La crisis de Netflix: ¿Es posible el crecimiento permanente?
- por © Julio Borrero-NOTICINE.com
El hundimiento en bolsa de Netflix ha revuelto severamente el negocio de las plataformas de streaming; ahora se especula sobre qué compañía le tomará el puesto.
Esta semana, la plataforma de streaming Netflix ha presentado sus resultados, los cuales han dado mucho que hablar. En el primer trimestre del año, la compañía ha perdido 200 000 usuarios. Esto ha resultado en un desplome de sus acciones en la bolsa de Nueva York de hasta el 36% (a 222,4 dólares cada acción). Es la primera vez en once años que Netflix pierde suscriptores. Esto supone un desplome sin parangón para la empresa líder en los servicios de streaming. 55 000 millones de dólares ha perdido la compañía en valor de mercado.
Una de las primeras explicaciones señala al conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia, que habrían supuesto el fin de la presencia de Netflix en el país; esto es, 700 000 usuarios menos.
Además del conflicto, se entreve un estancamiento de la empresa, que en el primer trimestre de 2022 ha ingresado 1597 millones de dólares; menos que los 1706 millones del primer trimestre de 2021. Netflix esperaba además sumar en ese periodo 2.5 millones de nuevos usuarios, y ha terminado por perder unos 200 000. Parece haber jugado un gran papel en esto la subida del precio de la suscripción a 9,99 dólares.
El CEO de la empresa, Reed Hastings, ha hecho pública la intención de la compañía de bajar los precios de la suscripción y añadir anuncios que ayuden a la rentabilidad del servicio, así como de poner fin a la posibilidad de compartir cuentas. Se calcula que unos 100 millones de usuarios habituales no pagan por el servicio. Nuevas plataformas como Apple TV+ y Paramount+ parecen estar ganándole terreno, además de ser más baratas.
Los 221 millones de suscriptores a la plataforma parecen haber marcado un techo de crecimiento, al que se suma el ascenso de otros servicios como Amazon Prime Video o Disney+. Netflix espera perder dos millones de clientes en el segundo trimestre.
La bajada espectacular de la plataforma, sin embargo, parece ir en la línea de la natural diversificación y generalización de los servicios de streaming, que Netflix pareció monopolizar en una etapa primigenia. Algunos sectores apuntan a la poca calidad de la oferta audiovisual, que las nuevas plataformas compensan. Se dice también que los extravagantes esfuerzos de Netflix por ajustar sus producciones a los ideales de inclusividad social de Estados Unidos y Canadá han contribuido a esto. Elon Musk se ha referido al "virus woke".
Para algunos, estamos ante el inicio de un estallido de burbuja parecido al del negocio inmobilario. El exceso de oferta, en este caso unido a una inversión desaforada (presupuestos multimillonarios para las producciones o 2500 millones de dólares invertidos sobre el mercadeo y promoción) choca con la duda de que el principio del "crecimiento permanente" sea la única realidad posible.
Hace unos meses, en una conversación sobre el asunto de NOTICINE.com con un alto ejecutivo de la industria audiovisual, éste expresaba su intuición de que la idea de los propietarios de Netflix era posicionar como líder a su empresa para luego venderla y recoger beneficios. Lo que diferencia a la plataforma que surgió como videoclub por correo de su competencia es que no cuenta con antecedentes en la industria. Amazon tiene el respaldo de la mayor tienda online del mundo, y las demás son propiedad de estudios de Hollywood con una potente biblioteca propia... gratuita, lo que no ocurre con Netflix.
De momento lo que parece claro es que el gigante de la N va a reducir costes y abaratar producciones. Si plantea recurrir a la publicidad no es desdeñable que solo consiga acelerar su pérdida de clientes. Pagar y encima soportar los spots no suele gustar. Esa fórmula le ha costado por ejemplo a Movistar ser la última de las grandes en España, pese a haber sido la pionera.
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Esta semana, la plataforma de streaming Netflix ha presentado sus resultados, los cuales han dado mucho que hablar. En el primer trimestre del año, la compañía ha perdido 200 000 usuarios. Esto ha resultado en un desplome de sus acciones en la bolsa de Nueva York de hasta el 36% (a 222,4 dólares cada acción). Es la primera vez en once años que Netflix pierde suscriptores. Esto supone un desplome sin parangón para la empresa líder en los servicios de streaming. 55 000 millones de dólares ha perdido la compañía en valor de mercado.
Una de las primeras explicaciones señala al conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia, que habrían supuesto el fin de la presencia de Netflix en el país; esto es, 700 000 usuarios menos.
Además del conflicto, se entreve un estancamiento de la empresa, que en el primer trimestre de 2022 ha ingresado 1597 millones de dólares; menos que los 1706 millones del primer trimestre de 2021. Netflix esperaba además sumar en ese periodo 2.5 millones de nuevos usuarios, y ha terminado por perder unos 200 000. Parece haber jugado un gran papel en esto la subida del precio de la suscripción a 9,99 dólares.
El CEO de la empresa, Reed Hastings, ha hecho pública la intención de la compañía de bajar los precios de la suscripción y añadir anuncios que ayuden a la rentabilidad del servicio, así como de poner fin a la posibilidad de compartir cuentas. Se calcula que unos 100 millones de usuarios habituales no pagan por el servicio. Nuevas plataformas como Apple TV+ y Paramount+ parecen estar ganándole terreno, además de ser más baratas.
Los 221 millones de suscriptores a la plataforma parecen haber marcado un techo de crecimiento, al que se suma el ascenso de otros servicios como Amazon Prime Video o Disney+. Netflix espera perder dos millones de clientes en el segundo trimestre.
La bajada espectacular de la plataforma, sin embargo, parece ir en la línea de la natural diversificación y generalización de los servicios de streaming, que Netflix pareció monopolizar en una etapa primigenia. Algunos sectores apuntan a la poca calidad de la oferta audiovisual, que las nuevas plataformas compensan. Se dice también que los extravagantes esfuerzos de Netflix por ajustar sus producciones a los ideales de inclusividad social de Estados Unidos y Canadá han contribuido a esto. Elon Musk se ha referido al "virus woke".
Para algunos, estamos ante el inicio de un estallido de burbuja parecido al del negocio inmobilario. El exceso de oferta, en este caso unido a una inversión desaforada (presupuestos multimillonarios para las producciones o 2500 millones de dólares invertidos sobre el mercadeo y promoción) choca con la duda de que el principio del "crecimiento permanente" sea la única realidad posible.
Hace unos meses, en una conversación sobre el asunto de NOTICINE.com con un alto ejecutivo de la industria audiovisual, éste expresaba su intuición de que la idea de los propietarios de Netflix era posicionar como líder a su empresa para luego venderla y recoger beneficios. Lo que diferencia a la plataforma que surgió como videoclub por correo de su competencia es que no cuenta con antecedentes en la industria. Amazon tiene el respaldo de la mayor tienda online del mundo, y las demás son propiedad de estudios de Hollywood con una potente biblioteca propia... gratuita, lo que no ocurre con Netflix.
De momento lo que parece claro es que el gigante de la N va a reducir costes y abaratar producciones. Si plantea recurrir a la publicidad no es desdeñable que solo consiga acelerar su pérdida de clientes. Pagar y encima soportar los spots no suele gustar. Esa fórmula le ha costado por ejemplo a Movistar ser la última de las grandes en España, pese a haber sido la pionera.
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