Eduardo Casanova escribe sobre sus influencias en "Pieles"
- por © NOTICINE.com
Por Eduardo Casanova *
Nací el 24 de marzo de 1991, Aries, aunque cada vez creo menos en los horóscopos. En lo que sí he creído siempre ha sido en el cine. El cine es para mí la causa y la solución de todos mis problemas. El cine para mí es como la morfina para Bela Lugosi, como Richard Burton para Liz Taylor, como la luz roja para Dario Argento, como los grandes senos para Russ Meyer, como Lynch y los enanos, como Godard para la Nouvelle Vague, como la metanfetamina para Lindsay Lohan; imprescindible y complementario.
A los 12 años comencé a trabajar como actor en la famosa serie de televisión "Aída". Durante los 11 años que duró la serie en antena, hice cine y teatro con maestros a los que admiraba. Siempre que actúo, observo obsesionado el trabajo del director sentado frente al monitor que escucha con atención las frases que ha escrito para esos actores, el traveling out de la escena, la luz y el maquillaje. He aprendido y copiado sus gestos y lo sigo haciendo. Adoro ese trabajo. Me fascina dirigir.
Prácticamente todo el dinero que ganaba como actor lo invertía en dirigir mis propios proyectos, en eso y en psicólogos. Empecé a escribir a los 10 años, novelas cortas de terror y a los 17 años (cuando pude utilizar el dinero que ganaba) hice mi primera inversión y escribí, dirigí y produje mi primera historia: "Ansiedad", un título que inconscientemente anticipaba mis necesidades básicas. Después rodé "Fumando Espero". Más tarde, "Amor de Madre" y finalmente "La Hora del Baño". El dinero que conseguía con cada temporada de la serie o película lo ahorraba para dirigir. Como mis necesidades por ponerme detrás de la cámara iban aumentando, me vi gustosamente obligado a dirigir videoclips y publicidad con inversión ajena.
El arte siempre debe tener una calidad estética y aunque la estética es basura si no hay un buen guión, siempre he intentado mantener un equilibrio con esos dos gigantes. Ese trabajo de ponderar me ha llevado a conseguir un sello personal que con sus mil errores y aciertos tiene una coherencia. La mezcla del melodrama y el terror gore, Billy Wilder y los principios de Cronnerberg, peluche rosa y deformes, cámara en mano en un set en que parece que han vomitado chicle, mujeres de grandes cardados al estilo Waters con ictos materno-filiares, mal gusto, preciosismo, feismo, monocroma, realismo estético. Mezcla. La mezcla es lo único que hace evolucionar y a mí me queda mucho por mezclar, mucho por evolucionar y mucho por dirigir.
(*): Tras pasar por el Festival de Berlín y luego por el de Málaga, la opera prima del actor Eduardo Casanova, "Pieles", producida por Alex de la Iglesia, llega esta semana a los cines españoles.
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Nací el 24 de marzo de 1991, Aries, aunque cada vez creo menos en los horóscopos. En lo que sí he creído siempre ha sido en el cine. El cine es para mí la causa y la solución de todos mis problemas. El cine para mí es como la morfina para Bela Lugosi, como Richard Burton para Liz Taylor, como la luz roja para Dario Argento, como los grandes senos para Russ Meyer, como Lynch y los enanos, como Godard para la Nouvelle Vague, como la metanfetamina para Lindsay Lohan; imprescindible y complementario.
A los 12 años comencé a trabajar como actor en la famosa serie de televisión "Aída". Durante los 11 años que duró la serie en antena, hice cine y teatro con maestros a los que admiraba. Siempre que actúo, observo obsesionado el trabajo del director sentado frente al monitor que escucha con atención las frases que ha escrito para esos actores, el traveling out de la escena, la luz y el maquillaje. He aprendido y copiado sus gestos y lo sigo haciendo. Adoro ese trabajo. Me fascina dirigir.
Prácticamente todo el dinero que ganaba como actor lo invertía en dirigir mis propios proyectos, en eso y en psicólogos. Empecé a escribir a los 10 años, novelas cortas de terror y a los 17 años (cuando pude utilizar el dinero que ganaba) hice mi primera inversión y escribí, dirigí y produje mi primera historia: "Ansiedad", un título que inconscientemente anticipaba mis necesidades básicas. Después rodé "Fumando Espero". Más tarde, "Amor de Madre" y finalmente "La Hora del Baño". El dinero que conseguía con cada temporada de la serie o película lo ahorraba para dirigir. Como mis necesidades por ponerme detrás de la cámara iban aumentando, me vi gustosamente obligado a dirigir videoclips y publicidad con inversión ajena.
El arte siempre debe tener una calidad estética y aunque la estética es basura si no hay un buen guión, siempre he intentado mantener un equilibrio con esos dos gigantes. Ese trabajo de ponderar me ha llevado a conseguir un sello personal que con sus mil errores y aciertos tiene una coherencia. La mezcla del melodrama y el terror gore, Billy Wilder y los principios de Cronnerberg, peluche rosa y deformes, cámara en mano en un set en que parece que han vomitado chicle, mujeres de grandes cardados al estilo Waters con ictos materno-filiares, mal gusto, preciosismo, feismo, monocroma, realismo estético. Mezcla. La mezcla es lo único que hace evolucionar y a mí me queda mucho por mezclar, mucho por evolucionar y mucho por dirigir.
(*): Tras pasar por el Festival de Berlín y luego por el de Málaga, la opera prima del actor Eduardo Casanova, "Pieles", producida por Alex de la Iglesia, llega esta semana a los cines españoles.
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