Entrevista Berlinale: Ernesto Martínez Bucio y Karen Plata con un demoníaco fumador

por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
Ernesto Martínez Bucio y Karen Plata
Ernesto Martínez Bucio y Karen Plata
"El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja)" forma parte de la nueva sección Perspectives, dedicada a las operas primas. Esta producción mexicana tiene al frente al realizador Ernesto Martínez Bucio y la guionista Karen Plata Luna, quienes llevan un tiempo afincados en el País Vasco, al otro lado del océano. Con ellos habló NOTICINE.com en el Festival de Berlín, sobre esta historia de cinco hermanos que tras ser abandonados por sus padres, funden sus miedos con los de su cuidadora, su abuela esquizofrénica, que les narra historias acerca del diablo, disolviendo las barreras entre lo real y lo imaginario.

- Debutar en Berlín es toda una experiencia, ¿no?
Ernesto Martínez Bucio: Sí, la verdad es que estamos muy contentos de poder presentar aquí. Es un festival muy cálido, la gente nos ha recibido increíble y nos están tratando súper bien.
Karen Plata: Yo estoy eufórica porque estamos presentando nuestro primer largometraje en Berlín...
Ernesto: Sí, el debut en Berlín es soñado.

- Deberíamos decir que entraron en la competencia de Perspectives por algún motivo en concreto, mucho esfuerzo por difundir la película, porque tenían determinadas alianzas que lo facilitaron...
Ernesto: Se fueron dando las cosas. Llegamos a este tiempo con la película terminada y nosotros lo que queríamos era que la cinta tuviera un estreno en una sección competitiva porque queríamos que se comparase con otras, es mucho más vistoso. Sabíamos que de esta manera la película podía tener una trayectoria más larga, más importante, llegar a otros festivales y después tener una salida a plataformas e incluso a salas comerciales. Es una película con una visión autoral, pero que puede tener una salida comercial.
Karen: Es muy gratificante poder finalmente estrenar la película y que el público pueda ver a los niños, después del trabajo que hemos hecho durante tanto tiempo.

- Tengo entendido que la película tiene una base autobiográfica. ¿Qué nos pueden contar?
Ernesto: Sí, la película está basada en experiencias personales de Karen, que es la escritora, y complementadas por algunas mías, por lo que fue una mezcla. No consideramos que sea completamente autobiográfica, porque es una ficción. La memoria se comporta de manera imperfecta, y vamos complementando esa memoria, esos recuerdos con nuestra propia imaginación o incluso con recuerdos que nos siembran y que terminamos creyendo, cuando en realidad no sucedió de esa manera.
Karen: creo que también hay estos huecos e interpretaciones. Algo que nos interesaba mucho era llegar a una emoción a través de otras. Por ejemplo, quiero una emoción de desolación pero que a la vez sea hermoso, que sea oscuro, que haya miedo, pero que sea tierno… Que existan estas dos polaridades funcionando al mismo tiempo. Al menos así es el recuerdo que tengo de mi infancia, lo recuerdo como algo agridulce. Si cuento exactamente las cosas como pasaron, no me está generando este contraste. Es por eso por lo que se le mete mano al guion.

- La película tiene mucho de esos contrastes, de esas indefiniciones de género. El título parece apuntar a algo de terror, pero no es solo terror sino que es también drama. ¿Buscaban esa mezcla de géneros?
Ernesto: Buscábamos renunciar a los géneros, en realidad, queríamos hacer una película honesta que tuviera humor pero que también tuviera drama, porque así es la vida y así son los recuerdos. Tenemos recuerdos dolorosos pero también luminosos
Karen: Dentro de ese recuerdo doloroso también hay una parte que se agradece que exista, hay algo de luz.

- Ha habido comentarios sobre que la película tiene algo de realismo mágico. ¿Coinciden con esa apreciación?
Ernesto: No, no nos gusta ese término. No es que lo odiemos pero no creemos que nuestra película cuadre con eso.

- Entonces, ¿tiene más de realismo que de magia?
Ernesto: Puede ser que sí
Karen: En México, a lo mejor el realismo mágico no lo entendemos igual porque así es la sociedad.
Ernesto: Exacto, yo creo que es más bien surrealismo mágico, porque en México suceden cosas que en ninguna otra parte del mundo serían posibles.

- Siempre se ha dicho que uno de los consejos para directores es no trabajar ni con niños ni con perros. En este caso los niños eran fundamentales en la historia. ¿Fue lo más complicado de la película?
Ernesto: No, fue lo más hermoso. Justamente era a lo que más miedo le tenía yo. Me acuerdo que en mi examen profesional del Centro de Capacitación Cinematográfica, Alonso Ruizpalacios me dijo: "Estás muy cómodo filmando todo de espaldas, y con este hiperrealismo. Ponte en lugares incómodos, busca algo que te desafíe". Y pensé: "¿qué es lo que peor me sale? Dirigir niños. Pues venga, hagamos una película con niños, por qué no". Ese miedo que yo tenía a trabajar con niños justamente me empujó a esforzarme muchísimo con ellos, a involucrarme en todo el proceso del casting, a trabajar todo el taller actoral de la mano de Michelle Betancourt, la directora de casting y la "kinecoach", y poder construir estos personajes junto con los niños para lograr las actuaciones. Cuando llegamos a la filmación, los niños ya tenían una preparación y tenían construida una relación entre ellos, porque las relaciones no se actúan, sino que se construyen. Una vez que estas estaban construidas, logramos que se comportaran como hermanos y que tuvieran ese círculo de confianza para acceder a lugares emocionales muy complejos. Lo hicieron increíble, los niños trabajaron como locos, se volcaron de lleno y para mí es la parte de la película que más disfruté y de la que más orgulloso me siento.

- En ese casting infantil, ¿cuáles fueron sus criterios para elegir a unos frente a otros?
Ernesto: Para empezar, buscábamos edades específicas. Teníamos un rango de edades entre los 8 y los 14 años y lo que nos interesaba era que encajaran con el carácter del personaje que habíamos escrito Karen y yo. Según avanzaba el proceso, eso se fue modificando y nos llamaba la atención un niño que tenía otras características pero que lo hacía particular. Rafa, el niño más pequeño, toca el piano y su canción favorita era "Claro de Luna". Cuando me dijo esto fue: "Bueno, vamos adelante con él". Resultó que el niño tenía un sentido del tempo impresionante y repetía las secuencias de una manera súper precisa. Para el personaje que interpreta María Paula sabíamos que buscábamos una niña con chispa, con mucha energía, y ella las tenía de forma natural. Por lo tanto, los niños se fueron adaptando a los personajes de manera perfecta.

- ¿El hecho de trabajar con niños complicó o hizo más largo el rodaje o consiguieron crear un cierto ambiente de juego que facilitó que salieran las cosas de una manera más natural?
Ernesto: Lo que hicimos fue trazar o diseñar la producción de manera que se priorizara su actuación, y esto implicaba extender el rodaje para que los niños no estuvieran trabajando más horas de las que debían en la filmación. Filmamos durante seis semanas, cuando una película de este tamaño con actores adultos habría sido filmada en cuatro semanas y media.

- ¿Se trabajó la improvisación, teniendo en cuenta que gran parte del reparto son niños?
Ernesto: El manejo de la iluminación estuvo en manos del fotógrafo Odei Zabaleta, que diseñó junto con su asistente Mau Reyes una jaula alrededor de toda la casa desde donde ponían telas y permitía que toda la iluminación viniera desde afuera. Por el contrario, en los interiores se trabajaba con luces que ya estaban en el set. Esto provocaba que el set estuviera libre de cables y que los actores se pudieran mover libremente, pero los niños seguían el guion. Es decir, durante gran parte de la película, los niños tenían que decir las líneas que estaban escritas en el guion. En otras partes sí se utilizó más improvisación, aunque esta estaba limitada por reglas que les establecimos. En algunos momentos les dábamos el campo de juego y allí ellos se expandían.

- ¿Volverán a trabajar con niños?
Ernesto: Yo sí, sin duda

- ¿Tienen algún proyecto entre manos o en mente?
Ernesto: Estamos empezando a escribir dos proyectos para filmar, uno de ellos en el País Vasco, aunque todavía no sabemos muy bien cómo va a ser. Al mismo tiempo estamos escribiendo para rodar en México. Estamos a la espera de saber cuál se puede financiar antes.

- ¿Por qué en España?
Ernesto: Porque vivimos allá, en Pasajes de San Pedro, en Guipúzcoa. Vivimos ahí porque fuimos a estudiar unos masters. Además, estábamos bloqueados con la escritura de esta película, no dábamos en la tecla para encontrar cuál era la estructura y la forma de escribir la historia, y entre medias yo entré a la Elías Querejeta Zine Eskola. Ahí tuve la suerte de que Michel Gaztambide fuera mi tutor, que es el coescritor de la última película de Víctor Erice y es un gran "script doctor". Él nos ayudó muchísimo con la estructura del guion y nos quedamos a vivir allí.
Karen: También tiene que ver que el fotógrafo es vasco, entonces es un lugar que habíamos visitado mucho y que nos gustaba un montón.
Ernesto: Yo ya tenía una relación con el País Vasco de muchos años y tenemos amigos allí.
Karen: Sí, ya tenemos "cuadrilla"...

- ¿Tienen algún tipo de programa para participar en otros festivales?
Ernesto: Sí, pero todavía no está anunciado, entonces no lo podemos decir. La película la tomó Bendita Film Sales y son ellos los que nos están representando. Tienen toda una estrategia de festivales ya trazada y tenemos varias invitaciones. Afortunadamente, la película se estará viendo en varias partes del mundo, aunque en México todavía no hay nada confirmado. Tenemos por ahí una invitación, pero estamos decidiendo y viendo cuál es el mejor camino para llegar a México ya con un recorrido de festivales importantes que pueda promocionar la película y posicionarla bien para tener un estreno comercial allá.

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