Productores españoles de "El hombre que mató a Don Quijote" niegan que los derechos del film sean de Paulo Branco
- por © Redacción-NOTICINE.com
Los productores españoles de "El hombre que mató a Don Quijote / The Man who Killed Don Quixote", Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky, han salido al paso de lo publicado por los medios desde finales de la pasada semana, en relación con la sentencia de un tribunal francés respecto de la pugna legal entre el productor franco portugués Paulo Branco (Alfama Films) y el director de la cinta, Terry Gilliam, para puntualizar que no se estaba juzgando la propiedad de los derechos, sino el contrato entre ambos para la realización de la película.
"El juez francés -dicen Herrero y Besuievsky en una nota informativa enviada a NOTICINE.com- se centra en la forma en que erróneamente se dio por terminado el contrato de dirección entre Terry Gilliam y Alfama, de acuerdo a la nueva legislación vigente en Francia (el contrato está bajo legislación francesa) pero, no se ha querido pronunciar acerca del fondo de dicho contrato, y ha dejado sin valorar ni enjuiciar cuáles son las consecuencias de mantener dicho contrato en vigor".
Los productores de la española Tornasol Films consideran que "una vez más el productor Paulo Branco a través de su productora Alfama Films usa la reciente decisión judicial del Tribunal de París para 'acomodar' la realidad a sus intereses y atraer a los medios y ganar terreno para realizar escandalosas reclamaciones de dinero. Los contratos son: de obligado cumplimiento o quedan sin efecto. Máximo si se trata de un contrato "intuito personae" en el que un director nunca puede ser obligado a trabajar para un productor si no lo desea".
Insisten en que fue Terry Gilliam quien llevó a Branco a los Tribunales de Francia para que se anulara su contrato como director. "El juez de la corte ha considerado el 15 de junio que el contrato no fue terminado correctamente por el Sr. Gilliam y eso es de lo único que lo que habla esta sentencia. En ningún momento establece que los derechos de la película pertenezcan a Paulo Branco", precisan.
Por otro lado, Herrero y Besuievsky aseguran que la explotación de la película en España no se ve por tanto mediatizada por la sentencia francesa, y detallan que "la justicia francesa nunca le permitió en sentencias anteriores a Paulo Branco ni suspender el rodaje (sentencia del 19 mayo 2017), ni suspender la clausura del Festival de Cannes (10 de mayo 2018), ni suspender su estreno comercial (25 de mayo 2018), ni acceder a toda la información económica de la película como pretende (19 de mayo 2017), y se le ha denegado, de nuevo, en esta sentencia del 15 junio".
Entrando al fondo del asunto, los productores españoles que cuando el franco-portugués formó parte del proyecto -e incumplió su parte del contrato, al no aportar la cantidad necesaria para empezar el rodaje- la relación contractual entre Branco y Gilliam nunca llegó a materializarse: El juez en su sentencia del 15 de junio, incluye la transcripción del correo electrónico con fecha 6 de agosto (2016) de Paulo Branco a Terry Gilliam en el que el primero suspende el comienzo oficial de la preproducción, dos días antes del inicio previsto. El 8 de agosto se hubieran activado los servicios como director de Terry Gilliam, cosa que no ocurrió".
Y añaden: "Este es uno de los principios básicos de la ley de Propiedad intelectual: si no existen servicios prestados, no hay ningún derecho generado".
Finalmente, los productores españoles se preguntan qué intereses tiene Branco al reclamar esos derechos sin que Gilliam haya rendido ningún servicio de dirección ni haber sido pagado nunca el acuerdo con su contrato de Dirección: "¿Pretende tener los derechos de algo que no ha pagado?, o ¿pretende apropiarse de unos derechos que no ostenta por medio de amenazas e información sesgada, utilizada de forma maliciosa para cumplir sus fines?".
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"El juez francés -dicen Herrero y Besuievsky en una nota informativa enviada a NOTICINE.com- se centra en la forma en que erróneamente se dio por terminado el contrato de dirección entre Terry Gilliam y Alfama, de acuerdo a la nueva legislación vigente en Francia (el contrato está bajo legislación francesa) pero, no se ha querido pronunciar acerca del fondo de dicho contrato, y ha dejado sin valorar ni enjuiciar cuáles son las consecuencias de mantener dicho contrato en vigor".
Los productores de la española Tornasol Films consideran que "una vez más el productor Paulo Branco a través de su productora Alfama Films usa la reciente decisión judicial del Tribunal de París para 'acomodar' la realidad a sus intereses y atraer a los medios y ganar terreno para realizar escandalosas reclamaciones de dinero. Los contratos son: de obligado cumplimiento o quedan sin efecto. Máximo si se trata de un contrato "intuito personae" en el que un director nunca puede ser obligado a trabajar para un productor si no lo desea".
Insisten en que fue Terry Gilliam quien llevó a Branco a los Tribunales de Francia para que se anulara su contrato como director. "El juez de la corte ha considerado el 15 de junio que el contrato no fue terminado correctamente por el Sr. Gilliam y eso es de lo único que lo que habla esta sentencia. En ningún momento establece que los derechos de la película pertenezcan a Paulo Branco", precisan.
Por otro lado, Herrero y Besuievsky aseguran que la explotación de la película en España no se ve por tanto mediatizada por la sentencia francesa, y detallan que "la justicia francesa nunca le permitió en sentencias anteriores a Paulo Branco ni suspender el rodaje (sentencia del 19 mayo 2017), ni suspender la clausura del Festival de Cannes (10 de mayo 2018), ni suspender su estreno comercial (25 de mayo 2018), ni acceder a toda la información económica de la película como pretende (19 de mayo 2017), y se le ha denegado, de nuevo, en esta sentencia del 15 junio".
Entrando al fondo del asunto, los productores españoles que cuando el franco-portugués formó parte del proyecto -e incumplió su parte del contrato, al no aportar la cantidad necesaria para empezar el rodaje- la relación contractual entre Branco y Gilliam nunca llegó a materializarse: El juez en su sentencia del 15 de junio, incluye la transcripción del correo electrónico con fecha 6 de agosto (2016) de Paulo Branco a Terry Gilliam en el que el primero suspende el comienzo oficial de la preproducción, dos días antes del inicio previsto. El 8 de agosto se hubieran activado los servicios como director de Terry Gilliam, cosa que no ocurrió".
Y añaden: "Este es uno de los principios básicos de la ley de Propiedad intelectual: si no existen servicios prestados, no hay ningún derecho generado".
Finalmente, los productores españoles se preguntan qué intereses tiene Branco al reclamar esos derechos sin que Gilliam haya rendido ningún servicio de dirección ni haber sido pagado nunca el acuerdo con su contrato de Dirección: "¿Pretende tener los derechos de algo que no ha pagado?, o ¿pretende apropiarse de unos derechos que no ostenta por medio de amenazas e información sesgada, utilizada de forma maliciosa para cumplir sus fines?".
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