Compartimos con la peruana Melina León su debut en Cannes

por © Carolina G. Guerrero (Cannes)-NOTICINE.com
Melina León, la autora de "Canción sin nombre", es la primera cineasta peruana en participar en el Festival de Cannes. Esta su opera prima, rodada en blanco y negro, sigue la trágica vivencia de una joven embarazada, inmigrante del campo a la capital del país, donde se convierte en presa fácil para traficantes de bebés. Chocará con la indiferencia de las autoridades, y sólo encontrará ayuda en otra alma perdida. NOTICINE.com habló en exclusiva con León sobre esta, su primera experiencia internacional, surgida de aportaciones online hasta completar el escueto presupuesto de 30 000 dólares.

- ¿Qué encontrará el espectador en "Canción sin nombre"?
Nuestra película trata de Georgina Condori, una muchacha muy joven de los Andes cuya bebé es robada en una clínica de salud falsa y trata sobre su búsqueda y sobre la relación que se establece con un periodista joven y solitario que acude en su ayuda.

- ¿Cómo cree que ha sido recibida su película en Cannes, donde ha sido su estreno mundial?
Parece que bien, no he escuchado hasta ahora ningun comentario así brutalmente negativo. Ha tenido una buena recepción aparentemente.

- ¿Y cómo está viviendo el festival?
Pues con mucha alegría. Es extraño despues de pasar tanto tiempo trabajando de manera solitaria con un pequeño ordenador en mi habitación a estar con tanta gente, escuhar tantas apreciaciones, tantos ángulos, algunas cosas que ni siquiera yo había notado y que me las hacen ver. Es curioso y abrumador también.

- ¿Le ayudaría un premio para la película?
Bueno, supondría la posibilidad de que más gente la viera, que le interesara a más gente... Hay tanta producción en todas partes que a eso ayudan mucho los premios y sí, para mí, sería también una validación más, siempre fortalecedora.

- El hacer esta película fue un sueño desde hace mucho tiempo, ¿Cómo surgió la idea?
Así es, la idea surgió porque mi padre -que es periodista- me contó esta historia, pero de una manera incluso más impresionante de lo que se ve en la película. Me cuenta que un día le llamó una mujer francesa solamente para agradecerle por los artículos periodísticos que él habría escrito 25 o 30 años atrás, entonces, eso en sí mismo es una cosa impresionante, como el pasado regresa a uno de una manera tan concreta, tan fuerte, casi milagrosa. Que después de 30 años alguien te diga: "Yo fui una de las víctimas de algo y ahora estoy aquí y regreso un poco a componer los errores del pasado, los entuertos, las desgracias del pasado y que agradezca por en algún momento haber echado una mano, es muy bonito. Pero claro, era una película en la que no pretendíamos hacer muchas concesiones artísticas. Además es una ópera prima. Entonces financiar películas así cuesta mucho. No estábamos tratando de vender actores famosos o buscar una mirada vendedora. Al contrario, estábamos buscando una mirada honesta y hasta cierto punto profunda, y creo que no es fácil de vender.

- La película transcurre en los años 80, está rodada en blanco y negro, ¿Cómo ha sido el trabajo de ambientacón? ¿Tenía ya algunos lugares ya visualizados para alguna escena?
Algunos lugares sí, por ejemplo, la residencia de San Felipe que es el complejo de apartamentos donde vive Pedro. Ese lugar lo tenía pensado ya porque había filmado ahí un cortometraje, y sentía que quería volver allá. Después de eso también tenía el espacio de la clínica, el lugar a donde ella llega y se encuentra con unas niñas jugando. Ese lugar se llama Galerías Mogollón, está en el centro de Lima, y siempre pensé que tiene una arquitectura extraordinaria, en el sentido de extraña. No sería mágica la palabra, porque también tiene algo de siniestro, entonces extraordinaria simplemente diré. Siempre supe que quería filmar ahí algo y me pareció apropiado que la clínica, este lugar que yo no entiendo, porque es una arquitectura que realmente no se entiende mucho. Es una cúpula con agujeros que tiene algo de bello y algo de espantoso también. Creo que coincidía mucho con lo que vivimos en la película, es una canción, es armonia, pero no tienen nombre tampoco, es negación, afirmación...

- ¿Y de ahí salió el título?
Creo que salió del espíritu de la película, no lo pensamos exactamente así, pero tiene de eso.

- ¿Fue difícil hacer el casting de los actores, que no eran profesionales?
Sí, fue difícil y fue largo, pero también muy enriquecedor porque el guion fue creciendo gracias a ellos. Hay cosas que se cambiaron por ideas de estos actores naturales, ya que son muchísimo mejores conocedores de la cultura popular que yo, entonces aportaron mucho. Así que difícil pero feliz.

- Aparte de este terrible tema del robo de bebés también trata otros no tan explícitamente, como la homosexualidad en aquella época, la autoridad, también la corrupción... elementos importantes para la película...
Sí, a alguien le dije por ahí que quería hablar de todos los males del mundo y digamos que el tema de la homosexualidad aparece porque sentía que el periodista no debía ser un mero testigo del dolor, sino experimentarlo en carne propia, saber lo que es ser marginal. Por eso lo puse en esa posición, para que no se quedara como el caso de un hombre ayudando a una mujer, esta cosa medio condescendiente que algunas películas tienen. Yo quería que él también supiera del dolor, y eso me hacía exponer mejor el motivo por el que se iban a entender ellos, hay un entendimiento en la fragilidad.

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