "de forma paulatina".

Haciendo referencia a futuros proyectos, han confesado: “Ya estamos trabajando en nuestro tercer largometraje, se encuentra en etapa de desarrollo y escritura de guión. Estamos en la etapa inicial de postulación a fondos, residencias, etc., por lo que nos queda un largo camino todavía con este nuevo proyecto”.

Todavía les queda mucho trabajo por delante, pero está claro que no han empezado nada mal. Combinando el cine y las desigualdades sociales, estos chilenos han logrado poner al público de su lado. Ya solo queda saber con qué sorprenderán a la audiencia en su próximo proyecto.