Hablamos con Alfredo Castro, multipremiado actor y embajador del cine chileno en Madrid
- por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
El pasado fin de semana, el reconocido actor Alfredo Castro formó parte -junto a otras tres primeras figuras del cine chileno, Paulina García ("Gloria"), Daniela Vega ("Una mujer fantástica") y Antonia Zegers ("Los perros")- de la delegación que presentó la primera Semana del Cine Chileno, organizada por CinemaChile en la capital española. El protagonista de emblemáticas cintas del país austral, como "Tony Manero", "El club" o "Los perros", y otras con cineastas de Argentina, México, Venezuela o EEUU, habló en exclusiva con NOTICINE.com sobre el momento actual de su carrera, posiblemente el mejor, al menos cuantitativamente.
- Está en España con un ciclo de cine chileno que se va a repetir en varios países, ¿en que momento cree que estamos para el cine de su país?
En un momento maravilloso, no solo en el cine chileno, sino en el cine iberoamericano. Eso me interesa mucho, y por eso he querido filmar en México, ahora voy a estar en Bolivia, en España... Me interesan las coproducciones, creo que está pasando algo histórico e importante, que nunca había pasado en la historia de nuestros países. Chile es un país relativamente nuevo en cuanto al cine, en Bolivia se está recién armando la industria como en Perú, pero ustedes tienen tantos años de historia que compartir esa experiencia me parece lo más importante que puede suceder. Estar aquí o en París o Berlín con un ciclo de cine chileno nunca se pensó ni se imaginó.
- Creo que nunca ha trabajado tanto. Tiene unas seis películas pendientes de estreno...
Si estoy trabajando harto, por suerte. No sé cuantas son, pero son varias y las anteriores ya estrenadas han tenido un destino muy lindo en San Sebastián, en Toronto y en otros festivales también. "Rojo", por ejemplo, de Benjamin Naishtat, ganó muchos premios en San Sebastián, y estuvo también "El museo", en México con Gael (García Bernal), asi que hemos estado trabajando harto.
- Algunos de esos personajes son lo que podríamos llamar "de reparto". ¿Para usted no es un problema que su papel sea uno más dentro de la historia, ¿no?
No, para nada. Yo estoy feliz, no me importa la cantidad de escenas que tenga el personaje, sino la calidad critica y emocional que tenga, eso me importa más.
- ¿Qué es lo que les pide a esos personajes por pequeños que sean? ¿Qué sería lo imprescindible para que aceptara?
Complejidad emocional, de historia, que sea un aporte para el espectador verlos y mi oficio es defenderlos hasta las últimas consecuencias. Todos mis papeles son muy críticos, duros, fuertes. Pedófilos, locos, transgresores, asesinos, investigadores de hechos humanos…, pero me interesa la complejidad, pienso que ese es mi trabajo como actor.
- ¿Hasta qué punto le gusta entrar en los guiones ajenos para trabajar sus personajes? Porque ha escrito y ha dirigido teatro…
Me dejan poco y yo no me meto mucho tampoco, pero cuando hay momentos de cuidado pido que por lo menos exista un dialogo. Yo leo y respeto los guiones y después vamos viendo en el camino que es lo que sucede porque siempre los guiones van teniendo cambios cuando vas a filmar, en ese mismo momento, cambian, se corta, se quita, se sacan o se agregan escenas, acciones o ideas, por lo que hay que estar muy atento, despierto y siendo colaborador, pero yo no impongo nada, al revés, intento proponer.
- Da la sensación de que pese al gran momento del cine iberoamericano que usted citaba antes, algunos festivales -por ejemplo Cannes- son reacios a seleccionar películas en nuestro idioma...
No se si respecto al cine iberoamericano, pero hay ciertas tendencias. Como tu puedes ver ahora en Cannes no hubo casi ninguna película iberoamericana. Esta puesta su mirada en Corea, en la India, yo creo que son cosas que tienen que ver con la política, los intereses en otros continentes u otros países.
- Usted empezó en el mundo del teatro, e hizo televisión antes de empezar con el cine, ¿Qué cree que aporta la experiencia teatral a un actor de cine?
Herramientas de interpretación, emocionales, pensamiento critico que tu puedes y necesitas poner en el cine que escriben ahora la gente joven. Es un cine muy crítico, con densidad, con un montón de capas muy importantes que hay que saber leer y saber interpretar. Mi encuentro con los directores más jóvenes es de ir a la capa diez mil, porque la lectura que da el teatro o que uno pueda tener de un proyecto o un guion, uno puede profundizar muchísimo en un guion de cine con la experiencia del teatro.
- ¿Le suele ocurrir de encontrarse con actores más jóvenes sin esa experiencia teatral que te piden consejos o recomendaciones?
No. Yo soy bien respetuoso y la gente también es respetuosa, pero sí me ha tocado filmar con actores jóvenes que no tienen precisamente eso. Tienen naturalidad, tienen belleza y cuando llegan las grandes escenas complejas tú los ves desarmados, no tienen herramientas para poder entrar emocionalmente a esas escenas ni tampoco herramientas criticas para poder resolver ciertas dinámicas, y me parece importantísimo. El cine cada vez es más complejo.
- ¿Y no sería bueno que tuvieran esa curiosidad?
Por supuesto. Hay de todo, hay gente que se sienta a conversar contigo, mas que pedir una opinión o sugerencia, que es mucho mas enriquecedora. Yo aprendí muy viejo a hacer cine, me lo enseño Pablo Larraín. Pero rápidamente creí en él y con cada director uno va aprendiendo diversas cosas. Todos filman de manera muy distinta, por eso el teatro da las herramientas para poder definitivamente encajar y comprender que es lo que ellos y ellas quieren que uno le entregue.
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- Está en España con un ciclo de cine chileno que se va a repetir en varios países, ¿en que momento cree que estamos para el cine de su país?
En un momento maravilloso, no solo en el cine chileno, sino en el cine iberoamericano. Eso me interesa mucho, y por eso he querido filmar en México, ahora voy a estar en Bolivia, en España... Me interesan las coproducciones, creo que está pasando algo histórico e importante, que nunca había pasado en la historia de nuestros países. Chile es un país relativamente nuevo en cuanto al cine, en Bolivia se está recién armando la industria como en Perú, pero ustedes tienen tantos años de historia que compartir esa experiencia me parece lo más importante que puede suceder. Estar aquí o en París o Berlín con un ciclo de cine chileno nunca se pensó ni se imaginó.
- Creo que nunca ha trabajado tanto. Tiene unas seis películas pendientes de estreno...
Si estoy trabajando harto, por suerte. No sé cuantas son, pero son varias y las anteriores ya estrenadas han tenido un destino muy lindo en San Sebastián, en Toronto y en otros festivales también. "Rojo", por ejemplo, de Benjamin Naishtat, ganó muchos premios en San Sebastián, y estuvo también "El museo", en México con Gael (García Bernal), asi que hemos estado trabajando harto.
- Algunos de esos personajes son lo que podríamos llamar "de reparto". ¿Para usted no es un problema que su papel sea uno más dentro de la historia, ¿no?
No, para nada. Yo estoy feliz, no me importa la cantidad de escenas que tenga el personaje, sino la calidad critica y emocional que tenga, eso me importa más.
- ¿Qué es lo que les pide a esos personajes por pequeños que sean? ¿Qué sería lo imprescindible para que aceptara?
Complejidad emocional, de historia, que sea un aporte para el espectador verlos y mi oficio es defenderlos hasta las últimas consecuencias. Todos mis papeles son muy críticos, duros, fuertes. Pedófilos, locos, transgresores, asesinos, investigadores de hechos humanos…, pero me interesa la complejidad, pienso que ese es mi trabajo como actor.
- ¿Hasta qué punto le gusta entrar en los guiones ajenos para trabajar sus personajes? Porque ha escrito y ha dirigido teatro…
Me dejan poco y yo no me meto mucho tampoco, pero cuando hay momentos de cuidado pido que por lo menos exista un dialogo. Yo leo y respeto los guiones y después vamos viendo en el camino que es lo que sucede porque siempre los guiones van teniendo cambios cuando vas a filmar, en ese mismo momento, cambian, se corta, se quita, se sacan o se agregan escenas, acciones o ideas, por lo que hay que estar muy atento, despierto y siendo colaborador, pero yo no impongo nada, al revés, intento proponer.
- Da la sensación de que pese al gran momento del cine iberoamericano que usted citaba antes, algunos festivales -por ejemplo Cannes- son reacios a seleccionar películas en nuestro idioma...
No se si respecto al cine iberoamericano, pero hay ciertas tendencias. Como tu puedes ver ahora en Cannes no hubo casi ninguna película iberoamericana. Esta puesta su mirada en Corea, en la India, yo creo que son cosas que tienen que ver con la política, los intereses en otros continentes u otros países.
- Usted empezó en el mundo del teatro, e hizo televisión antes de empezar con el cine, ¿Qué cree que aporta la experiencia teatral a un actor de cine?
Herramientas de interpretación, emocionales, pensamiento critico que tu puedes y necesitas poner en el cine que escriben ahora la gente joven. Es un cine muy crítico, con densidad, con un montón de capas muy importantes que hay que saber leer y saber interpretar. Mi encuentro con los directores más jóvenes es de ir a la capa diez mil, porque la lectura que da el teatro o que uno pueda tener de un proyecto o un guion, uno puede profundizar muchísimo en un guion de cine con la experiencia del teatro.
- ¿Le suele ocurrir de encontrarse con actores más jóvenes sin esa experiencia teatral que te piden consejos o recomendaciones?
No. Yo soy bien respetuoso y la gente también es respetuosa, pero sí me ha tocado filmar con actores jóvenes que no tienen precisamente eso. Tienen naturalidad, tienen belleza y cuando llegan las grandes escenas complejas tú los ves desarmados, no tienen herramientas para poder entrar emocionalmente a esas escenas ni tampoco herramientas criticas para poder resolver ciertas dinámicas, y me parece importantísimo. El cine cada vez es más complejo.
- ¿Y no sería bueno que tuvieran esa curiosidad?
Por supuesto. Hay de todo, hay gente que se sienta a conversar contigo, mas que pedir una opinión o sugerencia, que es mucho mas enriquecedora. Yo aprendí muy viejo a hacer cine, me lo enseño Pablo Larraín. Pero rápidamente creí en él y con cada director uno va aprendiendo diversas cosas. Todos filman de manera muy distinta, por eso el teatro da las herramientas para poder definitivamente encajar y comprender que es lo que ellos y ellas quieren que uno le entregue.
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