Hablamos con Jayro Bustamante sobre "La Llorona": "En Guatemala nos van a atacar mucho, porque allá no se resuelven los problemas"
- por © Mónica Uriel (Venecia)-NOTICINE.com
En pocos años, el guatemalteco Jayro Bustamante ha dado -con tres películas consecutivas- visibilidad no sólo a una cinematografía nacional casi inexistente, sino a los problemas de un país, que -según explica en entrevista exclusiva con NOTICINE.com- prefiere ignorar el pasado y los problemas pendientes de resolución. Tras el racismo y la homofobia, ahora con "La Llorona", presente en la Mostra de Venecia, muestra la impunidad de los poderosos y el olvido hacia las víctimas.
- ¿Cómo llega usted a "La Llorona"?
Es la tercera película de un tríptico que empezó con "Ixcanul", siguió con "Temblores" y termina con "La Llorona". La idea era atacarse a los tres insultos más cortantes que se dan en Guatemala, que se perpetúan y no se quieren dejar ir, sin darse cuenta del daño que las palabras pueden hacer. En "Ixcanul" se trataba del primer insulto, que es "indio", el reflejo de una sociedad que se autodiscrimina, que no tiene orgullo de sí misma, porque en Guatemala más del 60% de la población es de origen indígena y en el resto la mayoría es una mezcla de razas. El segundo insulto, el de "Temblores", es "hueco", que quiere decir homosexual, el cual para mí más que un problema de homofobía lo es de machismo. Y el tercero, que trato en "La Llorona", es "comunista", que en Guatemala no tiene que ver en realidad con la política o la ideología, sino que es más bien se ha utilizado para tachar a todo aquel que se preocupa por los derechos de los demás, porque las leyes se cumplan. Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad en la que la impunidad reina. Por eso me interesaba mucho hacer "La Llorona", porque de pronto en un lugar en el que las leyes no se cumplen y la impunidad es moneda corriente, lo único que nos queda es la fuerza sobrenatural para poder obtener alguna justicia divina.
- ¿Cuál sería para usted el mensaje de "La Llorona"?
Para mí lo más importante de la película, al final, es hablar de esos temas. Venimos de una sociedad en la que toda la historia reciente en la escuela está siendo escondida. Desde lo que fue la conquista ya no se habla más de la historia reciente. En donde la gente lo que hace es aconsejarte que mires para adelante y no para atrás, como si te fueras a convertir en estatua de sal. Y así no podemos resolver los problemas. Incluso la gente que yo creía que podía ser más progresista es gente que solo está enfocada a hablar de las cosas positivas del país. No arreglamos los problemas, las cosas negativas, y las positivas las estamos construyendo encima de un terreno que no es sólido. Entonces, la intención, más que el mensaje, porque yo no creo en los mensajes en el cine, que es para mí más un reflejo, una plataforma de cuestiones y preguntas, es el hablar de las cosas de las que la gente no quiere hablar, que quiere esconder debajo de la alfombra, y ahí lo que hay son cadáveres... Hablemos de esos cadáveres.
- ¿Cree que puede conseguirlo?
Sí, pienso que en Guatemala nos van a atacar mucho. Hay una historia, una herencia, un master en cada guatemalteco para desprestigiar estos temas. Pero, por lo menos, incluso desprestigiándonos, se estará hablando de ello.
- ¿Cómo fue el rodaje?
Muy intenso (suspira). Es una película que se hizo en poco tiempo. Desde la preparación hasta el rodaje intentamos hacer todo el proceso de preproducción, rodaje y postproducción en un año, porque no es un tema fácil. Desde que empezamos a trabajar sabíamos que teníamos que sacarlo para poder tener visibilidad, y en los otros temas que también han sido controversiales en Guatemala siempre nos ha sido muy util la prensa internacional, que se ha convertido en aliada, no sólo para defender esos temas que estamos tratando, sino también para que una sociedad que no sabe ver cine nacional, se interese por él.
- ¿Qué significa para usted estar en Venecia?
Realmente es un gran placer. Apenas estábamos sacando nuestra segunda película en Guatemala ("Temblores") y estar presentando la tercera en Venecia es realmente muy grato, es entender un nuevo festival (sus previos films se vieron en Berlín), otra parte de este oficio y de esta industria en la que estamos metidos, y sobre todo es cumplir un sueño, porque yo estudié guión en Roma, y la Mostra siempre fue ese sueño que flotaba encima de mí.
- Y empalma usted con Toronto en pocos días...
Sí, Toronto es importantísimo. Tuvimos la suerte de salir en Europa y en América casi al mismo tiempo. Creo que los dos festivales juntos van a apoyar mucho a la película. Estoy seguro que van a ser las plataformas perfectas.
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- ¿Cómo llega usted a "La Llorona"?
Es la tercera película de un tríptico que empezó con "Ixcanul", siguió con "Temblores" y termina con "La Llorona". La idea era atacarse a los tres insultos más cortantes que se dan en Guatemala, que se perpetúan y no se quieren dejar ir, sin darse cuenta del daño que las palabras pueden hacer. En "Ixcanul" se trataba del primer insulto, que es "indio", el reflejo de una sociedad que se autodiscrimina, que no tiene orgullo de sí misma, porque en Guatemala más del 60% de la población es de origen indígena y en el resto la mayoría es una mezcla de razas. El segundo insulto, el de "Temblores", es "hueco", que quiere decir homosexual, el cual para mí más que un problema de homofobía lo es de machismo. Y el tercero, que trato en "La Llorona", es "comunista", que en Guatemala no tiene que ver en realidad con la política o la ideología, sino que es más bien se ha utilizado para tachar a todo aquel que se preocupa por los derechos de los demás, porque las leyes se cumplan. Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad en la que la impunidad reina. Por eso me interesaba mucho hacer "La Llorona", porque de pronto en un lugar en el que las leyes no se cumplen y la impunidad es moneda corriente, lo único que nos queda es la fuerza sobrenatural para poder obtener alguna justicia divina.
- ¿Cuál sería para usted el mensaje de "La Llorona"?
Para mí lo más importante de la película, al final, es hablar de esos temas. Venimos de una sociedad en la que toda la historia reciente en la escuela está siendo escondida. Desde lo que fue la conquista ya no se habla más de la historia reciente. En donde la gente lo que hace es aconsejarte que mires para adelante y no para atrás, como si te fueras a convertir en estatua de sal. Y así no podemos resolver los problemas. Incluso la gente que yo creía que podía ser más progresista es gente que solo está enfocada a hablar de las cosas positivas del país. No arreglamos los problemas, las cosas negativas, y las positivas las estamos construyendo encima de un terreno que no es sólido. Entonces, la intención, más que el mensaje, porque yo no creo en los mensajes en el cine, que es para mí más un reflejo, una plataforma de cuestiones y preguntas, es el hablar de las cosas de las que la gente no quiere hablar, que quiere esconder debajo de la alfombra, y ahí lo que hay son cadáveres... Hablemos de esos cadáveres.
- ¿Cree que puede conseguirlo?
Sí, pienso que en Guatemala nos van a atacar mucho. Hay una historia, una herencia, un master en cada guatemalteco para desprestigiar estos temas. Pero, por lo menos, incluso desprestigiándonos, se estará hablando de ello.
- ¿Cómo fue el rodaje?
Muy intenso (suspira). Es una película que se hizo en poco tiempo. Desde la preparación hasta el rodaje intentamos hacer todo el proceso de preproducción, rodaje y postproducción en un año, porque no es un tema fácil. Desde que empezamos a trabajar sabíamos que teníamos que sacarlo para poder tener visibilidad, y en los otros temas que también han sido controversiales en Guatemala siempre nos ha sido muy util la prensa internacional, que se ha convertido en aliada, no sólo para defender esos temas que estamos tratando, sino también para que una sociedad que no sabe ver cine nacional, se interese por él.
- ¿Qué significa para usted estar en Venecia?
Realmente es un gran placer. Apenas estábamos sacando nuestra segunda película en Guatemala ("Temblores") y estar presentando la tercera en Venecia es realmente muy grato, es entender un nuevo festival (sus previos films se vieron en Berlín), otra parte de este oficio y de esta industria en la que estamos metidos, y sobre todo es cumplir un sueño, porque yo estudié guión en Roma, y la Mostra siempre fue ese sueño que flotaba encima de mí.
- Y empalma usted con Toronto en pocos días...
Sí, Toronto es importantísimo. Tuvimos la suerte de salir en Europa y en América casi al mismo tiempo. Creo que los dos festivales juntos van a apoyar mucho a la película. Estoy seguro que van a ser las plataformas perfectas.
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