Industria peruana de cine protesta por restricciones en reapertura de cines
- por Super User
Perú ha sido uno de los países más tocados por la pandemia del coronavirus, y sus cines llevan un año largo cerrados. En plena transición política tras unas apretadas y conflictivas elecciones, el ejecutivo saliente es acusado de "llevar a la quiebra" a la industria cinematográfica, por parte de ANASACI, Asociación Nacional de Cines del Perú.
La patronal asegura en un comunicado que lleva negociando "más de diez meses" con el Ministerio de la Producción, en los protocolos de bioseguridad, pero achaca a la actuación errática del Ministerio de Salud la falta de un acuerdo, por culpa de los cambios políticos y administrativos.
"En los últimos diez meses de conversaciones, el Ministerio de Salud ha cambiado su equipo técnico en múltiples oportunidades. Cada cambio ha significado empezar de cero nuevamente, ya que hay que volver a explicar a cada equipo el detalle del protocolo. Esto ha dado como resultado la paralización de 10 000 puestos de trabajo que no han podido reactivarse, así como el retraso en los estrenos, sin fecha definida, de producciones nacionales", afirma ANASACI.
La organización detalla que a final de marzo un informe de Salud Pública concluyó que las medidas propuestas por ANASACI en su protocolo de bioseguridad "contribuyen a disminuir el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 en salas de cine, antes, durante y después de la permanencia del público usuario, incluso con el expendio de alimentos y permitiendo un aforo del 50%". Sin embargo la propia institución no acabó haciéndolo realidad.
Los propietarios de los cines desean "reabrir en igualdad de condiciones que los demás países en Latinoamérica, que operan con protocolos de seguridad, aforo reducido y consumo de alimentos y bebidas", y afirman que es solo Perú el país donde las autoridades no permiten la misma situación, y quince meses después sus salas siguen cerradas, con más 10 000 puestos de trabajo perdidos.
"Estamos sumergidos en una brutal crisis económica y a una inminente aniquilación del sector. Pronto seremos testigos de la desaparición de diversos complejos de cines en el Perú por la apatía generalizada de este gobierno con nuestra industria. No matemos al cine que solo busca dar sano entretenimiento a la familia peruana", manifestó Mónica Verdeguer, presidenta de ANASACI.
Agrega que no se puede entender que puedan operar los restaurantes y los cines tengan prohibido servir comidas y bebidas: "No se encuentra una explicación válida para entender la diferencia entre compartir una mesa en un restaurante, versus comer dentro del cine donde incluso los clientes están mirando hacia una misma dirección, con casi ninguna interacción y en silencio".
Otros sectores de la industria audiovisual apoyan a ANASACI. El productor y cineasta Sandro Ventura ("No me digas solterona 2"), aporta argumentos para encontrar injustificada desde el punto de vista epidemiológico la prohibición de expender comida y bebida: "La venta de alimentos es algo indispensable para lograr una rentabilidad digna, más aún si tomamos en cuenta los altos impuestos que se asumen (más del 28%), los cuales perjudican a toda la cadena de la industria cinematográfica, incluyendo productores y cineastas. Eso se agrava cuando ves que restaurantes, bodegas, panaderías, cafeterías y demás negocios similares, venden alimentos, pero al cine no se le permite hacerlo. Esto no tiene lógica, pues en el cine todo es desechable y, a diferencia de una iglesia, por ejemplo, en una sala de cine no se habla y mucho menos se canta. La experiencia del cine ocurre dentro de una amplia sala, con renovación de aire continua, butacas que miran a una sola dirección y protocolos muy fáciles de implementar".
Por su parte, el distribuidor Carlos Hansen ("Django 3") subrayó que en el resto del mundo las salas van paulatinamente abriendo y no se han detectado fuentes de contagio entre los espectadores. "Después de un año y medio de iniciada la pandemia, está comprobado que decir que el cine es un punto de contagio es un error, ya que en países de Europa y en América Latina, donde los cines ya están abiertos todo se viene dando con normalidad y sin ninguna prueba de que los contagios sean mayores en el cine o por culpa de los cines. Ver películas es tan seguro como ir a comer. Podríamos decir que está demostrado que, con las medidas de higiene necesarias, con los aforos limitados y venta de comida con medidas sanitarias, el cine no es una fuente de contagio".
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La patronal asegura en un comunicado que lleva negociando "más de diez meses" con el Ministerio de la Producción, en los protocolos de bioseguridad, pero achaca a la actuación errática del Ministerio de Salud la falta de un acuerdo, por culpa de los cambios políticos y administrativos.
"En los últimos diez meses de conversaciones, el Ministerio de Salud ha cambiado su equipo técnico en múltiples oportunidades. Cada cambio ha significado empezar de cero nuevamente, ya que hay que volver a explicar a cada equipo el detalle del protocolo. Esto ha dado como resultado la paralización de 10 000 puestos de trabajo que no han podido reactivarse, así como el retraso en los estrenos, sin fecha definida, de producciones nacionales", afirma ANASACI.
La organización detalla que a final de marzo un informe de Salud Pública concluyó que las medidas propuestas por ANASACI en su protocolo de bioseguridad "contribuyen a disminuir el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 en salas de cine, antes, durante y después de la permanencia del público usuario, incluso con el expendio de alimentos y permitiendo un aforo del 50%". Sin embargo la propia institución no acabó haciéndolo realidad.
Los propietarios de los cines desean "reabrir en igualdad de condiciones que los demás países en Latinoamérica, que operan con protocolos de seguridad, aforo reducido y consumo de alimentos y bebidas", y afirman que es solo Perú el país donde las autoridades no permiten la misma situación, y quince meses después sus salas siguen cerradas, con más 10 000 puestos de trabajo perdidos.
"Estamos sumergidos en una brutal crisis económica y a una inminente aniquilación del sector. Pronto seremos testigos de la desaparición de diversos complejos de cines en el Perú por la apatía generalizada de este gobierno con nuestra industria. No matemos al cine que solo busca dar sano entretenimiento a la familia peruana", manifestó Mónica Verdeguer, presidenta de ANASACI.
Agrega que no se puede entender que puedan operar los restaurantes y los cines tengan prohibido servir comidas y bebidas: "No se encuentra una explicación válida para entender la diferencia entre compartir una mesa en un restaurante, versus comer dentro del cine donde incluso los clientes están mirando hacia una misma dirección, con casi ninguna interacción y en silencio".
Otros sectores de la industria audiovisual apoyan a ANASACI. El productor y cineasta Sandro Ventura ("No me digas solterona 2"), aporta argumentos para encontrar injustificada desde el punto de vista epidemiológico la prohibición de expender comida y bebida: "La venta de alimentos es algo indispensable para lograr una rentabilidad digna, más aún si tomamos en cuenta los altos impuestos que se asumen (más del 28%), los cuales perjudican a toda la cadena de la industria cinematográfica, incluyendo productores y cineastas. Eso se agrava cuando ves que restaurantes, bodegas, panaderías, cafeterías y demás negocios similares, venden alimentos, pero al cine no se le permite hacerlo. Esto no tiene lógica, pues en el cine todo es desechable y, a diferencia de una iglesia, por ejemplo, en una sala de cine no se habla y mucho menos se canta. La experiencia del cine ocurre dentro de una amplia sala, con renovación de aire continua, butacas que miran a una sola dirección y protocolos muy fáciles de implementar".
Por su parte, el distribuidor Carlos Hansen ("Django 3") subrayó que en el resto del mundo las salas van paulatinamente abriendo y no se han detectado fuentes de contagio entre los espectadores. "Después de un año y medio de iniciada la pandemia, está comprobado que decir que el cine es un punto de contagio es un error, ya que en países de Europa y en América Latina, donde los cines ya están abiertos todo se viene dando con normalidad y sin ninguna prueba de que los contagios sean mayores en el cine o por culpa de los cines. Ver películas es tan seguro como ir a comer. Podríamos decir que está demostrado que, con las medidas de higiene necesarias, con los aforos limitados y venta de comida con medidas sanitarias, el cine no es una fuente de contagio".
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