Mi Berlinale: "Quand on à 17 ans" y la desconcertante adolescencia
- por Super User
Por José Romero
El septuagenario realizador francés André Techiné vuelve su mirada hacia el universo adolescente, como lo hizo hace más de dos décadas en su celebrada "Los Juncos Salvajes", con la que guarda muchos afortunados puntos de contacto. Ahora, sitúa su relato se sitúa en el interior campestre de los montes Pirineos, un paraje que no tendrá, contrariamente a lo que se pueda esperar- nada de idílico: la relación de repulsión y atracción entre Damián y Tom, dos muchachos en las antípodas sociales. Damián es hijo único de una pareja de clase media, su padre es militar y su madre, doctora. Mientras que Tom de origen magrebí es hijo adoptado de un hogar que repentinamente se trastorna con la noticia que la señora de la casa está embarazada, del que sería su primer hijo biológico.
Techiné estructura su relato a través de trimestres en el año diecisiete de estos dos muchachos contemporáneos pero disímiles. Ambos comparten estudios en la escuela del pueblo y a partir de una improbable situación (la tardía maternidad) experimentaran las contradicciones y vicisitudes propias de nuestra época. Las estaciones del año escoltan así los vaivenes de una relación de juventud: del odio iniciático, producto del temor al desconocido, al ser solitario que no gusta de interactuar ni aspira a ser popular lo que ya nos da la idea que estamos en los territorios del bullying, pasando por la amistad genuina en las que ambos personajes se reconocen como seres aún en formación que no pueden entenderse, uno tiene al padre ausente "trabajando" en la legión francesa por una lejana guerra, y el otro con la incertidumbre que acarrea la llegada de un hermano, que él considera como "el legítimo". Y finalizando en el descubrimiento del primer amor homosexual, uno en el que se admite / entiende con honestidad las paradojas que suponen las pulsiones y emociones humanas.
El punto de equilibrio de estas dos fuerzas contrarias, la otorga la madre de Damián, interpretado por la reconocida actriz Sandrine Kiberlain ("Nueve meses de condena"), quien otorga a su rol la convicción, la posición conciliadora que se necesita para la comprensión de una época que de por sí ya son convulsas.
Cabe destacar la deliberada intención del cineasta de no aleccionar al espectador a través de un cuento moralizante ni enarbolar la -muy complaciente- bandera de la tolerancia. Todo en "Quand on a 17 ans" (Cuando se tienen 17 años)', fluye con una naturalidad que es digno retrato de la cotidianeidad de nuestros días; y es en esta aparente sencillez donde se esconde la mayor virtud de una película enérgica, jovial y al mismo tiempo, entrañable.
El septuagenario realizador francés André Techiné vuelve su mirada hacia el universo adolescente, como lo hizo hace más de dos décadas en su celebrada "Los Juncos Salvajes", con la que guarda muchos afortunados puntos de contacto. Ahora, sitúa su relato se sitúa en el interior campestre de los montes Pirineos, un paraje que no tendrá, contrariamente a lo que se pueda esperar- nada de idílico: la relación de repulsión y atracción entre Damián y Tom, dos muchachos en las antípodas sociales. Damián es hijo único de una pareja de clase media, su padre es militar y su madre, doctora. Mientras que Tom de origen magrebí es hijo adoptado de un hogar que repentinamente se trastorna con la noticia que la señora de la casa está embarazada, del que sería su primer hijo biológico.
Techiné estructura su relato a través de trimestres en el año diecisiete de estos dos muchachos contemporáneos pero disímiles. Ambos comparten estudios en la escuela del pueblo y a partir de una improbable situación (la tardía maternidad) experimentaran las contradicciones y vicisitudes propias de nuestra época. Las estaciones del año escoltan así los vaivenes de una relación de juventud: del odio iniciático, producto del temor al desconocido, al ser solitario que no gusta de interactuar ni aspira a ser popular lo que ya nos da la idea que estamos en los territorios del bullying, pasando por la amistad genuina en las que ambos personajes se reconocen como seres aún en formación que no pueden entenderse, uno tiene al padre ausente "trabajando" en la legión francesa por una lejana guerra, y el otro con la incertidumbre que acarrea la llegada de un hermano, que él considera como "el legítimo". Y finalizando en el descubrimiento del primer amor homosexual, uno en el que se admite / entiende con honestidad las paradojas que suponen las pulsiones y emociones humanas.
El punto de equilibrio de estas dos fuerzas contrarias, la otorga la madre de Damián, interpretado por la reconocida actriz Sandrine Kiberlain ("Nueve meses de condena"), quien otorga a su rol la convicción, la posición conciliadora que se necesita para la comprensión de una época que de por sí ya son convulsas.
Cabe destacar la deliberada intención del cineasta de no aleccionar al espectador a través de un cuento moralizante ni enarbolar la -muy complaciente- bandera de la tolerancia. Todo en "Quand on a 17 ans" (Cuando se tienen 17 años)', fluye con una naturalidad que es digno retrato de la cotidianeidad de nuestros días; y es en esta aparente sencillez donde se esconde la mayor virtud de una película enérgica, jovial y al mismo tiempo, entrañable.