30 años sin Borges: "El paraíso de los creyentes", su guión inédito para el cine
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
El escritor argentino Jorge Luis Borges, fallecido hace este martes 30 años, fue un cinéfilo que por culpa de su mala vista quedó anclado en las películas clásicas, sobre las que había escrito numerosas críticas y referencias en su tiempo. Sin embargo, junto con su colega Adolfo Bioy Casares y Hugo Santiago, llego a escribir a lo largo de más de tres décadas cuatro guiones, todos ellos publicados y sólo uno nunca convertido en película, "El paraíso de los creyentes" .
Pese a ser escrito a finales de los años 30, "Los orilleros" no llegó a adaptarse hasta 1975, por Ricardo Luna. Seis años antes Hugo Santiago hizo "Invasión", el penúltimo libreto escrito en 1969 por Borges y Bioy Casares, que retocó, lo mismo que "Los otros", que en Francia dirigió el mismo Santiago en 1974. El que no llegó jamás a rodarse fue "El paraíso de los creyentes", que redactaron en 1940, aunque se publicó en forma de libro junto a "Orilleros" en 1955.
"Era el hijito bobito de Borges y Bioy, pero lo querían", explica el periodista y escritor colombiano Juan Camilo Rincón, al diario El Tiempo. "Borges buscaba retratar unos personajes sentimentales (en los guiones). Cuando le pidieron que colaborara junto con Bioy Casares en el guión de ‘Invasión’, quería ponerle personajes así. Los productores de las películas le dijeron: ‘No, Borges, a ver, eso ya no se hace’. Y él: ‘Bueno, está bien’ ".
"Ese libro en el que se publicó ‘Los orilleros / El paraíso de los creyentes’ fue lanzado el mismo año que ‘Cuentos breves y extraordinarios’ (también escrito con Bioy Casares). Desde la librería El Ateneo, hoy la más emblemática de Buenos Aires, les dijeron que los cuentos vendieron bien, pero que los guiones ‘iban lento’ Como Borges se quedó ciego, pienso que su visión del cine se quedó estancada. Eso pasó hacia los 60. Desde entonces no siguió la evolución del cine, se quedó estancado en la de los 30 y 40 –influenciada sobre todo por la II Guerra Mundial–. El cine de los 70 cambió mucho, tendió hacia la exploración de la música urbana, de las drogas, entre otras tendencias", añade Rincón, autor de un ensayo sobre la influencia colombiana de Borges.
"Fracasar en el cine es una gran tradición de los escritores latinoaméricanos", asegura por su parte también a El Tiempo el poeta Juan Gustavo Cobo Borda, amigo de Borges en la etapa final de su vida. "Los grandes críticos de cine de la región son Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, García Márquez, pero todos fueron consagrados, sobre todo por sus novelas, poemas o cuentos, no por sus adaptaciones al cine".
Hay quien piensa que "El paraíso de los creyentes" no llegó a filmarse por su dificultad, aunque lo cierto es que los otros tres guiones convertidos en películas pasaron con bastante más pena que gloria. Su historia arranca precisamente cuando los protagonistas, Irene y Anselmi, están viendo una película de gangsters, y luego ella misma, una muchacha que busca recuperar su casa a través de préstamos, es secuestrada.
"Borges fue un crítico (de cine) original y gracioso", recuerda Cobo Borda. "Seguía con mucha atención ya sea el cine inglés, o cualquier otro. Un día, hablando con Borges, concertamos en ir a ver ‘Ser o no ser’ (1942), una película norteamericana muy chistosa (en la que unos actores polacos parodian a los nazis durante la ocupación). Estaba de reestreno. Y ahí, en el medio del público, él recitó todo el guion, en inglés, línea por línea. La gente lo callaba, pero le importaba un comino quién estuviera alrededor".
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Pese a ser escrito a finales de los años 30, "Los orilleros" no llegó a adaptarse hasta 1975, por Ricardo Luna. Seis años antes Hugo Santiago hizo "Invasión", el penúltimo libreto escrito en 1969 por Borges y Bioy Casares, que retocó, lo mismo que "Los otros", que en Francia dirigió el mismo Santiago en 1974. El que no llegó jamás a rodarse fue "El paraíso de los creyentes", que redactaron en 1940, aunque se publicó en forma de libro junto a "Orilleros" en 1955.
"Era el hijito bobito de Borges y Bioy, pero lo querían", explica el periodista y escritor colombiano Juan Camilo Rincón, al diario El Tiempo. "Borges buscaba retratar unos personajes sentimentales (en los guiones). Cuando le pidieron que colaborara junto con Bioy Casares en el guión de ‘Invasión’, quería ponerle personajes así. Los productores de las películas le dijeron: ‘No, Borges, a ver, eso ya no se hace’. Y él: ‘Bueno, está bien’ ".
"Ese libro en el que se publicó ‘Los orilleros / El paraíso de los creyentes’ fue lanzado el mismo año que ‘Cuentos breves y extraordinarios’ (también escrito con Bioy Casares). Desde la librería El Ateneo, hoy la más emblemática de Buenos Aires, les dijeron que los cuentos vendieron bien, pero que los guiones ‘iban lento’ Como Borges se quedó ciego, pienso que su visión del cine se quedó estancada. Eso pasó hacia los 60. Desde entonces no siguió la evolución del cine, se quedó estancado en la de los 30 y 40 –influenciada sobre todo por la II Guerra Mundial–. El cine de los 70 cambió mucho, tendió hacia la exploración de la música urbana, de las drogas, entre otras tendencias", añade Rincón, autor de un ensayo sobre la influencia colombiana de Borges.
"Fracasar en el cine es una gran tradición de los escritores latinoaméricanos", asegura por su parte también a El Tiempo el poeta Juan Gustavo Cobo Borda, amigo de Borges en la etapa final de su vida. "Los grandes críticos de cine de la región son Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, García Márquez, pero todos fueron consagrados, sobre todo por sus novelas, poemas o cuentos, no por sus adaptaciones al cine".
Hay quien piensa que "El paraíso de los creyentes" no llegó a filmarse por su dificultad, aunque lo cierto es que los otros tres guiones convertidos en películas pasaron con bastante más pena que gloria. Su historia arranca precisamente cuando los protagonistas, Irene y Anselmi, están viendo una película de gangsters, y luego ella misma, una muchacha que busca recuperar su casa a través de préstamos, es secuestrada.
"Borges fue un crítico (de cine) original y gracioso", recuerda Cobo Borda. "Seguía con mucha atención ya sea el cine inglés, o cualquier otro. Un día, hablando con Borges, concertamos en ir a ver ‘Ser o no ser’ (1942), una película norteamericana muy chistosa (en la que unos actores polacos parodian a los nazis durante la ocupación). Estaba de reestreno. Y ahí, en el medio del público, él recitó todo el guion, en inglés, línea por línea. La gente lo callaba, pero le importaba un comino quién estuviera alrededor".
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