Justicia francesa da la razón al productor Paulo Branco en guerra con Gilliam sobre su "Quijote"
- por © Luis Díaz García-NOTICINE.com
El proyecto sobre el Quijote de Terry Gilliam ("12 monos / Twelve Monkeys") ha sido considerado "maldito" desde sus inicios. Después de 30 años e infinitos problemas para finalizar el rodaje, parecía que se ponía punto final a la historia con el estreno de la cinta el pasado mayo. Sin embargo, el falló al final de la pasada semana de un tribunal francés, dando la razón al productor franco-portugués Paolo Branco en su pugna sobre los derechos de la película, reitera ese malditismo.
Si ya su proyección en la última jornada de Cannes fue complicado, debido a la denuncia de Paulo Branco, que había recurrido en urgencia a la Justicia francesa para impedir el estreno mundial de la película en el certamen francés, dentro de su lucha legal por los derechos del film, ahora se reaviva el caso. Gilliam y sus socios siempre habían considerado extinto el contrato de cesión de derechos a Branco puesto que él no había cumplicado con su parte: aportar la financiación necesaria a tiempo para rodar. No lo hizo y el cineasta estadounidense tuvo que buscar otros productores europeos. Mientras, el portugués afincado en Francia, se aferró al contenido del acuerdo, especialmente a la cesión de derechos.
El juez del Tribunal de Apelaciones de París determinó que el contrato entre Branco y Gilliam, firmado en 2016, seguía en vigor. De momento, la sentencia obliga a Gilliam a pagar 10 000 euros a Branco por los costes del litigio.
En declaraciones a Screen Daily sobre el fallo, Branco dijo que buscará ser indemnizado con intereses por las partes que produjeron y explotaron la película sin el consentimiento de Alfama Films, su productora. "La decisión significa que los derechos de la película pertenecen a Alfama. Cualquier explotación de la película hasta ahora ha sido completamente ilegal y sin la autorización de Alfama. La película fue hecha ilegalmente. Es la primera vez que veo a tanta gente embarcarse en una misión para producir y explotar una película, sin tener los derechos. Es un caso único ", dijo Branco.
El fallo se produce un mes después de su estreno en Cannes y su posterior llegada a las salas en Francia y España, país coproductor. Desde el prestigioso festival francés se posicionaron a favor de Gilliam y fueron muy críticos con Branco y su compañía. "La campaña de intento de intimidación orquestada por Paulo Branco y su hijo abogado ha resultado infructuosa. El juez, a través de esta decisión, confirmó que al contrario de lo que los Branco han continuado reclamando (entre otros ataques calumniosos y mentiras), el Festival de Cannes nunca se ha colocado por encima de la ley ni ha intentado forzar una decisión", alegaron desde Cannes tras serles concedido por los jueces el permiso para proyectar la película, que ha tenido críticas mixtas y de momento no ha generado grandes taquillas. Es previsible que ahora Gilliam y los demás productores recurran la sentencia ante un tribunal de apelación.
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Si ya su proyección en la última jornada de Cannes fue complicado, debido a la denuncia de Paulo Branco, que había recurrido en urgencia a la Justicia francesa para impedir el estreno mundial de la película en el certamen francés, dentro de su lucha legal por los derechos del film, ahora se reaviva el caso. Gilliam y sus socios siempre habían considerado extinto el contrato de cesión de derechos a Branco puesto que él no había cumplicado con su parte: aportar la financiación necesaria a tiempo para rodar. No lo hizo y el cineasta estadounidense tuvo que buscar otros productores europeos. Mientras, el portugués afincado en Francia, se aferró al contenido del acuerdo, especialmente a la cesión de derechos.
El juez del Tribunal de Apelaciones de París determinó que el contrato entre Branco y Gilliam, firmado en 2016, seguía en vigor. De momento, la sentencia obliga a Gilliam a pagar 10 000 euros a Branco por los costes del litigio.
En declaraciones a Screen Daily sobre el fallo, Branco dijo que buscará ser indemnizado con intereses por las partes que produjeron y explotaron la película sin el consentimiento de Alfama Films, su productora. "La decisión significa que los derechos de la película pertenecen a Alfama. Cualquier explotación de la película hasta ahora ha sido completamente ilegal y sin la autorización de Alfama. La película fue hecha ilegalmente. Es la primera vez que veo a tanta gente embarcarse en una misión para producir y explotar una película, sin tener los derechos. Es un caso único ", dijo Branco.
El fallo se produce un mes después de su estreno en Cannes y su posterior llegada a las salas en Francia y España, país coproductor. Desde el prestigioso festival francés se posicionaron a favor de Gilliam y fueron muy críticos con Branco y su compañía. "La campaña de intento de intimidación orquestada por Paulo Branco y su hijo abogado ha resultado infructuosa. El juez, a través de esta decisión, confirmó que al contrario de lo que los Branco han continuado reclamando (entre otros ataques calumniosos y mentiras), el Festival de Cannes nunca se ha colocado por encima de la ley ni ha intentado forzar una decisión", alegaron desde Cannes tras serles concedido por los jueces el permiso para proyectar la película, que ha tenido críticas mixtas y de momento no ha generado grandes taquillas. Es previsible que ahora Gilliam y los demás productores recurran la sentencia ante un tribunal de apelación.
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